Parte 17: ¿Somos el primer tabú?

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17-¿Somos el primer tabú?

**Souken**

Jamás en mi vida he tenido muchas aspiraciones salvo una: ser el mejor médico entre los de mi raza, los Quincys. He estudiado desde niño siguiendo los pasos de mi padre y ahora en mi madurez, casado y en buena posición, tengo el privilegio de trabajar codo a codo con nuestros aliados, los shinigamis.

Un día me llamaron para ser el médico personal de los clanes más poderosos de la Sociedad de Almas, concretamente los Kuchiki. A mi mujer y conocidos les pareció buena idea el que entrara en ese círculo para hacerme respetar y ganar fama con mis dotes curativas, por lo que no dudé en presentarme en el Seiretei con un permiso y ser recibido por el que era actualmente el cabeza de familia de los Kuchiki. Este tenía un hijo al que yo tenía que atender, un joven destinado a ser su sucesor, alabado y cuidado entre todos, tenía que andar con mucho cuidado de atenderle como debía.

Su nombre: Kuchiki Ginrei. La primera vez que vi al muchacho entrar en mi gabinete personal dentro del Seiretei, me quedé fascinado. Era totalmente perfecto, un joven digno de ser esculpido en piedra incluso. De constitución delgada y elegante, piel nívea, cabello largo trenzado con pulcritud....y lo que más me llamó la atención, sus finos rasgos faciales. Labios pequeños, nariz respingona, ojos de un profundo grisáceo mezclado con azul que me dejaron sin habla...la personificación de la belleza masculina.

-¿Eres el nuevo médico? No eres tan viejo como los otros-

-Vaya, me agrada saberlo. Un placer conocerte, Kuchiki-san-

-Puedes llamarme Ginrei. Yo te tutearé, al fin y al cabo vas a ver lo más íntimo de mi persona-

A partir de ahí nuestra relación pasó de ser algo fría a la de una entera confianza. Ginrei al principio no se desnudaba ante mí, pero con el paso del tiempo dejó que le examinara a conciencia asegurándole que mis ojos siempre eran los de un médico...aunque en el fondo yo sabía que no era así. Devoraba cada fibra de su ser, cada trozo de piel....deseaba acariciarle más tiempo, ver sus ojos recorriéndome....estaba perdiendo la cabeza por el joven heredero Kuchiki y eso no hacía más que crearme dudas y miedos. Yo estaba casado....jamás me había sentido atraído por hombres, respetaba a mi mujer, incluso estábamos intentando tener un hijo....pero las cosas no saldrían tan como habíamos planeado.

Al término de acabar mi primer año al servicio de los Kuchiki, Ginrei sufrió un accidente en sus prácticas de la academia y tuve que atenderle de urgencia. Le operé para soldar los huesos de su pierna herida y que no quedara cojo de por vida. Fue una tarea muy difícil aunque su padre agradeció de corazón mi labor. En cuanto me obligó a que Ginrei permaneciera custodiado por mí en mi gabinete día y noche supe que de eso no saldría nada bueno. Intenté hablar poco con el muchacho, ignorar sus miradas, concentrar mi mente en otra cosa....pero en el momento en que cambié su primer vendaje y rocé su nariz con la mía, no tuve más remedio que hacer frente a esos ojos tan hermosos que me retaban.

-¿Por qué huyes de mí, Souken?-

-¿De qué estás hablando? Estoy cambiándote el vendaje...-

-Rehúsas mi mirada, esquivas mis palabras. ¿Estás ofendido conmigo?-

-Deberías descansar Ginrei....-

-Sou, mírame- abrí los ojos de golpe al oír ese diminutivo. Solo mi esposa me llama así, pero oírlo de labios de Ginrei ha hecho que el latido de mi corazón se dispare.

-No....no me llames así, por favor....-

-Estoy cansado de tus dudas. Si no tienes ningún problema conmigo ¡sé un hombre y da la cara!-

"Tabú"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora