Si Te Atreves, No Me Sueltes. (Sin acabar)

27- Confío en ti.

Bea.

Cuando me despido de Miriam me dirijo a casa. Al llegar me doy cuenta de que no están las llaves en mi mochila, por lo que le doy al timbre para que mamá me abra.

Busco por toda la casa y no encuentro las dichosas llaves.

- Mamá, ¿has visto mis llaves?

- Que va hija. Debes tenerlas en algún bolso o en tu mochila.

Eso pensaba yo, pero no hay ni rastro de las llaves. Me pondré a buscar más tarde.

Cuando acabo de comer voy a mi habitación. Tengo muchos deberes que hacer y la semana que viene hay varios exámenes.

La casa se queda en pleno silencio pocos minutos después. Papá está trabajando, mamá comprando y Diego en la terapia.

Antes de ponerme a estudiar, me pongo algo más cómoda. Cojo del armario un jersey ancho blanco que más bien uso como vestido. Me suelto el pelo y me deshago la cola de esta mañana.

- Tranquila Bea -me digo a mi misma. Por un momento pienso que el estrés y nerviosismo que tengo se debe a mis estudios. En parte si, pero mi yo interior sabe perfectamente a quién se debe. Carlos...

Me siento un momento en el suelo de mi habitación, intento amueblar un poco mi cabeza.

Vale Bea, sí.  Joder sí, me gusta. Vale. ¿Me da miedo la situación? Por supuesto. ¿Me da miedo que me vuelva a romper el corazón? Exactame. Entonces, ¿cuál es la solución?

He de olvidarme de él e intentar no ponerme nerviosa cuando estoy con él, cuando me sonria, me roze... Vale Bea. Es muy fácil.  Pero si no quieres que sepa que te gusta ¡No le beses!

Me llevo las manos a la cabeza. Si es que parezco una quinceañera. No deberia estar pensando en este hombre, no deberia.

Mi desastre mental se detiene cuando escucho la melodía de mi teléfono.  En la pantalla puedo ver que pone Camii💗, así que descuelgo el teléfono de inmediato.

- Eyy

- Hola Bea, perdona que te moleste pero esto es algo de vida o muerte.

- ¿Qué pasa? pregunto un poco asustada.

- He perdido el libro de Historia, ¿me puedes dejar el tuyo y mañana te lo devuelvo? Tengo un examen muy importante.

- Claro que si. Yo no lo voy a usar esta tarde. Eso sí,  tienes que encontrarlo. Pero bueno, la cosa es, ¿cómo te lo doy? Cojo el coche y me acerco un momento a tu casa o...?

- Ni te preocupes por eso. Estoy justo en la plaza de al lado de tu casa. He quedado con Sara para ir a la biblioteca de aqui y ella tampoco tiene libro.

- Bueno pues bajo entonces. Voy para allá.

- Gracias tia. -y cuelgo.

Cojo el libro y justo antes de cerrar la puerta de casa me miro en el espejo y me doy cuenta de las pintas que tengo. Bueno, solo es Camila, anda que no me ha visto veces así. Llego a la plaza y no veo a Camila. Decido llamarla pero no me lo coje.

De la nada siento unas manos tapandome los ojos. Hay alguien que se encuentra detrás de mi. Ya me estaba asustando.

- Tía por lo menos podrias cojerme el teléfono. -digo intentando quitar las manos de Camila de mis ojos.

- No soy Camila. -me susurra al oído.

Y es ahí cuando lo vuelvo a sentir. Y es ahi cuando la adrenalina vuelve a extenderse por mi cuerpo. Es ahi cuando mi pulso cardíaco se acelera. Es él, son sus manos las que me están tapando los ojos y las que lentamente vuelven a su postura normal para poder ofrecerme nuevamente mi campo de visión libre.