17. Sal conmigo

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Un mes había pasado desde que descubrí la hermosa aplicación de Wattpad y todos los días subía capítulos nuevos a mi novela. Servía mucho para lidiar con el estrés y la tensión que se formaba en mi casa.

Me sentía realmente feliz en mi mundo de escritura, me sentía más liberada y trabajar resultaba menos agobiante que antes. Aunque podía sentir la tensión de muchas cosas, como cuando Mariano venía a visitar a mi hermano. Pero ya poco a poco, lo estoy sacando de mi mente.

—Juli ¿Estas bien? —Preguntó mi hermanos desde la puerta, sus ojos estaban rojos.

—Si, ¿Cómo te sientes hermano? —El sonrió, lucia débil y cansado. Su mirada estaba bastante apagada, poco se veía del Bruno que yo conocía.

—Bien, aún no me acostumbro a las convulsiones pero igual hago mi esfuerzo —Sus ojos brillaban aunque tenia unas ojeras bastante notorias. Imaginó que esto debe ser muy difícil tanto para el, cómo para su ahora novia.

—Voy a casa de mi novia ¿Quieres venir? —Tenía una chaqueta negra y una sonrisa de bobo. Me gusta ver su mirada cuando habla de su novia, curiosamente nuestra relación a mejorado un poco en estos tiempos.

Yo no quería ir porque no quería ver a Mariano, pero luego de pensarlo. Me di cuenta que no podía dejar a Bruno ir solo, tenía miedo de que le diera alguna de esas convulsiones en la calle y eso sería horrible.

Decidí ir con el...

¿Qué es lo peor que puede pasar?

—Voy —Apagué la laptop rápidamente luego de cerrar mi cuenta.

Me puse mi chaqueta roja y salí corriendo en busca de mi hermano. Tomamos un taxi que nos llevó directo a casa de Vivían, antes fuimos a una florería porque Bruno quería sorprender a su novia.

Tocamos la puerta y cuando Vivían nos abrió, enloqueció. Comenzó a gritar y me abrazó súper fuerte.

—Cuñada cuñada, aunque creo que pronto serás mi doble cuñada —Mariano apareció tras ella y le dio un golpe en la cabeza con su carpeta de apuntes.

—¿Qué hace Juli acá? —Miró suplicante a mi hermano, el sólo se encogió de hombros y Vivían puso cara incomoda.

—Vine porque sentí nervios al dejar a mi hermano andar solo en la calle, ya sabes que está enfermo —Intenté sonar lo más casual posible, decidí que haría de cuenta que no siento nada por el.

Cuando entramos a la sala con un Mariano nervioso, logre distinguir a una chica bastante bonita de cabello oscuro y ojos claros.

Su figura esbelta y su rostro fresco y delicado, parecía una princesa muy hermosa. Sentí una familiaridad inexplicable con ella, fue como ver a una hermana.

—Hola me llamo París —Sonrió la chica tendiéndome la mano, la mire mal y ella bajo su mano apenada.

—Soy Bruno, el novio de Vivían y ella es Julieta; mi hermana —Mi hermano quiso salvarme y la tal París sonrió. Yo me metí dos minutos dentro de mi misma e intenté sacar mi yo madura.

—Es un placer, dime Juli —Le tendí la mano con una sonrisa, Bruno y Vivían se vieron sorprendidos y Mariano solo se rascó la nuca nervioso.

—Me alegra conocerte, Vivían me habló maravillas de ti —Su tono de voz era dulce y cálido. Asentí con la cabeza sin saber que más decir.

—Bueno, yo ya me voy porque tengo compras urgentes que hacer. Bruno; llámame cuando te vayas —Dije abrazando a Vivían y salí pitando de ahí.

—Qué chica más hermosa —Escuché decir a la chica mientras me iba, tengo que admitir que me cayó muy bien.

Amor de HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora