𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 22: 𝕮𝖔𝖓𝖋𝖚𝖘𝖎𝖔𝖓

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Lentamente comenzaban a aparecer los primeros rayos de sol de la mañana. Una luz tenue empezaba a iluminar el cuarto de Marinette y el joven rubio que descansaba en la cama junto a ella sabía que ya era momento de irse. 

Se movió con cuidado, intentando no despertarla, tomó su ropa y se vistió mientras su kwami se alimentaba con el trozo de queso que Marinette había traído minutos antes de volver a dormirse. Se veía tranquila y extremadamente hermosa. 

Adrien no había pasado por alto que al momento de terminar, la chica había gritado su nombre y no el de Chat Noir. Al principio, asustado, pensó que había sido descubierto, pero luego de que Marinette le pidiera disculpas con una evidente vergüenza, supo que no corría riesgo.

-Lo siento, gatito - dijo ella nerviosa y con la respiración aún acelerada después de que el rubio se recostara junto a ella -. No sé que pasó, pero no pude evitar pensar en él.

-No hay problema, princesa. No he olvidado que tus sentimientos no son hacía mí. Ese es también el motivo por el que comenzó todo esto - respondió él envolviéndola en un abrazo y sintiendo la culpa de haber tomado su primera vez de esa manera, en vez de darle una oportunidad real y tener una relación sin mentiras de por medio.

Miles de pensamientos atacaban su mente. En una parte de él surgían emociones negativas, sentía culpa, tristeza y confusión. A diferencia de Marinette, él no había pensado en Ladybug en ningún momento, además había tomado a su mejor amiga como suya sin confesarle la verdad y ocultándole que él era el chico al que amaba. Sabía que si en algún momento ella llegase a enterarse de todo, no habría forma de arreglarlo, pero más aún, le aterraba la idea de poder perderla para siempre. Se sentía estúpido y ya no sabía cómo seguir actuando frente a ella, cómo mirarla a la cara cuando se vieran en la escuela, y tras el antifaz, como mirarla sabiendo lo que había hecho. 

Sin embargo otra parte de él mantenía su corazón latiendo a mil. Estaba maravillado con esa chica de ojos azules. Después de años, finalmente se había dado cuenta de que era una mujer maravillosa, quizás la ideal, y saber que estaba enamorada de él de esa manera lo llenaba de júbilo, más aún, el recordar que ahora compartían algo tan especial, un secreto que sólo ellos guardarían.

Tenía muchas cosas que pensar, mucho que aclarar tanto en su mente como en su corazón y debía decidir con cuidado cómo jugar sus cartas a partir de ese momento para no arruinar las cosas. 

No quería dañar a esa chica, quería verla sonreír cada día de su vida, quería hacerla sentir especial. Quería demostrarle lo importante que era para él y no caer en la misma equivocación que estuvo cometiendo anteriormente sin darse cuenta de lo que hacía.

Era aún muy temprano para volver a su casa, pero no quería arriesgarse a estar más tiempo ahí, sentía que no era lo correcto. La miró durante un par de minuto, admirando su hermoso rostro, su cabello suelto, la piel desnuda que estaba a la vista y sonrió con timidez antes de transformarse nuevamente. Escribió una nota para ella, besó su mejilla y la acarició suavemente antes de dar media vuelta y subir al balcón.

Nino era su mejor opción en esos momentos. No iba a molestarlo, sólo le pediría que lo dejara dormir en su sillón un par de horas antes de regresar a su casa, así que saltando por los tejados de París, recorrió sin prisa su camino.

Tendría que inventar alguna escusa para su amigo, sabía que probablemente no sería tan complicado, era fácil engañar a Nino, pero no podía arruinarlo de ninguna manera. Era bien sabido que le costaba guardar secretos, así que no podía decir que nada que levantara sospechas, en ningún aspecto, y que por casualidad pudiera decirle a alguien más, específicamente a cierta persona.

Ayudándote A Olvidarme [MariChat +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora