DOS

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Mía

Desperté tomando una gran bocanada de aire mientras jadeante, intentaba recuperar la normalidad en mi respiración. Otra vez aquella jodida pesadilla hacía estragos en mi subconsciente... Hace ya tres semanas que soñaba con Emma, quien desafortunadamente sufría una especie de accidente. Al final de la pesadilla me despertaba con la misma angustia cada vez, agitada, angustiada e intentando recuperar el aire que en aquel momento tanto me hacía falta. No importa el horario de la noche o madrugada en el que sucediera, la pesadilla siempre era la misma, debido a este motivo últimamente casi tenía temor al momento de ir a dormir. No sabía en qué momento estas pesadillas volverían al ataque pero cada vez que lo hacían me dejaban sufriendo y en calidad de angustia no menor.

Cuando por fin logré calmar un poco mi respiración miré la hora, eran las nueve de la mañana, y tal como hacía luego de cada pesadilla tomé mi móvil para marcar a Emma, aliviada que está vez; a diferencia de la última vez que la pesadilla me despertó a las 4:00 am; era un  horario más prudente.

El móvil repicó varias veces y comencé a contener la respiración a medida que pasaban los segundos y Emma no contestaba. Corté sintiendo una presión al pecho y decidí intentarlo nuevamente. Luego de unas cuantas repicadas suspiré de alivio, cuando Emma contestó la llamada.

— ¿Diga? — su voz soñolienta me sacó una sonrisa de alivio automática.

— Hola amor, buen día, soy yo — un segundo suspiro brotó de mis labios.

— Ohh buenos días cariño, dime preciosa — su voz risueña comenzó a calmar mi acelerado corazón.

— Bueno yo... ¿te marcaba para saber si estabas bien? es que yo...

— ¿Tuviste la pesadilla nuevamente amor? — un ligero toque de preocupación embargó su frase.

— Así es — suspiré — Acabo de despertar y pues... necesitaba asegurarme que está todo bien contigo nena.

— Estoy bien cariño, fue sólo una pesadilla... Como las anteriores, no te preocupes ni angusties amor. Todo estará bien. — su voz conciliadora menguaba mi angustia pero no del todo, aún continuaba sintiendo una ligera opresión sobre mi pecho.

— Si sé que son sólo pesadillas amor, pero tan reiteradas y siempre la misma... a veces siento que fuera como una especie de advertencia o premonición, como sea que se le llame. Tú... ¿tú crees en esas cosas? — mordí mi labio inferior nerviosamente.

— Pues... la verdad nunca he creído en esas cosas mi amor. Quizás lo sea pero quizás no... Mejor no angustiarnos por esto ¿si? Después de todo hoy tenemos un gran desafío tú y yo... Hablar con Simón y con un poco de suerte convencerlo que acepte ser mi novio pantalla —su risa entre nerviosa y contagiosa me provocó sonreír.

— Tienes razón bebé, de seguro son sólo sueños y ya. Sí, ojalá todo salga bien... ¿Te parece bien si paso por ti con media hora de anticipación? Para que vayamos en un sólo carro — sugerí.

— Me parece perfecto — aceptó Emma — Bueno amor, nos vemos más tarde entonces.

— Nos vemos preciosa, te quiero.

Corté la llamada pensativa. Pese a los ánimos y calma que me había entregado Emma, aún seguía inevitablemente inquieta ante lo de la pesadilla.

*

Emma

Dejé el móvil a un lado pensativa, con el ceño ligeramente fruncido.

No le había comentado a Mía para no preocuparla pero me inquietaban enormemente esas pesadillas conmigo, que estaba teniendo en forma reiterada las últimas semanas. No era sólo el hecho que fueran conmigo como persona involucrada lo que me preocupaba, sino lo que inquietaba era que siempre mantenían la misma escena, un accidente.
¿Cómo podía ser posible que los sueños mantuvieran un mismo enfoque y escena durante tantas veces seguidas? Sabía que ya era muy reiterado pues Mía me llamaba cada vez que despertaba luego de una pesadilla, para  confirmar que yo estuviera bien, y al menos recordaba unas diez llamadas durante el transcurso de la noche durante las últimas tres semanas.

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