UNO

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Actualidad...

Emma

— Ey cariño, llevo media hora hablándote y tú ni me das bola — Mía apretó la boca en su puchero habitual, ese que me provoca unas ganas inmensas de hacerlo desaparecer a besos.

No pude resistirme a la invitación y busqué sus labios gustosa. Con mis ansias no me percaté qué tal vez no fuera el mejor momento pues evidentemente la había hecho hablar sola media hora, pero sus labios me llamaban y tan sólo deseaba disfrutarlos un segundo. Un suspiro proveniente de sus labios me confirmó que no era la única que necesitaba de esa cercanía en ese preciso instante.

Me separé ante la inminente ausencia de aire y me dediqué a observarla detenidamente.

— Emma Rodríguez... Tú y tu manía de arreglar todo a besos no me dan tregua —sonrió coqueta.

— Mía Guzmán tú y tus apetecibles labios no me dejan opción — le devolví la sonrisa agradada.

— Y en que pensabas tanto si se puede saber... — Mía enarcó una ceja.

— Claro nena yo... pensaba en el día que nos conocimos aquí en la uni, ¿lo recuerdas?— suspiré inevitablemente.

— Claro que lo recuerdo cariño, ya han transcurrido dos meses... Y pensar que al comienzo diste la guerra con lo que sentías por mí, aunque creo que aún la das — sacó la lengua burlona.

— Que va, yo no he dado la guerra, es sólo que no ha sido fácil descubrir y aceptar lo que me ha estado sucediendo contigo, tú sabes el proceso que hemos vivido para llegar a lo que tenemos hoy — tomé aire.

— Lo se nena, tú sabes que soy jodedora, pero sí, no ha sido fácil en eso tienes razón. Pero aquí estamos, disfrutando de... sea lo que sea que tenemos, ya que alguien se niega a formalizar "esto" — señaló con su dedo el espacio entre ambas.

Rodé los ojos, ya habíamos tenido esta conversación al menos una vez cada semana durante estos dos meses.

— Cariño no es que no quiera formalizar nada... es que tengo miedo. ¿Te imaginas la bomba que arrojaré en casa al anunciar no sólo que no me gustan los chicos sino que además me gusta una chica y nos pondremos de novias? No deseo ser la causante de la muerte de mis padres — le saqué la lengua.

— Pero es que yo quiero estar contigo... tú sabes que te quiero y sé que me quieres ¿porque no podemos estar juntas? Además podrías conseguirte un novio pantalla como yo y listo... hasta que ambas estemos listas para enfrentar a nuestras familias. Pero aunque sea piénsalo si... llevamos ya dos meses en esta especie de relación sin nombre y tan sólo quiero tener algo más exclusivo contigo — Mía tomó de mi mano.

La observé en silencio unos segundos reflexionando en sus palabras, ella tenía razón. Sin duda llevábamos ya dos meses en una especie de relación, pasábamos tanto tiempo juntas como podíamos y el cariño mutuo era abismante. Formalizar entre nosotras debía ser el siguiente paso y quizás lo del novio pantalla no fuera una mala idea después de todo. Solamente un chico se me venía en mente como persona ideal para ese cargo.

Llevé mi mano a su rostro para acariciar la suave piel, era tan agradable al tacto y me invitaba a seguir acariciando por tiempo ilimitado. Mía cerró los ojos ante mi tacto, agradada ante las caricias que recibía.

Cayendo presa del imán de sus labios los busqué nuevamente para atraparlos entre los míos, la sensación de calidez y suavidad que me entregaron me hicieron suspirar inmediatamente. No sé qué me detenía, quizás temores, miedos tontos que no tenían ninguna validez ni importancia al tenerla entre mis brazos, tal y como en este momento.

Tras unos segundos me separé buscando sus ojos con mi mirada y mi estómago se encogió en respuesta automática al encontrarlos.

— Tienes razón cariño, es una tontera que no estemos juntas sólo por un bobo miedo mío. Todo lo que sé es que soy tremendamente feliz desde que te conocí, gracias a ti descubrí quien soy y que es lo que deseo y todo eso desemboca en ti y en tu cercanía. Mía... ¿tú aceptarías ser mi novia? — la miré con dulzura y expectación.

Mía abrió los labios en una "o" perfecta, dejando ver algo de sus hermosos dientes. Una gran sonrisa de su parte no se hizo esperar y en un segundo la tenía entre mis brazos, estrechándome con su efusión y afecto tan característicos en ella.

Unió sus labios a los míos, permitiéndome disfrutar de un pedazo de cielo, habilitado sólo para nosotras.

— ¿Debo tomar eso como un sí? — sonreí jadeante tras ese apasionado beso.

— Ohhh sí, ¡sí! Mil veces sí — sonrió feliz — Oh vaya, este es el día más feliz de mi vida. Gracias por escogerme Emma.

Me estrechó entre sus brazos una vez más y acomodé mi rostro en el hueco de su cuello, disfrutando de su agradable olor y calidez.

— No cariño, gracias a ti por llegar a mí y salvarme — deposité un suave beso en su cuello.

Un suspiro por parte de Mía dio el hincapié para emitir un suspiro por mi parte. En ese momento sólo deseaba disfrutar de sus brazos, su calidez, su aroma y su cercanía.

Mía

Luego de un momento disfrutando de la mutua compañía, cariños y besos; nos dispusimos a conversar sobre cómo llevaríamos nuestro noviazgo.

Manuel, mi novio pantalla me había salvado realmente de muchas situaciones embarazosas con mi familia y porque no decirlo, yo a él también. Se que no es la idea engañar a nuestros seres queridos ni mucho menos, pero fue la única opción que tuvimos ambos de acuerdo al rígido contexto familiar, aunque ambos sabemos que es un "salvavidas" temporal y que más temprano que tarde debemos afrontar la situación con nuestras familias.

Ahora que éramos novias con Emma sería necesario conseguir su novio pantalla, alguien que pudiese justificar nuestras salidas reiteradas o quien pudiera coartarla en caso necesario.

— Tienes algún amigo... ¿o alguien que pienses esté dispuesto a hacerte el favor? Quizás algún amigo gay que necesite el favor también — le guiñé el ojo.

— Bueno... estoy pensando en la persona perfecta que lo aceptaría, pero no es gay. Es sólo un amigo de infancia, se llama Simón — señaló pensativa.

— Y que te hace pensar que Simón aceptaría con seguridad darte la mano cariño, no es tan simple conseguir un novio pantalla porque esa persona tiene que invertir mucho tiempo en la "relación" — objeté.

— Bueno, no pondría mis manos al fuego... pero si pienso que puede acceder, yo siempre le gusté cuando éramos chavales, siempre me dijo que haría cualquier cosa por mi y hasta el día de hoy que somos amigos, lo ha cumplido. Si alguien me estima tanto como para hacer esto por mi debe ser él — tomó aire — Si gustas lo contacto para que nos reunamos mañana los tres y entre tú y yo le podamos explicar el plan. El sabe de ti, es uno de mis mejores amigos, pero evidentemente no sabe aún que somos novias, así qué hay que exponerle todo.

— Me parece bien, pregúntale que si puede pasar por la uni mañana a la salida y así vamos a tomar algo con él... ¡Qué nervios! Espero que acepte — le guiñé un ojo.

— Yo también lo espero nena, sin duda sería de mucha ayuda — Emma me devolvió el guiño.

Continuamos un rato más juntas y ya más tarde nos despedimos para ir a nuestras casas a descansar, no sin antes compartir más abrazos, caricias y besos, de aquellos que me hacían latir el corazón a mil por hora en reacción ante todo lo que Emma provocaba en mi tan sólo con estar entre mis brazos.

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