Con dedos inseguros dio vuelta el sobre en sus manos, sin atreverse a mirarlo. Observó a su madre, y ella desde el lecho le hizo una señal de asentimiento.
Con los ojos nublados Caron leyó la carta. Era breve, pero se podía leer mucha desesperación y dolor en ella.
Cuando terminó de leer, la dobló cuidadosamente y volvió a meterla en el sobre.
Caron levantó la vista hacia su madre. No hubo necesidad de palabras para comprender que estaba arrepentida. Sin embargo, Caron quiso gritar, pedir explicaciones por tanta crueldad, pero el amor que una hija siente por su madre fue más fuerte y se abstuvo. Ya tendría a su padre enfrente para hacerle todas las recriminaciones necesarias.
-Tranquila, mamá -le dijo, y la besó en la frente-. Ahora le diré a papá que entre.
Con una media sonrisa salió de la habitación. Al menos ya sabía que Ambrose no la había abandonado.
***
Al ver el rostro demudado de Caron, Colby se sobresaltó. Imaginó que Phoebe estaba muriendo, y lágrimas de dolor cayeron de sus ojos.
-Mamá te necesita, papá.
-¿Es que acaso...?
-¿Eh? ¿Qué? No. Solo ve a hacerle compañía.
-¿Por qué estás tan pálida, entonces?
-Después hablaremos. Ahora, ve con mamá.
***
Caron se encerró en su habitación, olvidando que le había pedido a Mike que la esperara. Lo único que deseaba era llorar y gritar de frustración. Habían pasado tantos meses desde que Ambrose se marchara. Ella ya había perdido toda esperanza de volver a saber de él. Pero ahora, ¿dónde se encontraría? En su carta no lo decía, solo que se iría lejos.
No importaba a cual confín del mundo se hubiera ido a refugiar, ella sabría encontrarlo.
Ese día no volvió a salir de su habitación. Solo quería concentrarse en las formas posibles de dar con el paradero de Ambrose.
Mientras tanto, Colby enterado ya de la situación, pensaba en mil respuestas para su hija, sabiendo de antemano que ninguna la dejaría satisfecha. Habían cometido un error, y no había forma de corregirlo. Si Caron lo odiaba, sería con justa razón y tendría que aprender a vivir con ello.
***
Por la mañana, Caron aprovechó que estaban todos reunidos en la mesa del desayuno para hacer el anuncio.
-Me voy a Londres -dijo.
-¿Cómo? ¿A dónde? -preguntó Phoebe alarmada-. ¿Es por lo de la carta? Entiende que lo hicimos por tu bien.
-Mamá, por respeto a tu salud no discutiré con ustedes a pesar de que me siento en extremo decepcionada. Lo vamos a dejar así por ahora. Y por favor RUEGUEN -recalcó la palabra mirando a ambos padres-, por que lo encuentre a salvo, y que no me haya olvidado. De no ser así...
Phoebe y Colby se miraron.
-¿Te piensas quedar allá por tiempo indefinido?
-Solo hasta que averigüe dónde se encuentra Ambrose. Luego regresaré para comunicarles lo que decida.
Caron se puso de pie, y salió de la habitación. Colby hizo lo mismo y la siguió.
-¿No te importa el estado de mamá? -volvió a preguntar él, aún más preocupado.
-Por supuesto que me importa, si no fuera así ya habría montado un escándalo por el engaño.
-¿Aun así piensas dejarla?
-Ya te dije que que lo pensaré. No insistas más por favor, o me harás enfadar y ahí sí no respondo por lo que pueda suceder.
-Está bien hija.
-Y debes agradecer que no deje de llamarte papá, porque un padre no hace lo que tú hiciste. Esperaba menos intransigencia de ti.
Colby, solo atinó a asentir con la cabeza. Luego, con los hombros caídos, regresó al comedor.
***
Lo primero que hizo Caron en cuanto llegó a Londres fue dirigirse a la casa de Ambrose, quizás el señor Boyer tuviera noticias de Ambrose. Podría ser, inclusive, que tuviera alguna carta para ella. Más su corazón cayó al suelo, al comprobar que el mayordomo no sabía mucho más que ella.
-Hace unos meses vino a vernos el señor Shaw, abogado de milord, para comunicarnos que se había subido a un barco rumbo a Nueva Zelanda.
-¿Nueva Zelanda? -Si no hubiera estado sentado, se habría caído de la impresión.
-Pero lo peor no es eso solo eso, milady -continuó el mayordomo, quien parecía no percibir el estado en el que ella se puso.
-¿Es que aún hay más?
-Es imposible comunicarse con él. Hace cuatro meses envió una carta pidiendo dinero. Obviamente el abogado se la envió en el siguiente barco, pero en otro barco que llegó la semana pasada y que estuvo de paso por Nueva Zelanda, venía un pasajero que dice haber conocido a milord, cuando se estaba trasladando hacia el sur del país. Por lo que es imposible que reciba el dinero que el señor Shaw le envió.
-¡Dios bendito, ¿qué será de mi pobre Ambrose?!
-No sabe cuánto lo siento, milady, por no poder darle mejores noticias.
-¿No me dejó una carta?
-No, milady, su salida fue muy precipitada. Impulsiva, diría yo.
A pesar de contar con toda la información que había de Ambrose, Caron pidió los datos del abogado y se fue a verlo, a pesar de ser más de las cinco de la tarde. Por suerte él aún se encontraba en su despacho.
-Le agradezco que accediera a atenderme, señor Shaw, a pesar de la hora y de no tener cita previa.
-No se preocupe, señorita Rawson. Viniendo por lord Sttanford, tenía que atenderla.
-El señor Page me refirió todo lo que concierne al viaje de Ambrose, pero necesitaba asegurarme que no está exagerando.
-Lamentablemente, todo es cierto. No sabemos en qué parte del país se encuentra lord Sttanford.
-¡Oh!
-¿En la carta que le envió, hablaba de mí?
-En realidad eran solo unas cuantas palabras, comentando que ya no le quedaba dinero. La verdad es que llevó muy poco con él. Tampoco sé qué pasaba por su cabeza cuando decidió subirse al primer barco que encontró en el muelle.
-Yo sí, señor Shaw.
Caron regresó esa misma noche a Portreath. Sentía los pies pesados cuando entró a la mansión, y el cuerpo le dolía a causa del enorme peso que llevaba dentro de sí. Si algo le sucedía a Ambrose, nunca se lo perdonaría, ni tampoco a sus padres.
Cuando el mayordomo la vio, se preocupó, y la confianza de años le dio valor para preguntarle qué le sucedía.
-Los padres son una bendición, pero por nada se pueden transformar en tus peores enemigos.
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Caron. Parte I «El candor de la inocencia»
Roman d'amourEl destino quiso que Ambrose Athens, Lord Sttanford de Devon, heredara el título y todo lo que él conlleva a muy temprana edad, lo que lo acostumbró a disfrutar de lo mejor de la vida, incluyendo las mujeres, desde muy joven. Ahora que ya tiene trei...