Veintiséis

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-¿Estás segura? -preguntó Lauren.

-S-sí. -tartamudeo Camila.

-De verdad Camila, no tienes por qué hacerlo. No te veo segura.

-Laur, he tenido mucho estrés... Creo que lo necesito. De verdad, estoy haciendo esto por mi voluntad y bueno, me da curiosidad. -dijo Camila con la ojiverde sobre sus piernas.

Lauren salió del regazo de Camila y trajo con ella la caja en donde estaba la marihuana, o como le llamaban en Wetport "trip". Camila había oído sobre la marihuana e incluso la había olido por qué Shawn y Dinah ya habían fumado frente a ella, pero nunca se atrevió a hacerlo por que ellos la habían asustado con el famoso "mal viaje". La morena salió de sus recuerdos cuando vio en la cama una especie de aparato de cristal de tamaño pequeño con un tubo que le sobresalía por un lado, además de que este contenía lo que parecía ser agua; Lauren ya tenía un encendedor en la mano y con una especie de trituradora estaba destrozando la planta, dejándola como orégano. Ahora entendía el por qué de aquel sobrenombre.

-A ver... Creo que estoy asustada. -dijo Camila pensando bien lo que hacía.

-Si es así, cancelamos. No quiero que tengas mal viaje. -dijo Lauren sincera.

-¡Pues a eso le tengo miedo! -dijo Camila asustada.

-Amor, si vas a hacer esto tienes que estar relajada... Tú piensa que estas fumando un cigarrillo y ya. -calmó Lauren.

-¡Nunca he fumado cigarrillos! Carajo, soy muy virgen en estos temas. -dijo Camila suspirando.

Era algo contradictorio: tenía cierta curiosidad por saber que se sentía, y es que todo jóven es curioso, a esto agreguen el hecho de ser atrevido. Ella quería experimentar y saber de propia palabra lo que era fumar está... ¿Droga? Pero por otra parte venía su razonamiento: no por nada hacer este tipo de cosas estaba mal visto. ¿Que carajos iba a hacer? A la mierda, tal vez estaba muriendo y tenía poco tiempo, tenía que experimentar.

-Bien, me voy a relajar... Dame solo cinco minutos, ¿Vale cielo?

* * *

Esos cinco minutos se hicieron hora y media, tiempo en el cual se comieron los tacos mientras hablaban sobre aquella situación, Chris se había ido a una fiesta y sus padres estaban totalmente dormidos. Tenían la casa a su disposición.

-¿Vas a pedir más comida? -dijo Camila con el taco en la boca.

-Después de fumar da bastante hambre. -explicó Lauren con el teléfono en la oreja.

Camila ya no tenía miedo a sus padres o a ser descubiertas, ahora sólo tenía miedo a que el "mal viaje" hiciera de las suyas con ella; llegó a la conclusión de que ni siquiera sabía si estaba muriendo y si esa suposición era correcta, quería morir sabiendo que había hecho de su vida lo que ella quisiera. Era su vida, y al final del día, hay que aprovecharla para bien o mal. No escucho con exactitud la llamada de Lauren pero estaba casi segura de que había pedido pizza con refresco de cola, la ojiverde se dirigió a la ventana para correr la cortina y abrirla en su totalidad.

-Pues ya podemos empezar... ¿Estás segura de esto? -dijo Lauren con cierto nerviosismo.

Camila, cansada de que Lauren la tratase como a una bebé simplemente se levantó de la cama y se dirigió hacia ella como un ocelote tras su presa, la tomo fuerte por la cintura y la arrinconó contra la pared, tomándola en un beso húmedo y ruidoso en donde sus lenguas danzaban dentro de sus bocas de manera intensa.

-No me trates como a un bebé asustado si sabes que siempre suelo dominarte.

Lauren estaba sin aire.

Ojos de RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora