Good Day [SeungIn• HyunMin• HyunIn]

7

Una vez el pelirrojo recuperó el aire, nos volteó a ver simultaneamente, supongo que no entendía la tensión que se estaba formando en el lugar.

—Quiero más~— Dijo para llamar nuestra atención.

—Bien, entonces hagamos algo más— Dije tomando las manos de I.N y con Min aún en mis brazos.

Acosté a Seungmin en la cama y me puse entre sus piernas.

—Te toca disfrutar, Minnie~

—Hiciste un gran trabajo bebé— Dijo JeongIn para besarle suavemente, acto que yo imité después.

Kim ya estaba preparado, pero el no había experimentado tanto como nosotros con él.

—Puedes hacerlo, ¿No JeongIn?

—Si, puedo hacerlo.

El chico captó rápido a lo que me refería.

¿Será que en verdad era virgen? Quizá había experimentado con otro miembro del grupo.

Probablemente Minho y Jisung, esos dos siempre hacian cosas nuevas, no me sorprendería que la primera vez de JeongIn hubiera sido con esos dos.

Puse mi miembro en la entrada de Seungmin y entré poco a poco; era muy estrecho y no podía entrar con facilidad a pesar de que mi pene ya estaba lubricado.

El maknae no se quedó atrás y comenzó a introducir en su boca el miembro de Seungmin, quien no podía evitar gemir.

—¡Ahhh! Hyunjin... JeongIn...— No paraba de llamarnos a los dos, y eso era como musica para mis oidos, su voz hermosa gimiendo mi nombre y el del maknae era estimulante.

Cuando entré completamente en él, movió un poco sus caderas, no sabía si le dolía o era para tener mas contacto con la boca de Yang.

—Hy-hyung... m-más...— Y para no hacer esperar a mi principe, empecé a moverme lentamente, asegurandome de no lastimarlo— I-Innie...

Era momento de complacerlo, así que obedecimos sin decir nada.

—Más...— Siguió rogando.

JeongIn empezó a acariciar también sus pezones mientras yo aumentaba el ritmo y la fuerza de las embestidas, por lo que abrió más las piernas y empezó a gemir más alto nuestros nombres.

Ya no me importaban los pequeños quejidos por el dolor, tampoco si estaba algún micrófono encendido, yo lo estaba haciendo rapido y duro.

Poco después esos quejidos volvieron a ser solo gemidos de placer.