— ¿Qué haces aquí? — le pregunté.— Visitando a mi simpática vecina, ¿acaso no puedo? — respondió.
— Deja de ser cínico, tú lo único que quieres es comerte los sándwiches de mamá y hacerme la vida imposible. — Me dirigí a la cocina en busca de mi mamá. — ¡Mamá, ¿qué hace él aquí?!
— Amor, decidí invitarlo a desayunar ya que sus familiares no están y llegan hasta la noche.
— Él puede hacer su propio desayuno.
— No seas maleducada, además, Aiden aceptó acompañarte a las novenas y así lleva a su hermana también.
— ¡¿Qué?! Obvio no voy a ir con él a ninguna parte.
Salí de la cocina y lo fulminé con la mirada. Luego subí a mi habitación, cerré con llave y al cabo de un rato me acosté a ver Los Caballeros del Zodiaco.
— ¡Tú puedes, Shirū! — grité emocionada y es que la verdad no me puedo contener cuando se trata de algo que me pone la piel de gallina.
— ¡Maldita loca, cállate, que el que va a ganar es Máscara de la Muerte! — gritó Aiden desde su ventana.
— ¡Cállate tú!
Ya son las 6 PM y estoy de buen humor, ya que Shirū ganó la batalla. Sin embargo, ahora lo que me preocupa es que tengo que llevar a mi sobrina a las novenas junto a Aiden. Por mucho que diga que no quiero ir con él, mamá no me lo perdonará si no lo hago.
— ¿Ayana? — escucho la suave voz de Lukas a través de la puerta. — ¿Puedo pasar antes de que te vayas?
— Claro. — Le quito el cerrojo a la puerta y le permito entrar. — ¿Estás bien?
— Sí, es solo que quería preguntarte si estás mejor de lo de ayer. — Señala el rasguño que me hice en la cara cuando fui perseguida por el canino. — Sé que no te caíste, ¿qué ocurrió?
— Me lancé por la ventana. — Suelto una risa al recordarlo, pero al ver su semblante serio, me muerdo el labio. — Aiden quería una disculpa por mi mal comportamiento con él, pero soy demasiado orgullosa como para hacerlo.
— No paro de escuchar el nombre "Aiden" en la casa. ¿Es el mismo gilipollas que nos interrumpió la otra vez? El mismo que me dices que te trata mal y aún así actúas como si nada con él. — Me mira furioso, esperando a que le responda.
— No es para tanto, ni siquiera me tomo personal lo que dice. La verdad es que hasta me divierte. — Me encojo de hombros.
— Limber — pronuncia mi primer nombre, cosa que nunca ha hecho —. Te he dado tiempo para pensar en lo que ocurrió. No quise presionarte por temor a perder el pequeño progreso que logré contigo, pero de repente estoy viendo que ese pequeño progreso se está desmoronando rápidamente por alguien que casi ni conoces. — Se acerca a la puerta, con una expresión que me hace sentir culpable.
— No pienses que te estoy reemplazando, Lukas. Eres único para mí.
— No, Limber, no te estoy diciendo eso. Te estoy dejando en claro mis sentimientos hacia ti y espero que tú aclares pronto los tuyos hacia mí. — Y con esto, cierra la puerta, dejándome en un pequeño trance.
¿Qué siento por Lukas? Llegué a un punto en el que empecé a preguntármelo seguido. Esperaba sus llamadas con ansias, quería verlo e incluso llegué a desearlo, pero también era cierto que él fue el único chico con el que había tenido una conversación más larga que un "Hola" y era con quien había vivido muchas experiencias. Sabía que siempre estaría para mí, pero temía que se fuera con alguien más. Sin embargo, ¿en serio lo amaba o quería siquiera una relación más allá de una amistad con él?
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𝐕𝐞𝐜𝐢𝐧𝐨, ¿𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐬𝐚𝐥?
No FicciónLimber y Aiden, vecinos que no podrían llevarse peor, ven sus destinos cambiar de manera inesperada. Una madrugada, Limber se encuentra en la inusual situación de tener que pedirle sal a su estúpido y mujeriego vecino. Este encuentro podría desencad...