DIECISIETE

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Emma

Durante toda la mañana nos pusimos a revisar las distintas opciones de renta en un portal inmobiliario y cuando Mía finalmente escogió una apartamento semi amoblado por sobre el resto contactamos al dueño. Favorablemente aún lo tenía en renta y el negocio se cerró rápidamente, por lo que durante el transcurso de la tarde ya estaba instalada.

Recorrí el pequeño pero agradable apartamento de punta a punta, contaba con 2 habitaciones, un baño y cocina americana, además del comedor y una pequeña sala de estar. No tenía demasiados metros cuadrados pero para Mía era suficiente y para mí también.   Además Mía tenía el número del corredor de propiedades que lo había arrendado abre cualquier eventualidad.

Y de esta manera comenzó su independencia más pronto de lo previsto y no de la forma esperada por supuesto, pero al menos estábamos juntas y podríamos salir adelante.

Tras el exhaustivo recorrido por la nueva vivienda de Mía nos recostamos a descansar un momento, adormiladas por todos los sucesos del día, la suavidad del colchón y la mutua compañía junto con algunas caricias conciliadoras acabó por arrullarnos hasta el punto de caer dormidas.

Un sonido distante y constante en la habitación comenzó a hacerme volver en mí, tras ese profundo sueño. Adormilada busqué mi móvil para percatarme que se trataba de una llamada de Francia.

— ¿Dónde están? Las he llamado un millón de veces — refunfuñó nada más atendí la llamada — Quiero verlas. ¿Cómo está Mía, están en casa?

Me restregué los ojos somnolientos y vi de reojo cómo Mía se estiraba bostezando.

— Es que estuvimos ocupadas buscando un apartamento para Mía — alejé un poco el móvil al momento que Francia lanzaba un grito de asombro y comenzaba a pedir explicaciones casi a gritos, a la vez que miraba a Mía diciéndole con los labios que hablaba con mi hermana — Es una larga historia... — mi estómago rugió con furia y posé una mano sobre él a la vez que Mía me tocó el hombro para indicarme con señas que quedáramos en cenar — ¿Cenaste? Podríamos reunirnos en algún restorán las tres.

— Va — accedió.

Acordamos local y dejé el móvil a un lado, estrechando a Mía entre mis brazos y hundiendo mi rostro en el hueco de su cuello.

— Francia es tan preocupada por nosotras... le tengo mucho cariño — suspiró acariciando mi cabello.

– Lo es — ronroneé contra la piel de su cuello — Nos quiere mucho a ambas y será mejor que nos movamos o nos volveremos a quedar dormidas.

Me levanté sonriente tirando de la mano de Mía hasta que estuvo levantada.

*

La velada con Francia fue muy motivadora para ambas, una vez más mi hermana hizo gala de su bondad brindándonos su apoyo incondicional y alentándonos a seguir adelante pese a todo.

— Así que ánimo chicas. La vida daba innumerables vueltas pero finalmente todo tomaría su curso y tarde o temprano todo sería como debía de ser... — Fran nos guiñó un ojo — Lo se por experiencia, todo estará bien.

— Es muy alentador contar con tu apoyo Fran — Mía tomó mi mano — Lo único que quiero es conservar mi relación con Emma y mientras eso sea así, espero y confío que todo el resto se acomodará poco a poco.

— Y así será amor — apreté su mano con afecto — Mientras estemos juntas todo estará bien. Y ahora... debemos enfrentar al maldito que ocasionó el desastre. No sé cómo pudo Simón hacernos esto... yo lo creía mi amigo, y me traicionó de una forma horrible que aún no lo puedo creer.

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