-¡Sebastian!¡Demonio idiota!- El Conde Phantomhive gritaba agitado reclamando al demonio que lo tenía en brazos, pues la oscuridad de la noche y la gravedad de la situación lo traían a más no poder.
-Joven amo, deje de moverse tanto o podría caer- Aquel mayordomo perfecto bailaba con facilidad entre las balas lanzadas como si de un juego se tratara mientras sostenía a su pequeño. Una noche normal para el perro guardian de la reina, a punto de culminar la misión como se debía, pues todo había marchado al pie de la letra como digtaba la monarca. Ya parecía la hora de acabar con los traviesos ratones y volver a la mansión como ya era la rutina para ambos.
-¡¿No escuchaste mi orden acaso?!¡Vuelve por Elizabeth en este momento!- Un pequeño imprevisto que retrasaría la cena de esta noche, y cabe mencionar, irritaba al demonio solo de escuchar su nombre. No hacía falta mencionar que su prometida de cabellos rubios se encontraba tomada como rehén entre las manos de uno de aquellos ladrones que intentaban acabar con la paciencia del conde.
-¡Ciel! ¡Ayudame!-Gritaba la rubia con desesperación al sentir las rudas manos de aquel sujeto y el frío metal de la pistola apuntadole peligrosamente mientra que al mismo tiempo veía a su prometido alejarse con su mayordomo; Era de esperarse que no tardará mucho en desfallecer, "desesperante" fue lo primero que le cruzo por la cabeza al demonio.
-Joven amo, mi prioridad es su seguridad, ¿Qué clase de mayordomo expondria a su amo a tal peligro deliberadamente?-Se justificaba el mayordomo perfecto, sin la mas mínima intención de volver por la prometida de su amo. La expresión furiosa del pequeño Phantomhive era algo que el demonio ya esperaba.
-¡No estoy jugando! ¡Que insolencia la tuya al desafiarme así!- El conde mostraba su inconformidad con golpes bruscos a su mayordomo que apenas y sentía, el cual solo se limitó a suspirar resignado.-¡Eres ineficiente!¿Por que no la salvaste primero antes de venir por mi?-La evidente molestia del conde retumbaban en la ya desesperada mente del demonio.
-Tal vez si mi amo pensara mejor las cosas antes de darme una orden, todo sería más fácil de resolver.- Una frase dicha por el demonio fue la gota que derramó el vaso en la paciencia del menor.
-¡Rescatala, es una orden Sebastian!- la marca del contrato brillo en su púrpura tonalidad; Era claro que sería una amarga noche para ambos.
-Yes my lord... -Y más para el mayordomo perfecto que no llegaría a tiempo para hacer la cena por un contratiempo llamado Elizabeth Midfor. El pelinegro se limitó a hacer una leve reverencia, bajo delicadamente a su amo en un lugar seguro; En un fugaz movimiento se acerco a aquel bandido que poseía en brazos a la rubia, menos de un segundo le tomó quebrar su cuello y causar su muerte sin más, dejando así a la señorita Elizabeth y a su amo totalmente fuera de peligro, nada fuera de lo común para un simple mayordomo demoniaco.
Sin ganas, tomo en sus brazos a la prometida del joven amo la cual aún se encontraba en aquel llaciente estado, la llevó donde el conde aguardaba para demostrar que había cumplido la orden tal como se ordenó.
-¡Lizzy!-Aquel mayordomo apenas pudo bajarla bien antes de que su joven amo se abalanzara preocupado sobre ella para asegurarse que estuviera a salvo, la miro unos segundos con preocupación clavando la mirada en su rostro buscando algún daño, cosa que terminaba molestando al demonio de alguna forma; Elizabeth estaba a salvo, la misión se había concluido a la perfección, era hora de por fin volver a la mansión -¿Tanto te costaba hacer eso?- Aunque no de la manera pacífica que el demonio desearía- Pusiste su vida en peligro por un estúpido capricho. -Las palabras duras de Ciel hacia su demonio parecía apenas afectarle, cosa que desquiciaba más al pequeño Phantomhive; Una bofetada en seco que inundó la penumbra del lugar fue lo único que recibió el mayordomo, que sólo lo miraba con su rostro frío e indeferente-¡Que esto no se vuelva a repetir!-
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✘Tsuki no ame✘
FanfictionEl orgullo e inseguridad se anteponen ante los sentimientos del conde Ciel Phantomhive, y la confusión lo invade para aclarar los verdaderos pensamientos que se han ido desarrollando por su frívolo demonio, quien complicará aún más tomar sentido a l...