Capítulo XVII: Tumba

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Asaf


—¡No la siento! —exclamo, aturdido, en medio del bosque. Mis ojos divagan entre las ramas de los árboles que se agitan sin cesar ante el viento vigoroso—. ¡No está!

Caigo de rodillas.

Cansado.

Así me encuentro después de tratar de rastrear su aroma.

—Sabes muy bien que su aroma, aunque débil, se encuentra en este sitio —declara Adrien, rodeando el sitio.

El cual empieza a absorber de apoco la luz que brinda la llegada del amanecer. Y con eso, sé que las posibilidades de encontrarla disminuyen. Nuestros poderes no son tan efectivos en el día.

—¡Maldición! —vocifero, llevando mis manos hacia mi cabeza. La misma que está al borde de una presión abismal por las interrogantes que llegaron con las declaraciones de Edmar.

—Debimos hablar de esto con la familia —comenta Adrien, acercándose hacia mí.

Dejo mi frustración a un lado y me levanto para dejarle en claro que no permitiré que ellos se interpongan en esto.

—Lo siento, Adrien... —empiezo a decir, fijando mi mirada en él y dejando ver en mi tono de voz mi disgusto—. Pero ellos no se verán involucrados —recalco.

Él desvía su mirada hacia el suelo. Aprovecho ese momento para darle la espalda y seguir con mi búsqueda. Un paso tras otro hacia el frente entre la maleza, pero una atracción hacia un árbol en especial me entretiene.

Voy hacia ahí.

Un árbol de olmo.

Toco su tallo y lo rodeo.

Pero no hay nada.

No.

Por supuesto que hay algo.

Noto un pedazo de tierra que ha sido trabajada al final de las raíces expuestas. Me conduzco por aquella rareza y sin pisarla me doy cuenta de algo más. Una piedra está encima. Me acerco a tomarla. Antes de que mi mano pueda ser capaz de hacer contacto con mi objetivo, Adrien interviene.

—No la toques. —Sujeta mi muñeca y me aleja junto con él lejos del rango de la tierra.

—¿Qué no ves? —cuestiona, al soltar mi mano.

Sigo su mirada que se dirige hacia el mismo lugar donde me alejó.

Entonces, y solo entonces, soy capaz de esclarecer mi visión. Lo que tengo a unos pasos frente a mí es una tumba. Siento la muerte rodear el sitio. El alma de la persona enterrada aún no ha sido extraída. Es reciente. Su muerte está tan fresca como aquel nombre picado en la piedra.

—Es una tumba —comento, sin despegar mi mirada de ahí.

La salida del sol va despejando el rastro. Todo se empieza a esclarecer. Mi instinto me dice que hay algo más en esa misteriosa tumba.

—Aquí... —Su olor.

—Sí, aquí estuvo ella. —Termina por mí.

Giro de inmediato hacia él que se encoje de hombros.

—Es su víctima —expongo. Más que una simple frase, es una afirmación.

Lo sé.

Su aroma se filtra en mi olfato.

Respiro profundo, aspirando toda esa fugaz esencia que viene como regalo hacia el interior de mi cuerpo. Una esencia que es interrumpida por otro olor que no soy capaz de explicar a qué pertenece. Ni un demonio. Ni un humano. Ni un animal.

—¿Lo oliste? —pregunta Adrien, confuso.

Asiento.

Me vuelvo hacia la tumba.

Cierro mis ojos para ser lograr sentir quién más estuvo aquí. Escucho el sonido de las hojas caer, los pájaros trinar, los insectos andar...

No.

No lo logro.

—Tendremos que esperar la noche... —escucho a Adrien. Abro mis ojos de inmediato y dirijo mi atención hacia él que se acerca hacia la tumba—. Para poder venir y robar el alma de este cuerpo y saber de qué ha sido testigo antes de su muerte y después de esta.

—Pero...

—Pero nada —interrumpe—. Tenemos que estar aquí antes de la medianoche para evitar que el recolector se lleve el alma...

—Y se la entregue a la Muerte —interrumpo esta vez.

—Ajá —concluye.

Me siento inservible. Adrien de nuevo es el que más acto de presencia hace en este asunto. Primero con Edmar y ahora con su demonio que es más útil que el mío.

—Vamos a casa. —Empieza a rodear el árbol—. Tenemos que prepararnos para esta noche.

Lo dejo avanzar más para seguirlo.

De día soy aún más inservible.

¡Maldición!

Amber, dónde estás.

—Dónde estás —susurro.

Asaf...

Detengo mi paso a raya.



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¡FELIZ AÑO NUEVO! Por adelantado...

Aquí está la maratón. En un par de minutos subo el siguiente capítulo. 

Demonios de Día © - [Serie pesadillas] [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora