Me acaricio las sienes cuando la alarma suena, el día de ayer había terminado agotado me había dedicado a recorrer las calles del vecindario en patineta y de paso fui a casa de mis abuelos la cual queda a unas cuántas calles de la mía, miro por la ventana y el sol ni siquiera ha salido, me levanto de entre las sábanas y enciendo las luces por completo, mi reloj marca las cinco y media, segundo día y ya no quiero ir más, entro a al baño para darme una ducha me veo frente a al espejo me deshago de mi piercing y lo dejo a un lado, pensaba hacerme expansiones este año por mis dieciocho el cual es en unos meses pero eso obviamente que eso no va a pasar. Mi cabello está más largo de lo normal por lo que varios rizos se crean, a este paso ya parezco Jordan con el cabello largo y desordenado, pero de una u otra forma me gusta por lo que solo voy a recortar los lados, entro a la regadera me doy una corta ducha para así terminar de alistarme y salir de casa. Me veo frente al espejo de cuerpo completo la camisa me queda algo floja al cuerpo los pantalones me quedan apretados ya que mi madre se equivocó en la talla.
— ¿Comerás algo? — mi madre me pregunta cuando bajo por las escaleras.
— No tengo hambre compraré algo luego. — Tomo las llaves de la pequeña mesa que se encuentra cerca de la puerta ya que ayer las dejé ahí. — ¿Ya se fue papá? — me detengo por unos segundos para preguntarle.
— Sí, debía pasar por algo a la oficina, algo que debe entregar si no me equivoco, se ha llevado a Jordan irá por eso y luego lo irá a dejar al colegio. — le respondo con un "ya veo" y ella me responde con un "nos vemos en la tarde". Cierro la puerta detrás de mí para dirigirme a la parada de autobús, espero por unos minutos y el autobús no tarda en pasar, me siento en medio del transporte que por la hora y para mi suerte está algo vacío miro por la ventanilla frustrado ante el dominante silencio, cada que salgo siempre llevo mis auriculares junto a mi móvil conmigo y ahora sin ellos incluso el corto viaje se siente irritante, cansado y largo. El autobús avanza muchas calles y en diez minutos ya solo faltan diez cuadras para llegar suspiro aliviado me acomodó en el asiento aprieto la mochila contra mi cuerpo y de pronto el autobús se apaga, las pocas personas que van en él se levantan y le preguntan al conductor que sucede, este lo intenta encender pero no pasa nada, lo hace de nuevo y el autobús enciende me siento aliviado por largos segundos incluso suelto el aire que estaba reteniendo el autobús solo logra avanzar media cuadra y se apaga, lo intenta encender y esta vez no pasa nada el conductor se disculpa con todos y nos dice que debemos abordar otro autobús y que no tardará en pasar, varias personas se baja del autobús, «mierda» se repite en mi mente, bufo por lo bajo me faltan varias calles por recorrer, reviso el reloj de color negro que yace en mi muñeca el cual marca las seis y cuarenta, en cinco minutos no voy a llegar no caminando, me bajo del autobús tomo mi mochila me la cuelgo en la espalda y lo único que me queda es correr, camino lo suficiente como para alejarme de las personas cuando me cercioro que nadie está cerca mío y que no me pueden ver comienzo a correr, cada cuadra se siente eterna, corro lo más rápido que puedo pero aún no es suficiente, aunque cuando vivía en Los Ángeles corría todos los días por la tarde el tener que llegar en tan poco tiempo me abruma.
Solo logro avanzar dos cuadras y ya mi reloj marca las seis y cuarenta y cinco, sigo corriendo esta vez para por lo menos no llegar a las siete, sigo corriendo y puedo sentir algunas gotas de sudor crearse en mi frente, aparte de llegar tarde voy a llegar sudado un asco para ser el segundo día. Cuando creo que el corazón se me va a salir del pecho llego a la cuadra en la que se encuentra el colegio, me detengo en la esquina para tomar aire y lograr calmarme si entro así lo más posible es que crean que soy una especie de loco, me limpio el sudor con la manga y comienzo a caminar más despacio, me paro frente al portón y toco el timbre porque ¡Ya está cerrado! Miro mi reloj el cual marca las siete con un minuto es broma han cerrado en punto, a los segundos de haber tocado la misma señora que me quitó los auriculares ayer abre la puerta con una mueca, me deja pasar, pero no si antes decirme.
— Debe firmar esto — señala un libro de pasta roja que se encuentra en una pequeña mesa cerca de la entrada al pasillo — es el libro de llegadas tarde, cada vez que usted llegue tarde deberá anotarse ahí ya que hay una sanción por eso. — me miro con una mueca, me acerco para tomar el bolígrafo de tinta azul — Coloque su primer nombre y primer apellido, su año y su sección — asiento colocando "Joshua Dun Segundo B" ella me mira satisfecha, con un asentimiento me da entender que esto, me doy la vuelta para irme, pero le escucho decir — Ya todos están en su salón así que suba al suyo directamente. — asiento, atravieso la primera verja y luego el pasillo para encontrarme con la segunda verja y las escaleras, subo estas con cuidado estas y despacio ¿Sanción? En serio recibiré un castigo por esto.
Al entrar al salón lo primero que veo es a la maestra de literatura que aún no logro aprenderme su nombre frente a todos hablando sobre lo que alcanzo escuchar una tarea.
— Joven ¿Dun? No es así — asiento con vergüenza al ver como todos me miran incluso el chico de cabellos castaños su mirada impasible me hace sentir mas ansioso de lo normal. — Bien, pase adelante siéntese junto a Urie porque es el único asiento vacío y desde ahora deberá sentarse ahí — deja de mirarme solo a mi y ahora se dirige a toda la clase — eso va para todos, el lugar en el que están sentados hoy será el lugar donde deberán sentarse todo el año. Urie explíquele la actividad a Dun mientras escribo en el pizarrón los requisitos. — la maestra de cabellos rubios y ojos claros me sonríe y se gira para comenzar a escribir, paso detrás de ella y me siento junto a Brendon.
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Religious [Joshler]
FanfictionTyler un estudiante sobresaliente de un colegio religioso, Josh es el chico nuevo que pondrá su mundo de cabeza.