Ese día era sábado, y el aire estaba fresco y el cielo nublado. Pero de todas formas salieron de paseo, asegurándose de llevar abrigos, chales y sombreros. Estaban dispuestos a que el clima no les echara a perder el paseo. Como fueron en el coche grande, ante la primera amenaza de lluvia, solo tenían que correr hasta el borde del acantilado y regresar a casa.
A pesar de la amenaza de empeorar, el día estuvo delicioso. Los adultos no dejaron que los niños anduvieran descalzos para evitar que el agua fría en sus pies, pero de todas formas ellos se las arreglaron para jugar toda la mañana.
-Mamá, ¿recuerdas cuando vivíamos tan cerca de acá? -preguntó Caron con nostalgia. Los niños corrían por la playa, y los mayores estaban sentados sobre las mantas.
-¿Y recuerdas cuando saqué a Bob sin permiso y me caí por el acantilado? -Tate también parecía contagiado por la nostalgia.
-Nunca me contaste eso -intervino Alice, interesada.
-Casi me morí de angustia -repuso Phoebe-. Los chicos había quedado al cuidado de mi padre, y como él no se podía desplazar a gusto, a veces este niño hacía de las suyas.
-Pero papá me salvó.
Colby estiró su mano hacia Tate y le revolvió el cabello como cuando era niño.
-Estoy tan feliz de pertenecer a esta familia -repuso Alice con tristeza-. Mis padres nunca han sido así, ni siquiera entre ellos son cariñosos.
-Pero no te creas que siempre ha sido así -intervino Caron para relajar el ambiente melancólico-. Mamá y papá prácticamente se odiaban. El abuelo, Dylan y yo éramos los únicos que queríamos verlos juntos. Claro que después del incidente con Bob, Tate también se nos unió. Tuvieron que pasar muchas cosas y mal entendidos para que ellos se dieran cuenta que solo podían ser felices juntos... El abuelo estaría feliz de ver la familia que conformamos ahora.
-A veces extraño tanto a mi padre -dijo Phoebe con tristeza.
-Pero el viejo Jowan lo pasó bien en sus últimos años de vida -repuso Colby con los ojos húmedos por la emoción.
-Creo que nos pusimos demasiado tristes, papá. Al abuelo no le gustaría vernos así.
Luego de esto Tate invitó a Alice a dar un paseo. Ellos no tenían oportunidad de ir muy seguido a la casa paterna, ya que su trabajo como ingeniero lo llevaba a distintos lugares. Ellos como familia se negaban a estar separados y por lo tanto aún no tenían casa propia. Sin embargo eran felices así, como gitanos según Alice, pero en modo alguno vivían mal ya que Tate era muy bien pagado.
***
El paseo se prolongó más de lo esperado, y el sol comenzaba a bajar cuando decidieron subir al acantilado para marcharse a casa.
Se volvieron a poner los abrigos, los sombreros y enfundarse los guantes, ya que a medida que el sol continuaba su descenso, el aire se volvía más frío. Una chimenea encendida los esperaría en casa, y una sopa caliente como parte de la cena, así que no importaba mucho pasar un poco de frío.
Cuando el carruaje entró por el camino de árboles hasta la casa, lo primero que les llamó la atención fue un carromato estacionado a un costado. De inmediato se comenzaron todos a preguntar de quién se trataría, y al bajar Colby del coche, Parsons vino de inmediato a su encuentro para explicarle la situación.
-Milord, lord Sttanford está aquí. Llegó hace unos minutos. Dice que trae sus herramientas y máquinas.
-¿Y por qué vino él?
-No lo dijo, milord.
-Está bien, Parsons.
Colby entró de inmediato en la casa. Ambrose estaba en el salón familiar, junto al fuego. Se veía cansado, pero se puso de pie inmediatamente en cuanto vio entrar al conde de Tandridge.
-Sea bienvenido, lord Sttanford, pero me sorprende verlo aquí.
-Necesitaba venir en persona, lord Tandridge -repuso Ambrose al tiempo que le estrechaba la mano al otro hombre-. El jueves llegó el barco, pero al descargar la mercancía, el señor Robson se encontró con la novedad de que enciaron una bomba de agua diferente.
-No entiendo.
-La verdad es que no dan mucha explicación. -Ambrose sacó la carta de un bolsillo y se la extendió a Colby-. Mejor lea usted mismo.
Luego de unos minutos, Colby bajó el papel y miró a Ambrose.
-¿Usted pretende que pruebe ahora mismo la bomba? Yo pedí una a vapor, y me envían una que usa aceite.
-Sí. Esta es más moderna según dicen. Si la pudiera probar mañana, me la llevaría de inmediato si es que no le gusta, lord Tandridge.
-Tiene razón, pero tendré que ir a sacar a varios hombres de la iglesia mañana temprano.
-Dios entenderá, ¿no?
-Solo espero que mi mujer entienda la urgencia... Vamos, una cena caliente nos espera.
Cuando Colby pasó al comedor con Ambrose, ya todos esperaban alrededor de la mesa, menos los más pequeños: Marcus y Oliver, los dos hijos de Tate, y Albert, el pequeño vizconde; el cansancio y el sueño los había vencido.
-Familia -anunció Colby-. Tenemos un invitado inesperado a nuestra mesa, sin embargo, igual es una grata sorpresa.
Colby se hizo a un lado, y por detrás se asomó lord Sttanford.
Todos sonrieron, menos Caron que se sonrojó hasta la raíz. La única que percibió este cambio en la joven fue Alice, quien estiró la mano y se la apretó, como indicándole que no se pusiera en evidencia.
Por su parte, Ambrose se tuvo que controlar para no aproximarse a Caron. Estaba tan bella con ese arrebol en las mejillas, y su cabello algo despeinado.
Pasado el impacto inicial, Caron saludó con gentileza al invitado igual que todos los demás.
Ambrose agradeció haber sido sentado lejos de su amada, así era más fácil mirarla sin que los demás notaran su especial interés por ella.
Después de la cena, los hombres se retiraron a otro salón para beber algún licor y hablar de actualidad y negocios.
Las mujeres se quedaron en el comedor tomando un té, hasta que Carol y Jane le pidieron a Phoebe que las llevara a la cama.
En cuanto Phoebe desapareció en lo alto de la escalera, Alice se sentó junto a Caron y le cogió una mano.
-¿Qué sucede entre lord Sttanford y tú?
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Caron. Parte I «El candor de la inocencia»
RomanceEl destino quiso que Ambrose Athens, Lord Sttanford de Devon, heredara el título y todo lo que él conlleva a muy temprana edad, lo que lo acostumbró a disfrutar de lo mejor de la vida, incluyendo las mujeres, desde muy joven. Ahora que ya tiene trei...