Después del beso y la feliz Navidad, el tiempo transcurrió demasiado rápido para mi gusto. Ahora me encontraba en casa, viendo televisión y disfrutando de unas patatas fritas. Hoy es 29 de diciembre y me siento bastante aburrida.
Lukas continuó con su trato distante hacia mí. Apenas me saludaba o intercambiábamos unas pocas palabras. Según mi madre, él está considerando regresar a Australia para continuar sus estudios universitarios allí. Esto me hace sentir mal y culpable, pero a veces no podemos elegir de quién nos enamoramos, y en mi caso, eso no fue una excepción.
Creo que Lukas y yo simplemente no fuimos lo suficientemente rápidos y maduros en aquel entonces para llevar las cosas a un nivel más serio, y estas fueron las consecuencias.
Un toque en la puerta me sacó de mis pensamientos.
—¿Eh? ¿Quién es? —miré la puerta con el ceño fruncido.
La puerta sonó nuevamente.
Sin dudarlo, me levanté del sofá y fui a abrir la puerta. Al abrirla, me encontré con Aiden parado allí, con una expresión un tanto incómoda.
—¡Hola! —exclamé, tratando de mostrar una sonrisa amigable.
—Hey... ¿puedo pasar? —preguntó Aiden, rascándose la cabeza.
—Sí, claro, adelante —respondí, apartándome para darle paso.
Aiden entró y se quedó de pie en el centro de la habitación, mirando a su alrededor como si estuviera evaluando la situación.
—Entonces... —comencé a decir, tratando de romper el silencio incómodo— ¿a qué debo la visita?
Aiden desvió la mirada y carraspeó antes de responder.
—Bueno, es que... quería hablar contigo sobre algo.
—Está bien, ¿sobre qué quieres hablar? —pregunté, sintiendo cierta curiosidad y nerviosismo.
Aiden tomó aire y finalmente dijo:
—Limber, ¿te gustaría salir conmigo? —sus mejillas se tiñeron de un ligero color rojo.
Mi corazón dio un vuelco ante la inesperada propuesta de Aiden.
Después de la sorprendente propuesta de Aiden, quedé en silencio por un momento, procesando la información. Miré a Aiden, quien parecía nervioso e inseguro mientras esperaba mi respuesta.
—¿Salir contigo? —repetí, tratando de asegurarme de haber entendido correctamente.
Aiden asintió, jugueteando con sus manos.
—Sí, salir. Como... ya sabes, una cita o algo así —añadió, con una sonrisa torcida.
Una mezcla de emociones recorrió mi interior. Por un lado, estaba sorprendida por la propuesta de Aiden, ya que nunca me lo había imaginado sugiriendo algo así. Por otro lado, me sentía emocionada y un poco nerviosa ante la idea de salir con él.
—Eh, Limber, no te preocupes si no quieres o si te parece extraño. Fue una idea tonta —dijo Aiden, notando mi indecisión.
Sin embargo, antes de que pudiera responder, recordé la extraña conexión que habíamos tenido en la noche de Navidad, el beso bajo los fuegos artificiales y cómo mi percepción de Aiden había comenzado a cambiar.
—No es una idea tonta en absoluto, Aiden. De hecho, suena interesante. Acepto salir contigo —respondí, con una sonrisa sincera.
Aiden pareció sorprendido por mi respuesta, pero luego su rostro se iluminó con una sonrisa genuina.
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𝐕𝐞𝐜𝐢𝐧𝐨, ¿𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐬𝐚𝐥?
Non-FictionLimber y Aiden, vecinos que no podrían llevarse peor, ven sus destinos cambiar de manera inesperada. Una madrugada, Limber se encuentra en la inusual situación de tener que pedirle sal a su estúpido y mujeriego vecino. Este encuentro podría desencad...