No podía pensar en nada más. Su cuerpo, su calor, su aroma, su voz. Todo de ella invadía su mente sin dar tregua alguna. Quería ir a verla, pero quizás estaría con sus padres, quizás con su amiga, quizás querría algo de espacio. Fue el día más largo de su vida y parecía no querer acabar jamás.
-Jamás había pensado en otra chica que no fuera Ladybug. Al menos no de esta manera.
-Porque nunca antes habías dormido con alguna chica. Es normal que estés pensando en ella después de que hubiesen cogido - respondió Plagg con poco interés.
-No, Plagg. No es sólo eso. Desde que supe que yo era el chico que le gustaba, de alguna manera empecé a verla con otros ojos. Quizás si me hubiese dicho lo que sentía tiempo atrás, podríamos haber comenzado algo y no sé, estar en una situación diferente a esta, quiero decir, una relación real o algo así, creo.
-Si ella te hubiese dicho lo que sentía tiempo atrás, probablemente la hubieses rechazado.
-Gracias por tu ayuda. En serio necesito un buen consejo ahora mismo. Quiero hacer las cosas bien, Plagg. Sólo espero que no sea demasiado tarde. No sé que debería hacer ahora.
Sabía que con cada día que pasara la situación sería más complicada, más aún después de haber dado aquel paso que cambiaba drásticamente las cosas. Ahora no sabía como seguir avanzando, no sabía a quien recurrir, lo único que sabía es que sus sentimientos estaban teniendo un giro importante y que quería seguir a su corazón.
A la mañana siguiente, como ya era costumbre, llegó temprano a la escuela. Las secuelas del mal dormir se notaban en su cara y en su actitud. El Adrien radiante de cada día no se hizo presente en esa ocasión y no intentaría hacer ningún esfuerzo por lucir mejor.
Entró cabizbajo en el salón, se instaló en su usual puesto sin percatarse de que no estaba sólo ahí, hasta que una voz femenina lo pilló por sorpresa.
-Buenos días, Romeo. Te ves algo distraído hoy - lo saludó la morena
-¡Alya! No te vi, lo lamento. ¿No viniste con Nino hoy?
-No, me adelante ya que tenía cosas que hablar contigo, Gatubelo.
Adrien la miró confundido.
-¿Conmigo? ¿Qué... Qué pasó? ¿Gatubelo?
-Se te quedó algo en la habitación de Marinette ayer - dijo seria.
-¿Ma-Marinette? Pero si yo no vi a Marinette ayer, es decir, yo en su habitación, no sé de que estás hablando - tartamudeó nervioso, intentando fingir una risa.
Sin más preámbulo, Alya le entregó la billetera, sabiendo del poco tiempo que tenían antes de que llegara el resto.
-Ya lo sé todo, gatito. No hay manera de que me lo niegues.
Adrien palideció al instante, se castigaba mentalmente por lo estúpido que había sido. Un error así no podía perdonarse y sabía que ya no habría vuelta atrás. Todo acabaría ahí.
-¿Ella lo sabe? - preguntó en un tono grave.
-Para tu suerte, yo fui quien encontró esto. Y también fui yo quien le llevó la maldita píldora, par de estúpidos descuidados. ¿Que habría pasado de haber embarazado a Marinette? ¿Sería Chat Noir un padre presente? - Alya comenzaba a alzar la voz, y la rabia brotaba de sus poros.
-Yo... Lo siento tanto... Todo es muy complicado Alya...
-¿Sabes que es complicado? Ver por años a mi amiga llorando por ti y que ahora vengas en tu estúpido disfraz de látex a follártela, saber que detrás de ese antifaz eres tú realmente y no poder ayudarla a abrir los ojos porque, por mucho que me cueste admitirlo, no soy yo a quien le corresponde decir la verdad.
ESTÁS LEYENDO
Ayudándote A Olvidarme [MariChat +18]
أدب الهواةMarinette lleva años ocultando su amor por Adrien. Chat Noir lleva años siendo rechazado por Ladybug. Dos adolescentes sufriendo por un amor no correspondido, deciden que quizás pueden suplir esos sentimientos con alguien más, hacerse un favor mutu...