𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 10: 𝕬𝖒𝖎𝖌𝖔𝖘

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-¿Qué se supone que estás haciendo? - Tikki apareció volando en cuanto Marinette cerró la escotilla, tomándola por sorpresa.

-Cumpliendo con el trato que hice con Chat Noir - respondió intentando sonar despreocupada -. Lamento que hayas tenido que ver eso.

-¿Estás loca? No vi nada de eso, en cuanto le pediste que te ayudara con la falda me escondí y canté el himno de Francia hasta que se fue. Y además ¿Estás loca? Chat Noir está enamorado de ti y ahora te estás enrollando con él en tu forma civil - dijo la pequeña kwami enojada.

-Chat está enamorado de Ladybug, no de mí, al igual que yo no estoy enamorada de él. Sólo nos estamos ayudando - respondió la chica tratando de mostrarse segura, como si no estuviera haciendo nada malo y aquello fuera lo más normal del mundo .

-No creo que sea la manera, Mari, pero a final de cuentas no me puedo entrometer. Es tu decisión, sólo espero que no te equivoques - dijo antes de alejarse con una expresión de desaprobación, dejando sola a su portadora.

Quizás Tikki tenía razón. No, no quizás. Ella TENÍA razón. Marinette tenía claro que no era la manera, pero desde que la idea de todo aquello se cruzó por su mente, nació algo que le impedía dejar ese juego. La atracción que sentía por el héroe, aunque sólo fuera sexual, le rogaba por probar más, pero su nula experiencia la hacía dudar. 

Una parte de ella no podía creer que estuviera a punto de entregar su virginidad a un chico que no era el que amaba y sabía que, tarde o temprano, eso le afectaría de alguna manera.

Ya era viernes y el día pasaba sin ninguna novedad. Nuevamente todos alababan el nuevo aspecto de Marinette, incluso Adrien quien en más de una ocasión intentó hablar con ella siendo sutilmente rechazado.

Una vez finalizada la última clase, la azabache junto a su mejor amiga se dirigieron a la casa de esta última. Debían terminar un trabajo para la semana siguiente y, ya que ese fin de semana tendrían su tan esperada noche de chicas, ese era el último día que les quedaba para poder terminar.

-Sé que ayer te dije que no lo creería hasta verlo, pero demonios, realmente me has sorprendido. Creo que no podré parar de decírtelo hasta que me acostumbre - comentó la chica de lentes. 

-Y no podría hacerlo sin ti a mi lado - respondió Marinette con un puchero -. Digamos que tu común determinación y seguridad en ti misma me motivó y me hizo convencerme de que yo también podía. Y ya que tengo la ventaja de tenerte todo el día junto a mí, sólo me basta con echar un vistazo al lado para saber que debo seguir así - terminó de decir antes de darle un rápido abrazo.

-Aunque mi determinación me hubiese llevado a confesarme antes de rendirme, pero si las cosas están bien para ti de esa manera, entonces tienes mi apoyo, nena.

Alya tenía razón. Marinette sabía que le seguiría pesando el hecho de no haberse confesado correctamente, pero las cosas ya habían tomado otro camino y esperaba que esta nueva forma de hacer las cosas tuviera un resultado mejor para ella.

A lo pocos minutos de llegar, pusieron manos a la obra, esforzándose al máximo para poder terminar lo antes posible y, ya entradas en altas horas de la noche, estaban prácticamente listas.

Alya terminaba de editar el archivo en su computadora y Marinette ordenaba el desastre de libros que había en la habitación. Recordó que quería conversar con su amiga sobre un tema en particular y, juntando la confianza necesaria, comenzó a hablar.

-Oye, Alya... Eh... Yo me preguntaba cómo... Mmm... ¿Cómo es la primera vez? - dijo en un volumen no muy bajo e intentando sonar lo más casual posible.

Ayudándote A Olvidarme [MariChat +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora