8- Me cago en el puñetero trabajo de educación física.

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A la mañana siguiente opté por unos leggings negros y una sudadera rosa, hoy tocaba educación física.
No soy de las chicas que cojen lo primero que ven en el armario, ni tampoco de las que tardan 4 horas. Simplemente veo lo que hay, y si me gusta pues adelante.

Siempre voy al Instituto con Míriam, las dos somos prácticamente vecinas y el Instituto esta a 5 minutos andando apróximadamente.

- Buenos dias- le dije en cuanto la ví.

- Buenos días... ¿Cómo estás? - me preguntó.

Uy, mi amiga es muy maja y tal, pero no me suele preguntar cómo estoy.

- Bien, por?

- Bueno, he escuchado rumores de que Carlos ha vuelto, y que además está en tu clase. Leí tu último post del blog y no te quise decir nada para no agobiarte. Pero me gustaría que habláramos del tema y escucharlo de ti, nosé... Solo si quienes obvio...

Como la quiero, se la veía preocupada y encima me quería dar espacio.

- Tranqui Miri, estoy bien, ya quedaremos para un café y hablaremos ¿vale?

Asentió con una sonrisa y no hablamos mucho más durante el camino.

Sinceramente, no estaba del todo bien, pero me gustaría estarlo. No es fácil ver a la persona que jugó contigo, que te hizo creer que estaba loco por ti cuando en verdad lo que quería era pasar un rato rico contigo. Uf.
Le dije que si a Míriam, no me gusta que la gente se compadezca de mi, y menos me gusta mostrarme débil o triste ante las personas, me gusta demostrarme alegre y pletórica. Pero gracias a Dios hay excepciones en esta vida, y puedo mostrarme como me siento de verdad con ella, pero ahora no era el momento.
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En la puerta del Instituto escuchaba varias motos, lo normal no? Pero el motor de una moto en particular me hizo girarme, era la moto de Carlos Merino. ¿Como no? Parece un tópico no? El chico buenorro con su moto y todas las pibas derritiendose detrás de el con las bragas caídas.
El chico malo. en verdad lo era, aparentaba ser bueno con todos, siempre con su sonrisa que desmayaba a todos, parece un angelito que bonito. Si, un angelito pero con alas negras, pues era el mismísimo diablo.

Lo cierto es que no había olvidado el ruido de su moto. Tampoco había olvidado que tenía, pues aunque hubiese superado de alguna manera todo lo que había pasado, no podía evitar acordarme de el cada vez que veía una moto.
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Las clases transcurrían como siempre, unas aburridas y otras más aún. En los cambios me iba a ver a las chicas, pasaba de ver a Megan arrimandole el escote cada vez más y más a Carlos.
Megan nunca me ha caído bien, siempre ha sido una tía que se esconde debajo de una cara de mosquita muerta pero que dentro guarda una zorra guarra. Lo siento, se que suena muy mal, pero te aseguro que me he quedado corta.
Hablaba antes de los tópicos, y es que Megan es otro tópico, es la típica guapa de la clase a la que no le hace falta el más mínimo deporte ni dieta, tiene un cuerpo espectacular y una melena rubia increíble, además está siempre acompañada de sus dos perritas, Laura y Clara. De la misma calaña de Megan. El único propósito de Megan es encontrar un novio tan guapo como ella que le cumpla todos los caprichos que ella quiera. Así que mientras lo busca se dedica a tontear con lo mejor que vea en el Instituto. Sinceramente nose que hace estudiando en un bachillerato de Ciencias, la única hipótesis que tengo es que sus padres la obligan, no se me ocurre otra.
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Al fin llegó la clase de gimnasia. Normalmente no se da esta asignatura en segundo de bachillerato, pero como estaba de optativa la escogí. No porque me gustase el deporte si no porque me hace falta. Yo no tengo un cuerpo ideal, es más estaba un poco acomplejada. No me quejo de mi altura, estoy feliz con mi metro setenta, pero se que tengo unas piernas y un culo importante, sisi. Y como se que este año iba a estar engordando más por culpa de estar en la maldita silla estudiando sin parar, cogí esta asignatura para tener una excusa para moverme un poco.
Cuando llego al gimnasio rezo para no compartir esta optativa con Carlos, y efectivamente todas mis súplicas se van al garete cuando lo veo aparecer por la puerta. Su camiseta deportiva le queda como un guante, deja ver sus importantes bíceps y se ajusta tanto a su cuerpo musculoso y definido que puedo notar sus pectorales subir y bajar por su agitada respiración, supomgo que habria estado corriendo para no llegar tarde. Sí, ¿para que engañarme? Está como un tren, normal que todas babeen por él.
Desvía la mirada y me ve ahí observandole, por lo que aparto rápido la mirada. Se me acelera la respiración cuando veo por el rabillo del ojo que se aproxima hacia mi. Deja su mochila a mi lado y me habla:

- Ey Bea! Somos compis aquí también! Estamos juntos en todas las clases, que bien eh. - como no, dice todo esto sonriendo. Y pensar que me encantaba esa sonrisa.

- Si, prefiero moverme un poco a estar en una silla engordando culo.

- Claro que si Bea, y además tu que vas a engordar anda, tu eres de las mías, nosotros comemos y comemos y no engordamos, estamos ideales.- nose como tomarme eso del todo.

- Sí, ya se que comes como una lima, y como veo que recuerdas, yo tambien, por lo que más me vale moverme- como se puede acordar de tantas cosas mías.

- Como olvidarlo? Te acuerdas cuando unos años íbamos juntos al burguer y nos comíamos... - el pitido de un silbato le corta, ya era hora de empezar la clase.

Me sorprendía como Carlos no se olvidaba de algunos detalles. Para que los tiene en su cabeza? No les sirven de nada.

Al terminar la clase, Johan, el profesor, nos dice que tenemos que hacer un trabajo de pruebas físicas. Lo primero que hago al escuchar esto es deprimirme, gimnasia no cuenta para selectividad y no tengo tiempo para entrenar mucho si hay que hacer pruebas físicas. Me había apuntado a esta asignatura para moverme un poco no para que me quitara tiempo de estudio.
Johan sigue explicando, y el trabajo se trata de varias pruebas, de fuerza, velocidad, flexibilidad... Tendremos 2 semanas para practicar y luego nos haría una especie de exámen. Lo que menos me gusta del trabajo es que dice que es en parejas, y para que salga un poco rentable deben ser equilibradas. Eso me reventó, soy una de las peores en esta asignatura y no querría fastidiar a ninguno que fuese todo un deportista por culpa de una que se ha apuntado a la asignatura para intentar no engordar mucho más.
Por desgracia las parejas las hace el profe. Pero esa no es la desgracia, mi compañero no podría ser otro que el mejor deportista de la clase, Carlos sería mi compañero. Ahora lo entiendo el chico fitness con la niña vaga. Todo cuadra!! Dios mío esto tiene que ser una broma. Me cago en el puñetero trabajo de educación física.

Si Te Atreves, No Me Sueltes. (Sin acabar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora