Veintitrés

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—¡CAMILA! —decía Lauren dándole bofetadas a una morena inconsciente tirada en el suelo.

Después de que la ojiverde le diera una importante noticia a Camila, está simplemente se quedó con una expresión ilegible y se desvaneció, cayendo directo al piso. Lauren pensó que se trataba de una broma, pero pasó un minuto y la morena no se levantaba del suelo; la ojiverde le dió una patada con algo de fuerza y Camila ni se inmutó, entonces, la ojiverde entro en pánico.

—Oh Dios, Camzi basta ya. Si esto es una broma te juro que te arrepentirás. —suplicaba la ojiverde sin respuesta alguna.

Pasaron dos minutos y entonces, a Lauren se le ocurrió una idea. Lamió su dedo índice y lo enterró dentro del oído de la morena. Tampoco reaccionó, entonces uso su último recurso; tomó el vaso de agua que estaba en el tocador y lo echó encima de Camila, quien reaccionó rápidamente.

—¿¡QUÉ DEMONIOS?! —dijo Camila asustada y empapada.

—Pues te desmayaste, estúpida. —dijo Lauren pasándole una toalla a la morena.

—¿De verdad? —preguntó Camila.

—Pensé que habías muerto. —dijo Lauren bromeando.

—AY, AGARRAME QUE YA RECORDE LO QUE ME DIJISTE. ¡¡¡DIOS!!! ¡¡¡VOY A IR AL XOXO!!! ¡¡AL FIN PODRÉ CUMPLIR MI SUEÑO!! ¡Y SERÁ CONTIGO! —gritaba la morena con emoción tomando su cabeza entre sus manos.

Lauren no podía hacer otra cosa más que sonreír, jamás había visto a Camila tan feliz como en ese momento. Ni siquiera se dió cuenta cuando Camila la tenía entre sus brazos, besándola de manera frenética y dejándola sin oxígeno. Reaccionó cuando la morena la tiró a la cama y se puso encima de ella.

—Qué. —beso. —Esta. —otro beso. —Pasando. —uno más.

—No preguntes. —respondió una Camila agitada.

Camila siguió aquello, bajando al cuello de Lauren el cual mordía y chupaba con gusto, algunas marcas tal vez se harían presente por aquello pero no importaba en absoluto, bueno, en ese momento. La morena dió un salto en cuanto sintió las manos de Lauren apretando su trasero y nalgueandolo, solo mordió su labio y puso sus manos sobre los pechos de Lauren, los cuales apretó por encima de la blusa que tenía puesta ese dia.

—Tocalos, por favor. No aguanto más

Y no bastó más que eso para que las manos de Camila se fueran directo a alzar la blusa de Lauren y ver aquel sostén blanco de la ojiverde, el cual se desabrochaba por enfrente cuando tocaron la puerta.

—¡Camila! Recuerda lo que te pedí hace rato.

¿Qué acaso las mamás tienen el don de interrumpir cosas interesantes?

Camila solo pegó su frente al pecho de Lauren y está río al observar el susto que había sufrido Camila.

—¿Qué te pidió tu mamá? —preguntó Lauren besando la cabeza de su chica.

—Ya tuve suficientes sustos por hoy.

* * * 

—Wow, no sabía que Ally cantaba tan bien. —dijo Camila mientras observaba el vídeo que se reproducía en su laptop.

—¿Sabías que Shawn también sube covers? —preguntó Lauren mordiendo una galleta.

—Yo fuí su primera suscriptora. —respondió Camila sonriendo.

—Los dos lo hacen muy bien, aunque Shawn debería tener aún más vistas. Y de Ally... No puedo creerlo. —dijo Lauren aún sorprendida.

—Ally se presentará en el XOXO cantando con Topic. Eso sí que es IN-CRE-Í-BLE. —dijo Camila con asombro.

—Y pensar que tú único talento es decir tonterías. —dijo la ojiverde riendo.

—Al menos tengo un talento, eh. —retó Camila.

—¿Estás diciendo que no tengo talentos? —preguntó Lauren.

—Se interpreta de esa forma, claro. —respondió Camila.

—Hablo español. —dijo Lauren en ese idioma.

—Yo también lo hago. —respondió Camila en el mismo.

—Se decir Parangacutirimícuaro.

—Otorrinolaringólogo.

—¿Qué?

—Pues estás diciendo palabras en español difíciles, ¿No?

—Camila... Eres taaaan.

—¿Hermosa? Ya lo sé, guapa.

Y entonces, Lauren simplemente se recostó en la cama y Camila siguió sus movimientos.

—Dime que me amas. —pidió Lauren cara a cara con Camila mientras la ojiverde pasaba los dedos por la cara de la última.

—Te amo, lo hago. —dijo Camila sin tapujo alguno sonriendo y cerrando los ojos.

—Dimelo en español. —pidió Lauren.

Te amo, lo hago, enserio. —dijo Camila tocando los labios de Lauren.

—No logro comprender cómo comenzamos hablando de temas serios, hablamos de estupideces y simplemente terminamos diciéndonos cosas bonitas. —dijo Lauren con media sonrisa.

—Creo que es el amor, supongo. —dijo Camila cerrando los ojos al sentir como Lauren comenzaba a hacerle caricias en su cuero cabelludo.

—Deberiamos casarnos. —dijo Lauren cerrando los ojos, pues su visión se había tornado bastante borrosa de un momento a otro.

—Deberiamos hacerlo, la vida es muy complicada y no sabemos nunca lo que pueda pasar... —dijo Camila con un nudo en su garganta.

Nadie rompería aquel estrellado vidrio primero.

—¿Cuánto llevamos conociéndonos? ¿Meses quizás? —preguntó Lauren.

—Tenemos conociéndonos un total de nueve meses, veinte días y diecinueve horas. Aunque tengo tu beanie gris por qué me lo regalaste cuando cumplimos cinco meses saliendo. Pero puedo asegurarte que siento que te conozco desde hace tres vidas atrás, y estoy sumamente segura de que me quiero casar contigo, Lauren Jauregui, lo estoy. —dijo Camila.

—Es que parece tan irreal todo esto... Parecemos de esas parejas que se transmiten en la TV. —dijo la ojiverde.

—Somos una pareja un tanto disfuncional pero somos real, somos reales. Y honestamente espero jamás te canses de mí por qué estoy en un punto en el cual dependo de tí. Y si, se que es un tanto tóxico pero las cosas son así; me tienes, y me tienes de una manera plena y completa.

—Eres... ¿Recuerdas aquella vez que salimos con los chicos a la playa y miramos el atardecer? —Camila asintió. —Bueno, ¿Y recuerdas como Shawn y Preston peleaban por aquellas gafas de sol con los cristales rosas?

—Claro, se miraba genial el cielo con esas gafas. —respondió Camila.

—Pues eres eso, eres como un filtro rosa... Más bien, eres más que eso. Eres una forma de ver la vida, eres una visión totalmente distinta de la misma. Tan solo mírame... Yo era una ermitaña de primera y no tenía a nadie más que a Normani, ahora sin siquiera ir al colegio tengo muchos amigos y sobre todo, te tengo a tí. —Camila sentía que su corazón se salía de su pecho por el frenético movimiento que sentía dentro, todo esto que le decía Lauren le daba vida, más vida que los medicamentos que se autorecetaba.

—Gracias por tanto, señor metro. —solo dijo la morena.

—Gracias por tanto, señora vida. —dijo Lauren.









Prometo ponerme a escribir para acabar la obra pronto. Saludos y gracias por estar.

Ojos de RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora