12: One's Place

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La espalda de Seongwu se estrelló contra la puerta de la habitación mientras unos brazos lo mantenían atrapado en ese reducido espacio. Daniel repartía besos por su cuello, con desesperación, con lujuria, como si no existiera en el mundo otra cosa más importante que ese momento tan íntimo y necesario para ambos.

Porque los dos se necesitaban, más de lo que pudiesen imaginar.

Daniel se obligaba constantemente a sí mismo a pensar que aquello no era más que contacto físico, que sus asuntos del pasado con Seongwu no eran más que frágiles memorias que se desvanecerían con el pasar del tiempo.

Que esa sería la última vez.

Que él ya contaba con un compañero de vida, quién era además dueño de su corazón y de ese pequeño departamento al que llamaban hogar.

¿Entonces por qué su piel se erizaba de esa manera electrizante cada vez que sentía el delgado cuerpo del mayor estremeciéndose entre sus brazos? Cada gemido que salía de su boca, cada suspiro que le arrancaba se sentía como si se hallase perdido en un desierto y los besos de Seongwu fuesen el oasis que pudiera calmar su sed.

El rubio chico de verdad lo intentaba.

Pero hallarse a solas con el baterista era un detonante que despertaba su deseo, descontrolaba su líbido y no le permitía pensar con claridad.

Era como si siempre estuviese ahí entre ellos esa tensión sexual, latente, desafiante. Una sola mirada acusadora del mayor y Daniel ya estaba alzándolo para llevarlo a la cama, sosteniéndolo con cuidado mientras el delgado chico enrollaba las piernas a su cintura y le echaba los brazos al cuello, sin dejar de besarlo con furia, con culpa.

Porque ambos sabían lo terriblemente mal que estaba todo eso y aún así no eran capaces de frenarlo.

Entre húmedas caricias, Seongwu seguía renegando, murmurando crudas palabras acerca del pecado que cometían al traicionar a su mejor amigo.

Pero es que sencillamente no podían evitarlo.

Daniel decidió desconectar su mente y permitirse un momento de vulnerabilidad. No pudo hacer otra cosa más que abandonarse y dejar fluir ese sentimiento tan abrumador que les golpeaba el pecho y les envolvía en una ardiente pasión.

Porque Seongwu estaba muy equivocado al pensar que aquello que sentían se había extinguido.

No era sólo deseo, era amor.

Estaba ahí, oculto en el fondo de sus corazones, como una novela que abruptamente fue interrumpida y cancelada por situaciones que estaban fuera de su control, pero que de vez en cuando les atormentaba con nuevos párrafos fantasmas, exigiendo ser reescrita, pidiendo una segunda oportunidad que sabían que no se les estaba permitida.

Para Daniel, Ong Seongwu fue más que un amigo, más que su primer beso, fue el primero que le hizo sentir que con sólo una caricia era capaz de rozar las nubes.

Y aunque les consumiera el dolor y la culpa, el destino se encargaba de recordarles lo perfecto que era antes de que llegara Jaehwan.




* * *

El Director cerró la Academia luego de confirmar que todos se hubiesen marchado y se dirigió al supermercado para ir por un de par de cosas antes de regresar a casa.

Subió el ascensor cargando con dificultad las bolsas, ni él se esperaba que acabaría comprando más de lo que pudiera llevar, por lo general era Daniel quien cargaba todo el peso cada vez que iban a hacer las compras.

Sonrió al recordarlo. En cierto modo, Jaehwan creía que eran una pareja perfecta.

Formaban un buen equipo, rara vez discutían y se complementaban en muchísimos aspectos. Eso sin mencionar el rebosante amor con que Daniel lo bombardeaba a diario, el rubio era un chico romántico y cariñoso, Jaehwan agradecía a su buena fortuna por haber conocido a alguien tan espectacular como él durante sus días de Instituto.

Perfect Melody ➳ MinHwan | Wanna OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora