Julieta y Bruno son mellizos, inseparables con un lazo único que los une: un sentimiento llamado «amor». Pero la adolescencia, rompe ese lazo inseparable. Convirtiéndolo en odio, y en una guerra interminable.
Ambos hermanos, comienzan una pelea por...
—Levántate Min Jun —Dije moviendo a mi hija para que se levante, esta niña estresa mi paciencia.
—Ya voy mamá
—Te quiero abajo en cinco minutos —Tras decir eso, baje y me dispuse a servir la mesa. Hasta que alguien me abrazó por detrás.
—Hola amor —Mi hermoso esposo, me volteé y nos besamos. Estaba tan enamorada del y nunca quería dejarlo de amar.
—Qué bueno que despertaste amor, tenemos que trabajar —El asintió y abrazó mi cintura sin ganas de soltarme en absoluto.
—Te amo mucho
Le hice señas para que se sentara y puse su desayuno junto a su café en la mesa. El comenzó a comer encantada y mi hija bajó a trotes las escaleras. Mi pequeña niña de diez años, está creciendo enorme y bella.
Antes de sentarse a comer, besó mi abultada panza sonriendo. Ella estaba muy feliz y nosotros también. Amábamos la familia que habíamos formado.
—Buen día hermanito —Dijo ella antes de sentarse a desayunar.
Comimos mientras charlábamos de lo que esperábamos de este día. Mi esposo y yo trabajamos en el hospital, aunque yo debía llevar a nuestra hija a la escuela antes de ir al hospital.
Cuando acabamos de desayunar, empaque el almuerzo de mi hija y de mi esposo. El mío ya estaba hace rato armadito. Ayude a Min Jun a ponerse la mochila y nos encaminamos a la salida.
Ella se fue y se subió al auto. Yo no quería irme sin despedirme de mi esposo. Siempre me da nervios de que me pueda pasar algo y perder la oportunidad de despedirme del hombre de mi vida.
—Sabes que te amo ¿verdad? —El asintió y me besó, luego se agachó y besó a nuestro bebé.
—Los amo a los tres, son lo mejor que me pudo pasar en la vida —Unas lágrimas bajaron por mis mejillas y él las seco. Besó mis ojos y acarició mi mejilla.
Amaba mi familia, teníamos problemas si. Pero todas las familias los tienes. Amo a estos tres eres humanos que le traen alegría a mi vida y hacen que no me arrepienta de mis decisiones.
Me despedí de él con un abrazo y me fui al auto. Pero antes de salir, me volteé y le dije con todo el amor de mi corazón.
—Kim Jun, estoy feliz de haberte conocido y de haberme casado contigo. Te amo —Me despedí de él y él sonrió. Me fui al auto a llevar a mi hija a la escuela.
Amo a este hombre, lo conocí un año después de haber perdido lo que más amaba. Me dio su amor, su amistad, su comprensión, su corazón y dos hermosos hijos que amo con toda el alma.
¡Qué más puedo pedirle a la vida!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.