Emma
Me despedí de Mía sintiendo mi estómago contraído en su totalidad, pues no había nada en la tierra que perturbara mis signos vitales y arrasara como huracán con cada uno de mis órganos como ella.
Sólo ella poseía el don natural de hacer que mi corazón latiera y dejara de latir a la vez. Y tras ese millar de dudas que me habían carcomido por dentro desde que había despertado en aquella cama de la clínica, finalmente veía un rayo de luz con la grandeza de una lumbrera inmensa, como aclaración a todas y cada una de mis dudas
Finalmente comprendía a que se debían cada uno de mis sentimientos con respecto a Mía y a la vez dilucidaba aquella maraña engorrosa de supuestos y quizás que mantenía en mi pensamiento. Aquella reveladora conversación en la heladería transparentó mucho más de lo que pretendía, pero en igual magnitud me hizo mucho más feliz de que esperaba.
Confirmar que Mía era la persona con la que estaba en una relación amorosa, lejos de abrumarme, era como una medicina para mi corazón. Porque pensar que estaba con Simón no era simple, no cuando ni un átomo de mi cuerpo se removía en su cercanía y por el contrario, todos enloquecían con euforia ante la mera cercanía de ella...
Me dispuse a despejar los pensamientos que abrumaban mi mente, y aferrando las manos en el volante me propuse en dar dirección a mi próxima travesía: ir a la casa de Simón a encararlo.
Nada más verme al abrir la puerta, su mirada de iluminó como la de un cordero degollado, derrochando amor por cada pestañeado que daba, pero pese a todo ese amor que borboteaba desde sus entrañas tenía una desconfianza grande con su cercanía, había algo en su mirada que me perturbaba internamente. Apreté furiosa los puños que picaban por darle una buena bofetada, pero decidí que no valía la pena. Simplemente deseaba poner los puntos sobre las íes y desaparecer de su vista hasta nuevo aviso.
Antes de siquiera poder abrir la boca me ofreció salir a dar un paseo al parque cercano, lo que acepté gustosa pues no me apetecía estar encerrada con él, bajo las cuatro paredes de su hogar. A medida que recorríamos los primeros metros del inmenso parque, mi ansiedad aumentaba por decibeles mayúsculos y finalmente sin poder sobrellevar la tensión frené abruptamente, haciendo que Simón diera un traspié para detenerse también. Tras recobrar el equilibrio semi dignamente, retrocedió lo avanzado en esas torpes zancadas, para volver junto a mí, mientras su mirada curiosa intentaba escudriñar en mi interior sin éxito.
— Ya lo sé todo — solté sin tapujos, mirando perdidamente al frente.
— Con todo te refieres a... — el temblor en su voz no me pasó desapercibido.
— Todo. Absolutamente todo — posé mi mirada de hielo en la suya y sentí como parecía encogerse de tamaño lentamente.
— Por favor sé más detallada — suplicó con agonía en su voz.
Tomé aire molesta, debía explicarle con lujo de detalles al culpable de todo... Pero si era necesario para que desapareciera de nuestras vidas, lo haría.
Procedí a contarte todos los hechos tal y como me los había contado Mía, incluyendo su participación al comienzo de mi relación con ella y su traición de omisión posterior al accidente.
Cuando terminé el relato observé una expresión nunca antes vista en su mirada; en ella podía apreciar resentimiento, furia, ira y desprecio; una mezcla peligrosa en un ser humano bajo cualquier circunstancia. Tragué saliva horrorizada por primera vez ante su presencia, aquel chico no era Simón mi dulce amigo de infancia, era un joven con una mirada y expresión de furia tan intensa que temí por mi seguridad.
Frunció su boca en un ceño de ira sin tapujos ni disimulos. Como masticando con saña cada palabra de la frase que estaba por emitir.
— Muy interesante lo expuesto por Mía, pero ella no te explicó que me buscaron porque ni tus padres ni los suyos saben de las preferencias sexuales que ambas escogieron. ¿Lo olvidas?
Tragué saliva con dificultad.
— Te acordaste de mí cuando me necesitabas como una marioneta a la cual usar, cuando yo te había amado toda mi vida. ¡Tu debías amarme a mí maldita sea! — masticó cada una de sus palabras antes de lanzarlas con furia.
Lanzó un puño seco sobre la viga que estaba a nuestro costado derecho, produciendo en ella una grieta irreparable.
— ¿Ves esa grieta en la viga? — señaló con la mirada el resultado de su arrebato — Rompiste mi corazón de la misma manera, sin compasión y ahora esperas que me quede de brazos cruzados y me haga a un lado luego de la humillación que me diste. Yo no soy tu juguete Emma, te odio por no haberme amado y te odio aún más por amar a Mía. Eres una escoria, una basura, una mierda.
Volteé la mirada con la fuerza del impacto que sus últimas palabras produjeron en mi, como cuál bofetada en pleno rostro.
— La situación es la siguiente "amorcito" — se burló con saña — O te olvidas de la mierda con Mía y seguimos siendo novios ante tus padres, o voy personalmente a tu casa y a la suya a dar la agradable noticia que sus hijas son lesbianas. — levantó su celular desafiante — Tengo millones de fotos de respaldo que avalan mi información, y como una imagen habla más que mil palabra... yo tengo cientos de imágenes de ambas. Te compartiré algunas por mensaje más tarde para que lo corrobores.
Eres mía, o no lo serás de nadie.Llevé una mano temblorosa a mi boca. No podía dar crédito al ruin chantaje al que estaba siendo sometida.
— Tienes hasta mañana al medio día para pensarlo y darme tu respuesta. De lo contrario, nos veremos en tu casa. — se acercó con movimientos felinos y mirada diabólica para acariciar mi rostro.
Su otra mano se posicionó tras mi cuello tirando de mi cabello dolorosamente al paso, haciendo que me estremeciera con temor ante su cercanía.
— Ah lo olvidaba... y ninguna palabra de esto a Mía, si ella me dice una sola cosa de esto te arrepentirás de haber nacido y perderás mucho más.
Me soltó con violencia, haciéndome tropezar levemente de lado y casi caer al suelo. Con los ojos húmedos vi como daba una sonrisa siniestra mientas se volteaba majestuosamente, para comenzar su regreso por el camino andado, dejándome allí en estado de angustia.
Obligué a mis pies a llevarme hasta una banca cercana y ya sintiendo la seguridad que me prodigaba la distancia con él, dejé fluir las lágrimas que carcomían mi interior. Debía tomar una decisión y debía ser rápido. Conocía a Simón y sabía que no se andaba con juegos, así como conocía lo mucho que me había dañado su accionar despiadado de hace un momento.
ESTÁS LEYENDO
Vida Nueva Contigo
RomanceEmma comienza a descubrir el amor y su identidad al conocer a Mía. Toda una vida de sentimientos reprimidos y ocultos dentro de un baúl bajo llave, tiene un acceso a la luz finalmente, descubrir qué es y quién es, es su hallazgo más valioso hasta el...