El pasado.
La primera vez que la besó, ni siquiera se dio cuenta del peso de sus acciones. Tenía diecinueve años, es fresco e ingenuo, y es tres años mayor que ella; están en un jardín, rodeados de flores florecientes y todo tipo de colores extravagantes, bajo una fogata de madera. Hace sol, ninguna nube a la vista.
Yoongi sostiene la mejilla de Hwa y vuelve a tirar de su labio como siempre lo hace. Sus ojos se ajustaron a sus labios rosados momentáneamente, ella sonríe a sabiendas, presionando un ligero toque de pluma a su lado, es todo el consentimiento que necesita, y Yoongi se inclina.
El beso no dura más de tres segundos, pero se siente como toda una vida, cuando él se retira, ella sonríe ampliamente con su mirada en el cemento
— Eso estuvo bien – termina, metiendo un mechón de pelo detrás de la oreja.
— He querido hacer eso por un tiempo, no sabia si tu
— Ha sido suficiente, Yoongi – ella dice, apartando la mirada con una sonrisa tímida, atrapa el rubor en sus mejillas y presiona sus dedos contra ellas, tal vez sea la luz del sol o su beso, pero está caliente bajo su toque.
— Todavia estamos listos para el show de esta noche ¿verdad?, mi mamá esta fuera de la cuidad, pero nos ha dado el visto bueno
— No me lo perderia, me moria por ir
— Oh bueno, solo temí por un segundo que tal vez no querías ir conmigo – Ella toma su mano con dos de las suyas, y lo mira con seriedad.
— Te subestimas a ti mismo algunas veces, ¿sabes ir con – ella hace una pausa — siempre serás tú –Yoongi le agradece con un beso en la sien, un gesto casto que significa más de lo que las palabras podrían.
— Deberiamos conseguir algo de comida para colarnos para que no tengamos que pagar mas tarde – Él se ríe, tomando su mano entre las suyas – ¿verdad – Cuando Hwa no responde, él la mira y su corazón se acelera en un instante, hay un cambio en los ojos de Hwa, una mezcla de pánico y algo más, Yoongi no puede poner un dedo en él, son las nubes oscuras que ruedan desde el oeste, cubriendo el sol que una vez brillaba.
Es ominoso, aterrador y Yoongi mira ansiosamente mientras Hwa tropieza un poco, él la sostiene, con la mano alrededor de su cintura para no dejarla caer.— ¿Que pasa Hwa? – pregunta con urgencia.
— Yo... –se tranquiliza, sentada sobre las piedras. —Me siento mareada.
—¿Comiste algo mal? ¿Quieres algo de agua? – él dice, está corriendo dentro antes de que ella conteste, le toma menos de dos minutos obtener una taza de weater, pero cuando regresa, ella ya no está con él. Está lloviendo, como los cielos se han vuelto hacia él.