Capítulo 5: La confesión

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- Cuéntame entonces cada una de tus fantasías y fetiches Santi - Dijo muy interesada Eliza
- Primero, me encantan las chicas con ropa interior de encaje, sea cual sea, una tanga, un cachetero, un brasier, a mi parecer. tiene un toque especial con sus curvas
- Interesante, porque creo casi toda mi ropa interior es de encaje...
- Y bien, tu turno, cuéntame algo - Reafirmando mi intención de hacer valer la propuesta que ella misma hizo, sobre contarme algo íntimo, a cada cosa que yo le contara
- Bueno, pues respecto de la laptop, y para ser sincera, sí admito que veo porno y me gusta mucho, por eso estaba lleno de eso mi, cómo dijiste, historial?
- Interesante, eso me gusta en una chica, la mezcla de personalidad inocente con lujuria; y sí, se llama historial
- Y yo podría... Pero cuéntame más, dime otra cosa - Dijo Eliza, acercándose un poco
- El siguiente fetiche no sé como lo tomes, espero que no a mal, pero si bien también busco porno con ése contenido, ya en persona la cosa se limitaría a una chica que conozca y además que sea cercana, o que quizás la quiera, no cualquier aparecida - Respondí lo más serio posible
- Uy de qué se trata, pareciera algo muy... Serio, no sé cómo expresarme, así que dime ya!
- Se trata de una especie de adicción o fetiche intenso, la palabra como tal es "pubefilia"
- Pube, qué? - Dijo muy extrañada Eliza - Seguro tiene que ver con pubertad quizás, o sea que te gustan de pronto muy niñas, o depiladas, o apenas con pelitos...
- Jajaja, me hiciste reír señorita, no puedes estar más perdida
- Explícame más bien en lugar de burlarte de mí - Dijo emocionada, además con ambas manos, tomó una de mis manos y no la soltó
- Mira, es todo lo contrario de algo que mencionaste, tiene que ver con un gusto o atracción sobre el vello púbico, digamos que mientras más "al natural" esté la chica que me guste, mucho mejor, piensa en eso como una especie de afrodisíaco, si la chica que me atrae está "al natural" , podría darle un extra más a mi apetito sexual
- No lo puedo creer - Respondió Eliza con tono entre jocoso y bastante sorprendida - No sabía que existiera esa clase de gusto, y más en la actualidad, donde lo más común es que todos los hombres nos pidan eso, y que todas las chicas se depilen, lo he visto en porno, y por mucho dejan un poquito recortado con ciertas formas
- Sí tienes razón, por eso es más complicado para mí, encontrar una chica que me de gusto al 100% en mis gustos especiales, que son básicamente esos dos
- Mmm... Sabes algo? Y de paso te respondo mi confesión
- Dime - Eliza se acercó a mi oído y susurrando me dijo
- Yo nunca me he depilado "ahí abajo", sólo las piernas y las axilas - Habiendo dicho ésto, Eliza movió sus manos y la mía con ellas, hacia su pierna, un poco arriba, justo encima de la zona de la entrepierna, sin tocar nada, pero sí sentía como emanaba algo de calor de aquella zona
- Pues eso sí me podría interesar muchísimo señorita, porque de por sí, ya me pareces una chica muy interesante, y muy atractiva

Sin pasar ni tres segundos, Eliza se lanzó a besarme, un beso francés como se debe, con lengua, ambos cerramos los ojos, y mantuvimos el beso por un buen tiempo, no sé cuánto, pero lo suficiente como para que "mi amigo se asomara".   Eliza detuvo el beso, con una gran sonrisa, al notar mi "bulto" soltó mi mano, pero sin mover la mía de aquél sitio y con una de sus manos empezó a acariciarme levemente, como dando roces sobre mi miembro erecto, parecía intrigarle, y sin detener el vaivén de su mano, agregó:

- Bueno ahora quiero saber de tus fantasías
- Aquí si debo decir que son muy comunes, por ejemplo:
- "La colegiala" - Hablamos al unísono, agregando una carcajada ambos al notar el coro que hicimos
- Sabes, a mí aún me falta un año para graduarme del colegio, entonces sigo siendo una colegiala... - Guiñándome el ojo, nuevamente mordiendo uno de sus labios, y sin dejar de tocar mi "bulto", al contrario, cada vez lo iba apretando más, como descifrando la forma y tamaño usando sólo el sentido del tacto
- La verdad, si me gustaría mucho verte con ese uniforme, la falda, las medias blancas largas, en fin... Pero bueno,  cuál sería tu confesión?
- ...Me gusta mucho tocarme cuando estoy a solas, y me mojo mucho cuando lo hago, ya sabrás de qué era la mancha en el cachetero que te regalé - Respondió Eliza, pero susurrándome al oído, ya que parecía tener cierta pena por decirme esas cosas, pero generaba un efecto de ternura en mí, el que ella lo hiciera de esa forma
- En serio? No puede ser, yo como no te conocía, la primera vez que los sostuve, tuve duda de si tendrías novio o no, y por eso no me atreví a...   Pero bueno eso es algo que siempre me ha encantado en una chica, que se moje, entre más se moje, mucho mejor para mí, eso es un néctar de dioses!
- Jajaja, tú me haces reír mucho con tus cosas - Eliza se veía hermosa al sonreír
- Pero es la verdad, encuentro muy exquisito aquél "néctar"
- Jejeje, una pregunta un tanto, indiscreta, qué pasaría si metiera mi mano en tus calzoncillos, en éste momento? - Hubo silencio de mi parte por unos segundos - Hola? Santi?
- Mmmm... No sé, me tomarías por sorpresa y me podría muy nervioso
- Tan nervioso te pongo yo? Y eso que iba a preguntar qué fue lo que no te atreviste a hacer con mis cacheteros...

Eliza se acercó un poco más, estando a centímetros de su boca, se escuchó como entraba una llave en el cerrojo de la puerta de la casa, y Eliza se puso rápido de pie, alejándose de mí, y fue a saludar a su madre, quien estaba llegando a la casa; me presenté con ella, me pidió mi diagnóstico del computador; Eliza, se comportó de nuevo normal, e inocente ante su madre; y sin dar espacio a mucha charla, cobré el dinero de mi servicio, cubriéndome con la mochila, me despedí y regresé a mi casa.

La Rosa del Jardín de ElizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora