Capítulo 17: Besando la 'rosa'

362 9 1
                                    

Eliza se acercó a mi, besándome apasionadamente, jugando con mi lengua a su antojo, yo la succionaba en ocasiones, y pasaba mi lengua por debajo de la suya, ella me daba pequeñas mordidas, pronto nuestras bocas estaban muy mojadas por tanto movimiento. Se puso de pie y tomando su celular, empezó a grabarme.

Liz dejó caer su vestido de flores, quedando yo en shock al ver tan esbelta silueta, adornada con un brasier morado de encaje sin estructura que moldeaba naturalmente sus pechos, en cuanto al panty, se trataba del bikini azul aguamarina, me encantaba ver esos encajes que adornaban tanto el cuerpo de Liz; se arrodilló en el colchón y gateando hacia mí, se acercó, acariciando mis piernas, mi pecho, mis hombros, para finalmente llegar a mi boca, sin dejar de besarnos, condujo una de sus manos hacia mi "bulto" que ya se encontraba de gran tamaño, me quitó la camiseta que llevaba, desabrochó el cinturón, me quité el jean, y ella me quitó a la fuerza mis calzoncillos, era la primera vez que Liz podía ver mi pene, se percató de la forma especial de mi miembro, lo tomó con fuerza, no tardé en empezar a mojarme produciendo líquido pre-seminal, Eliza quiso lamerlo, así que acercándose a mi pene, sacó su pequeña lengua, y dio una generosa lamida, luego besó y chupando mi glande, lo succionaba como queriendo sacar más de aquél líquido, movía su lengua sin parar al rededor de mi miembro, y regresaba a chupar mi glande como si fuera una chupeta, movía ágilmente su lengua, pero la detuve.

Cambiando de posición, me hinqué detrás de ella, sin permitir que cambiara su pose "en cuatro", empecé a besar y morder sus glúteos, que los tenía a plena vista, aquél cachetero de encaje, me ponía muy caliente, luego vi sus estrías, y las besé un buen tiempo, avanzando lentamente y muy despacio, hasta acercarme a su entrepierna, la rocé con mi nariz, y percibí que ya estaba caliente, parte de su cachetero estaba ya húmedo, lo empecé a retirar, observando un hilo transparente que se formó de aquél néctar tan excitante par mí, quité por completo su bikini, y por detrás empecé a besar los labios de su vulva, lentamente por los lados, besando cada pequeño centímetro de su 'petalos', su clítoris ya estaba hinchado, lo rocé levemente estirando mi lengua, ya que por la posición me quedaba algo lejos, pero Liz igualmente se estremeció un poco, con aquella sensación, y recordando una de las fantasías de Eliza, llevé mis labios húmedos, despacio, de su clítoris, pasando por sus labios externos, rozando su periné con mi lengua, hasta llegar a su ano.

Luego de dar ése primer beso allí, di una gentil lamida, y Eliza dio un gemido, acompañado de un arco que hizo con su espalda, como si hubiera sido muy intensa mi lengua en su ano, continué dando pequeñas lamidas, hasta que ella en cierta manera lograra acostumbrarse, me di cuenta que luego su ano empezaba a dilatarse, y ya estaba lo suficientemente excitada, continué lamiendo resbalando unos milímetros mi lengua en su ano, Liz gemía y gemía a la vez que tocaba uno de sus pechos, notando que de su vulva, empezaba a gotear su líquido, habiendo visto cómo caía a su cama, preferí regresar un a su 'rosa', Liz reposó su pecho sobre la cama, dejando su hermoso trasero bien parado a lo alto, erigiéndose como un gran monumento a la belleza de un bonito trasero, en tal posición tenía un mayor acceso a su clítoris, el cual lamí despacio, mientras con mis dedos acariciaba las estrías que tenía Liz cerca de su cola, quería hacer un mapa mental de su cuerpo, sin perder ningún detalle.

Subí mi lengua un poco, desplazándome del clítoris a su vulva, ésta vez lamiendo delicadamente, cada pétalo de la 'rosa', cada pliegue de sus labios, pronto brotó más cantidad de líquido lubricante de su interior, el cual bebía como si se tratara de un elixir, deslicé mi lengua a su interior, el cual estaba muy caliente, explorando aquélla 'rosa', continué bebiendo sin parar, Liz de un momento para otro, comenzó a mover su cintura un poco de adelante hacia atrás contra mi rostro, así que empecé a agitar mi lengua en su vagina, a la vez que uno de mis dedos jugaba con su clítoris, para que luego de unos minutos el movimiento de sus caderas, terminara en un gran orgasmo lleno de placer, acompañado de un gran squirt, bebí lo que más pude, pero dada la posición, se derramó parte de su líquido sobre la cama y Liz finalmente cayó rendida sobre la cama, exhausta.

La Rosa del Jardín de ElizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora