32- Simplemente sé que eres el puto amor de mi vida, y te amo joder.

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Bea.

- Entonces, ¿todo arreglado? -pregunto con ansias. Llevo intentado arreglar este tema con mi tío hace unas semana.

- Sí Bea. Supuestamente ya le han prohibido enviar lo que sea a esa dirección. Pero puede enviar lo que sea a más sitios, eso no lo olvides. Pero bueno, hemos conseguido lo que queríamos y tu nuera no tendrá más problemas.

- Aahhh- río con vergüenza - Tío, no es mi nuera todavía. O ¿si? En verdad no sé. Ay, haber. De verdad, muchas gracias por tu ayuda en serio.

- Nada cielo. Dale besos a los demás de mi parte ¿vale? -dice mi tío levantándose de la silla del salón.

- Sí, claro. Yo les digo.

- ¡Adiós Diego! Madre mía, que grande estás ya. Si eres todo un hombre. Ya te saca una cabeza eh Bea.

- Pues si. Cada vez está más alto.

Cuando mi tío cierra la puerta de casa, me voy directamente a mi habitación, sin cerrar la puerta claro, tengo que estar pendiente de Diego.

Estamos a principios de mayo, y queda poco más de un mes para la gran selectividad. Tengo que con concentrarme y centrarme en conseguir ese 13' 1 para hacer medicina.

Una hora después voy a la cocina en busca de algo para tomar. Son las 12:30 de la mañana y ya tengo hambre. Mamá debería haber vuelto ya.

Voy decidida al cuarto para volver a estudiar pero suena el timbre. Supongo que será el repartidor, mamá me advirtió de que hoy podría venir.

- Buenos días señorita, le traigo un paquete de "papischulos.com".

- Vaya ¿si? He visitado esa página web de vez en cuando, pero nunca he comprado nada. La verdad es que no me convence del todo.

Un yogurin con gorra negra y desprendiendo un olor a sex simbol me mira descaradamente. Carlos hoy está irresistible.

- Con que esas tenemos. Pues le voy a enseñar un táctica exclusiva de nuestra empresa.

Me agarra de la cintura y me pega contra la suya.

- Ah ¿si? ¿Y se puede saber que táctica es esa?

- Esta.

Ñaaam. Los labios más irresistibles del mundo recorren los míos, y su lengua, capaz de hacerme sentir mil cosas.

- Uff... -digo nada más separarnos.- Parece ser que me ha convencido.

- Lo sabía.

Y una sonrisa picarona es lo que necesitaba. Madre mía. ¡Este niño me encanta!

- Pasa anda.

Llegamos al salón en el que tan solo hace una hora estaba sentada con mi tío hablando sobre el padre y la madre de mi novio. Tengo que contarle  lo que he hecho. Sé que no quería que me metiera, pero también se que se va a alegrar. O eso espero.

- ¿Cómo es que has venido? -pregunto mientras me acurruco a su lado en el sofá.

- Pues sinceramente, estaba con inglés y francés, y bueno, ya sabes que soy bastante torpe con las lenguas extranjeras... -otra vez, otra vez esa línea curva en su sonrisa- Así que pensé que me podrias ayudar un poco ya sabes, con las lenguas.

No puedo evitar reirme.

- Vale, vienes aquí pa que te morree toda la boca. -digo entre carcajadas. El humor de este hombre es único.
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Quince minutos después de tantas caricias, besos, y demás. La puerta de la casa se abre y entra mi madre.

- Ay Bea, tengo que hacerme una copia nueva de llaves. Maldita sea... ¡Carlos! Hola ¿que tal? Que guapo estás. -y ahí está mi madre, intentando caer bien siempre a todo el mundo.

Si Te Atreves, No Me Sueltes. (Sin acabar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora