Capítulo 4: La segunda visita

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Pactamos la segunda visita para el viernes, revisaría ahora la laptop de la mamá de Eliza, que según me dijo ella, era un poco vieja, pero cumplía bien con su labor, además casi no la usaba, sólo una vez por semana para ver recetas, revisar su correo electrónico y jugar un poco al solitario.

Al llegar, toqué el timbre y salió Eliza con una hermosa sonrisa, tal como la primera vez, pero en ésta ocasión, ya no usaba la bata, en su lugar, vestía una blusa ombliguera amarilla, un jean algo apretado, y unos tenis blancos.

- Sigue Santi, ya puedo decirte "siéntete como en tu casa" jeje - Picando el ojo y tomándome del saco para que entrara a la casa
- Gracias, un placer poder servirte

Entramos a la casa, me condujo al comedor de la casa, sacó una silla y fue en busca de la laptop, al regresar me dijo con tono como de obviedad

- Pero siéntate que para eso era la silla, ya te dije... Como en tu casa
- Gracias pero no sabía, imaginé que la silla era para ti y yo no iba a ser tan aprovechado de ir a sentarme
- Debiste haberte aprovechado - Dijo Eliza, pasando la lengua por sus labios, humedeciéndolos
- Muéstrame entonces - Dije sin poner mucha atención a sus labios, ahora prefiero no ser tan iluso, en mi condición es mejor pensar que todas esas cosas, sólo le pasan a otras personas, no alguien tan simple como yo
- Qué te muestre qué? - Con una cara de asombro en broma
- Pues tu equipo, digo, la laptop de tu mamá, ya me estás haciendo confundir, ponte seria Eliza
- Jajajaja tan bobis, mira, la laptop, revísala como hiciste con la mía y comprueba que no tenga virus o cosas raras

Recibí el equipo, lo conecté, encendí, y mientras cargaba el sistema, Eliza sacó una silla y se acomodó muy cerca de mí, se inclinó a mí oído y me susurró:
- Entonces será que te hago confundir, o que te pongo nervioso?

Pero me "salvó la campana" ya que justo en ese momento, Eliza recibió una llamada de su madre
- Bueno Santi, si no es mucha molestia podrías acompañarme hasta las 7pm? Mi mami acaba de avisarme que sale tarde, hasta las 7, entonces hasta las 8pm estará llegando aquí
- Pues de poder, puedo, pero no creo demorarme tanto con la laptop de tu mamá
- Pero si quieres? Tampoco quiero obligarte, si tienes otra cosa que hacer, lo entiendo
- Jejeje, no señorita, no tengo nada más que hacer, por lo menos no hoy
- Ya está! Decidido! Entonces vas a quedarte - Dijo Eliza, muy sonriente y abrazando mi brazo izquierdo

Empecé a revisar el equipo, comprobé ciertas cosas, Eliza se la pasaba mirándome, y cada que coincidíamos en la mirada, me daba una gran sonrisa, seguida de una mirada hacia abajo, terminé al cabo de una hora y media, nuevamente Eliza revisó el equipo, y la verdad no tenía mucho, sólo un virus, nada inofensivo, porque el antivirus estaba desactualizado, un par de programas basura, pero no dañinos que igual eliminé, en general estaba bien mantenido el equipo a pesar de esos detallitos; al finalizar Eliza apagó el equipo y lo desconectó.

Eliza me tomó del brazo y me invitó a sentarnos en el sofá, agregando:
- Quieres ver televisión?
- Pues podría ser... Pero, y si mejor hablamos un rato, para poder ver todas las expresiones que sueles hacer con emojis
- No digas eso bobis que me haces sonrojar, más bien responde algo, alguna vez te has enamorado?
- Sí, en 2 ocasiones
- Y fuiste novio de esas 2 chicas?
- La primera sí, pero la segunda... No...

Al traer a Jessica a mi mente, me puse triste y mi ánimo empezó a decaer, mi cara parecía expresarlo también; por alguna razón, Eliza puso su cabeza contra mi hombro, quise mirarla para proponer un cambio de tema y rápidamente se acercó ella, dándome un ligero beso en la mejilla, pero que al yo girar, creé un espontáneo beso en nuestros labios, muy corto, pero beso.

Eliza, giró rápidamente al caer en cuenta de lo que acababa de suceder, estuvimos mirando al frente el televisor apagado, sin mencionar nada, hubo silencio por cerca de un minuto.

- Discúlpame, fue mi culpa, yo giré - Tuve que decir, para cortar tanta tensión que se sentía
- No tienes nada de que disculparte, en medio de todo, fue bonito, y me gustó
- En serio? Porque de verdad no lo hice a propósito, fue accidental
- Lo sé, no te preocupes, nada como un beso inocente y accidental de un hombre como tú - Giró para verme y guiñarme el ojo - No dejemos que parezca raro, me gustó, así que quisiera preguntar algo más íntimo si no te incomoda
- No sé, dime tú... - Respondí con cierto tono curioso
- Santi, qué te gusta físicamente en una mujer?
- Pues la verdad, mis gustos son "bobos"
- Jejeje, por qué? No tienes que decir eso, cuéntame de tus gustos
- Bueno, físicamente, me gustan las chicas de cabello largo, oscuro, ondulado o liso, no tengo preferencia en si es delgada o gordita, sólo que en mi mente pueda decir que es bonita, con eso ya basta, lo único es que no me gustan las rubias, por raro que suene...
- Vaya que sí es raro, a todos los hombres les gustan las rubias, y disculpa las palabras, pero que además sean tetonas, culonas, y con cintura de avispa
- Lo sé pero, suelo considerarme "raro", además que a pesar de ser como soy, como te he contado, me va super mal en temas amorosos; y haciendo un paréntesis antes de darte la palabra, la cintura de avispa como le dices, es otra cosa que no me gusta, la verdad, las prefiero lo más natural posibles, en todo sentido, hasta en maquillaje, o sea, poco o nada de maquillaje, eso gana puntos conmigo en una mujer.
- Vea pues! Eso sí que es sorprendente, que exista un hombre que piense así, y tenga esos gustos, lo admito es raro, pero no lo tomes a mal, al contrario, es de admirar, yo por cierto tengo cabello largo, oscuro, liso, soy natural, casi no uso maquillaje, por si no lo has notado, aunque peso 75 kilos... - Dijo ella inclinando un poco su mirada al suelo
- Lo sé, pero si fuera el caso, el peso no sería un problema para mí, la verdad te veo muy bien! Es sólo que... - Y llegó a mi mente la imagen de Jessica
- Entonces quieres decir que te gusto, o podría gustarte? - Preguntó Eliza de manera alegre y cortando mi recuerdo
- Sí, podría ser... - Aunque no pude terminar de hablar, y me faltaba añadir algo respecto de quién invadió mi mente hace unos segundos
- Otra pregunta, y ahora sí disculpa, si soy aún más indiscreta, pero, con cuantas chicas has tenido... Tu sabes, ñiqui-ñiqui? - Eliza se sonrojó al decir aquellas palabras, parecía una niña pequeña hablando de temas inapropiados
- Pues a riesgo de que no me creas, aunque no tengo porqué mentir, sólo una, así como te reitero que sólo me he enamorado de dos chicas en la vida
- Mmm... Interesante Santi... Y tienes algún fetiche o fantasía, sexual? - Por alguna razón a Eliza le brillaron los ojos
- Sí, pero, me da pena hablar de eso contigo, bastante pena para ser sincero
- Dale, cuéntame Santi, yo quiero saber
- Pero es que me apena mucho, en serio, es apenas la segunda vez que te veo en persona, y no quisiera darte una mala impresión
- Dale, dime, por fis, mira que ya llevamos muchas noches chateando, sabes? Te propongo algo, a cada cosa que me cuentes, yo te digo algo muy personal mío, para que te sientas en igualdad de condición, yo tampoco le he dicho nada a nadie de las cosas que pudiera contarte, si tu me cuentas por supuesto - Eliza insistía y tenía una sonrisa pícara en su cara, le causaba mucha curiosidad saber de mi mentalidad sexual

- Bueno está bien, pero igual me da pena - Siendo yo quién ahora se sonrojaba e inclinaba la mirada hacia abajo.

La Rosa del Jardín de ElizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora