Diez

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Dowson:
¿Hay algo que quieras hacer hoy, ojitos?

Lauren:
Tal vez, ¿Quieres cumplir algún punto de la lista o solo algo random?

Dowson:
Dijimos que no nos forzariamo a cumplir la lista, solo íbamos a dejar que pasara... :P

Lauren:
Cierto... Bueno, entonces no sé qué hacer.

Dowson:
¿Te dejarían salir por la noche?

Lauren:
Considerando el hecho de que nuestras familias ya se conocen y nos han avergonzado de manera recíproca... Supongo que contigo sí me dejarían salir por las noches. ¿Que tienes en mente? ¿Acaso una pijamada?

Dowson:
Tal vez. Solo esperalo. Paso por ti a las 9.
Pd: Lleva algo cómodo.

Lauren leyó aquel mensaje y suspiró, aquella chica en definitiva la traía loca. Bloqueo su teléfono para después dejarlo en su cama, salió de su habitación en busca de sus padres para consensuar aquel permiso. Por suerte, su padre estaba en la sala frente al televisor mirando algún programa que la cadena televisiva local transmitía. Lauren respiro hondo y se dirigió en dirección a su padre.

—Papiiii. —dijo la ojiverde como toda una niña pequeña que derrite el corazón de su padre.

—Hola cielo, ¿Cómo está mi mujercita bella? —dijo el mayor, dándole un beso en la mejilla.

—Muy bien, pero ahora que lo dices... Podría estar mejor. —dijo Lauren haciendo su mejor gesto. Michael sabía lo que eso significaba.

Lauren siempre había sido una chica muy tímida a la cual le costaba desenvolverse, siendo esa la razón por la cual sólo contaba con su amiga Normani. Pero entonces llegó Camila y al parecer cambio todos sus estándares, pues de haber pasado a estar encerrada en casa leyendo o haciendo alguna otra actividad relacionada con sus clases, ahora salía mucho con Camila a distintos lugares. La morena se había ganado la confianza de los Jauregui, y eso era algo que facilitaba las salidas.

—Oh mi Dios, ¿Ahora a dónde quieres ir? —dijo Michael reconociendo aquel gesto.

—Salir con Camila pero... Por la noche. —dijo Lauren con una sonrisa.

—¿Pijamada a caso? —dijo Michael dudoso.

—Eso es obvio. —dijo la ojiverde medio mintiendo.

—¿Camila vendrá por ti? —preguntó el mayor y la ojiverde asintió rápidamente.

—Puedes decirle a tu madre que ya tienes mi permiso y solo falta ella...

—¡Pero papá! Ella no me deja salir...

—Lauren, cielo... Todas las veces que has salido con Camila ella te da permiso.

—Pero por qué es de día...

—El que no arriesga no gana. —dijo el mayor finalmente.

Lauren suspiró y levantándose del sillón, se encaminó al jardín donde probablemente estaría su madre recostada en alguno de los sillones frente a la piscina.

Clara se encontraba en el sillón, recostada y leyendo algún artículo económico del periódico de aquel día. Mientras notaba como Lauren se acercaba a ella.

—Hola mamá. —dijo la ojiverde saludando a su madre.

—Hola cariño, siéntate. —dijo Clara haciendo un espacio para su hija.

—Oye mamá... —dijo Lauren iniciando el tema de aquella conversación.

—¿Que pasa? —dijo Clara tomando un poco de agua.

Ojos de RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora