Capítulo 13 - Disculpas...

809 47 5
                                    


Perspectiva de Ayana:

Después de lo sucedido, me siento como una idiota, pues no solo hice el ridículo delante de los demás, sino que también me sentí decepcionada por el hecho de que los chicos no me consideran su amiga y quizás nunca me tengan la confianza suficiente.

No he sido capaz de salir de casa por temor a ver a alguien con quien no me quiero encontrar y tampoco lo haré.

Falta un día para el año nuevo, y lo peor que me pudo pasar fue haber discutido con Aiden e Isaac, y que Lukas falte a casa desde hace unos días. Eso también me preocupa.

Cogí el móvil y entré en el contacto de Lukas, le marqué y los tonos pasaron... uno, dos, tres y más tonos hasta que me llevó al buzón de voz.

Esto no me gusta; en los viejos tiempos, cuando Lukas desaparecía, era porque estaba metido en cosas ilegales.

Me encuentro en la sala, acompañada por mis padres, ya que hoy mi padre no tiene que ir a trabajar, y estamos viendo televisión.

—Limber,  — La voz de mi madre llegó a mis oídos. —¿Te pasa algo?

—No mamá, estoy bien. —respondí rápidamente, intentando disimular mi humor de perros frente a mis padres.

—Limber, —Esta vez fue mi padre quien habló.

—Dinos cómo te sientes, ¿qué es lo que sucede contigo?

—Solo... quiero estar sola. —Me levanté para ir a mi habitación, pero el timbre anunciando que alguien había llegado hizo que me detuviera y corriera hacia la puerta creyendo que era Lukas, con la intención de disculparme por lo sucedido anteriormente.

—Luka... —Las personas que estaban en la puerta eran Cassandra y sus padres.

—¡Cassi! —exclamé, totalmente emocionada por el reencuentro, tomandola entre mis brazos. —Mamá, mira quiénes llegaron.

—Bienvenidos, ¿cómo supieron nuestra dirección? —dijo mi padre, acercándose a la familia de mi amiga para extenderles la mano.

—Ah, eso me lo dijo mi hermano —respondió Cassandra.

—¿Has hablado con Lukas? —me hice a un lado en la puerta permitiéndoles pasar.

—Ayer estuve hablando con él. —Tuerce los labios, un poco disgustada.

—¿Y qué te dijo, ¿dónde está? —pregunté alterada, ignorando su gesto.

—Eso no me lo dijo, pero se escuchaba enojado, ¿pasó algo entre ustedes?

—Maldición, sabía que estaba en cosas raras —maldecí. — Creo que tengo un poco de culpa en ello — Murmuré. — Lo rechacé abiertamente, para serte honesta.

—¿Quieres decir que mi hermano está en cosas ilegales de nuevo? — Cuestiona, pasándose la mano con su brillante cabello bien cuidado. — Sabías más que nadie que él estaba enamorado de ti, solo que te empeñabas en negarlo por tu propia inseguridad Lim — Afirma. — Espero que comiences a darte cuenta de que eres maravillosa y mereces las mejores cosas.

La abrazo ante sus bonitas palabras, que, por cierto, necesitaba. — Necesito ir a buscarlo, Cassi.

—Te acompaño —Respondió.

—No, esos lugares no son para ti. —Refuto.

—¿Entonces para ti sí? —Cassandra replicó.

—Sabes que ese era mi hogar anteriormente, ya estoy acostumbrada. — Porque sí, a pesar de que era menor durante mi estadía en Australia, ya me gustaba andar buscando peleas callejeras en busca de cualquier dólar.

𝐕𝐞𝐜𝐢𝐧𝐨, ¿𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐬𝐚𝐥?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora