El joven conde escribía con fervor rebozando en su asiento, parecía la repetitiva rutina de siempre donde cumplía sus obligaciones diarias, pero hace días que algo había cambiado de manera considerable en su rutina, y no le disgustaba, al contrario tenía cierta satisfacción ante eso.
Esperaba ansiado la hora de su aperitivo como todas las tardes, y no era el pequeño postre en sí lo que le causaba tremendas ganas de pararse de su lugar a buscarlo el mismo, simplemente la necesidad de ver a su demonio así fuese unos segundos se hacía aterradoramente más grande, y no se le podía culpar ¿No es acaso la emoción que te produce ver a la persona que amas la parte más pura de su primer amor? Una mezcla entre el orgullo que sentía para no mostrarse completamente cautivado (Incluso cuando el demonio le hacía posar todos sus sentidos en el) y la pureza con la que no podía ocultar su alegría, la cual le robaba más de un suspiro al demonio.
El repicar de la puerta invadió la habitación, Ciel alzó la mirada al momento y paro de escribir en seco mientras una mancha de tinta se dibujaba en el papel, pero no le importaba mientras Sebastian entrara por esa puerta, muchas veces se sentía como una patético niño emocionado pero tampoco hacía mucho esfuerzo para negarse a si mismo aquello.
-Pasa - Ordenó intentado disimular seriedad y concentración, pues con aquel tono emocional e infantil no tendría ni como verle a la cara de la vergüenza.
-Mi niño lamento la tardanza, tuve uno pequeños contratiempos en la cocina - Se quejaba mientra se masajeba con un dedo la sien y con la otra mano empujaba el carrito donde habitualmente traía los aperitivos de su amo. El conde no sabía si era aquel tierno sobrenombre o el hecho de ver su rostro con tanta expresión lo que le hacía sentir cosas diferentes en su pequeño estómago.
-¿Esa es tu mejor excusa?- Retaba con la mirada a pesar del tono serio con el mencionaba dicha palabra, a pesar de su orgullo, para Sebastian quien presumia ser el mejor en conocer a su amo no era más que un ser transparente ante las emociones.
-¿Podría perdonarme mi joven amo? - susurraba de manera seductora cerca de sus megillas, acercando en rostro de su niño con delicadeza hacia sus labios con intenciones de depositar pequeños y tiernos besos sobre sus pómulos.
Ciel sonreía con picardia y timidez, cada vez se soltaba más a esos pequeños juegos de su demonio y les costaba menos el expresar sus emociones en esos instantes.
-Si sigues haciendo eso de nuevo no terminare estos papeles a tiempo - Regañaba levemente pese a que su cuerpo no se oponía a las caricias y cálidos osculos que le brindaba el demonio, incluso enredaba sus brazos entre el cuello del mayor.
-Entonces será mejor apresurarme- susurraba con lo labios aún juntos a la tersa piel de su niño, pasó su mano por detrás de sus cabellos como si examinará cada parte que pudiera abarcar y la deslizaba suavemente hasta llegar a sus hombros.
El conde observaba como el demonio se acercaba efímero a sus labios, el contacto que duraba pocos segundos se hacía eterno, sólo ansiaba sentir el sabor de la fría boca con la que en contadas ocasiones se había encontrado; acercaba dudoso pero ansiado su rostro mientras ambos esperaban aquella cercanía más y más.
casi rozando sus respiraciones y sintiendo el contacto ageno a milímetros fueron interrumpidos por el tocar se la puerta, Ciel alejo rápidamente a su amado por obvias razones, al demonio no le faltaban ganas de castigar a quien fuera que los haya interrumpido.
-J-Joven amo... - Llamaba temerosa el ama de llaves tras de la puerta, completamente sonrojada pues de acuerdo a lo poco que puedo intuir había interrumpido en algo importante.
-Dime rápido que no tengo tanto tiempo - Trataba de decir el conde lo mas normal que los nervios y la respiración agitada le permitían.
-T-tiene una llamada de la casa Midford- aviso rápidamente pues parecía que su amo se escuchaba molesto, tal vez seguía así por el accidente de unos días atrás que por cierto los sirvientes aún sentía que fue gracias a su descuido.
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✘Tsuki no ame✘
FanfictionEl orgullo e inseguridad se anteponen ante los sentimientos del conde Ciel Phantomhive, y la confusión lo invade para aclarar los verdaderos pensamientos que se han ido desarrollando por su frívolo demonio, quien complicará aún más tomar sentido a l...