Julieta y Bruno son mellizos, inseparables con un lazo único que los une: un sentimiento llamado «amor». Pero la adolescencia, rompe ese lazo inseparable. Convirtiéndolo en odio, y en una guerra interminable.
Ambos hermanos, comienzan una pelea por...
A la mañana me desperté con mucho dolor en mi parte baja, había sido una noche interesante y el sueño me estaba matando. Intente moverme pero unos fuertes brazos me lo impedían, me tenían abrazada fuertemente y me era incapaz de salir.
Me volteo despacio y veo a Mariano plácidamente dormido, se veía tan lindo mientras descansaba. Sus tiernos ojos cerrados, sus labios rosas y sus facciones bonitas. Tengo que estar muy enamorada como para creer que una persona recién levantada, con el pelo todo revuelto y la cara llena de lagañas; se ve atractiva.
El lentamente abrió los ojos y al enfocarme sonrió. Nos miramos un minuto y luego él se levantó y desapareció dentro del baño. Quise ir yo también, pero moverme era muy difícil. Realmente dolía.
Al final me levanté y entré al baño, Mariano se estaba lavando los dientes y yo imité lo que él hizo. Luego nos quitamos la ropa interior, que era lo que nos pusimos antes de dormir y nos metimos a bañar. Él aprovechó para besarme un par de veces, aunque en el fondo se que le estaba costando. Estaba rojo y de vez en cuando evitaba mirada.
No sabía que Mariano tenía la capacidad de ser tímido y esa faceta de él me sorprendió mucho. Yo lo abracé por el pecho y me quedé ahí un rato. Luego él comenzó a lavarme el cabello y yo no me quise mover de ahí. Quería abrazarlo para siempre.
Lamentablemente el agua caliente se terminó y tuvimos que abandonar nuestro hermoso momento bajo la ducha. Pero esperábamos pudiera repetirse pronto.
—Juli, creó que deberíamos aclarar nuestra relación —Hablo el mientras me ayudaba a vestirme.
—¿Qué relación? —Pregunté sin entender mientras levantaba los brazos, para que me pusiera la blusa.
—Exacto, no tenemos ninguna y ese es el problema —No entendía su punto, pero el parecía muy nervioso.
—¿A donde quieres llegar Mariano?
Mi pregunta lo dejo pensando, no parecía el de siempre. Estaba nervioso, tímido y tildado, sólo falta que tropiece y tartamudee.
—¿Te gustaría ser mi novia Julieta Castro? —Se arrodilló y me causó gracia porque estaba desnudo, solo tenía sus bóxers.
—Me encantaría Mariano Curbelo —El me abrazó y me levantó en el aire. Me sentía en el cielo y estaba plenamente feliz de estar a su lado.
Salimos del cuarto y nos dedicamos a tender la cama, levantar la ropa sucia. Él la llevó al baño y yo decidí ponerme ordenar mi biblioteca. Se que deben estar pensando porque le damos tantas vuelta y estoy nerviosa de enfrentar a mi hermano y a Vivían.
Conozco las paredes de la casa y sobretodo porque ya me ha tocado tener que escuchar los sonidos de mi hermano haciendo sus cosas. Y también lo he escuchado cuando Vivían duerme acá y por eso estoy un noventa porciento segura de que nos escucharon anoche.
Además aclaró que no fuimos nada silenciosos y ni siquiera intentamos serlo. Ambos estábamos nerviosos y actuábamos de forma torpe. Me pareció extraño de parte de Mariano porque él ya ha estado con otras chicas antes, pero según él; le afectó más que otras chicas.
Solo se que estoy tratando de retrasar lo inevitable, enfrentar a mi hermano porque se que nos escucho y tengo mucha vergüenza. Realmente mucha pero no importa cuánto lo retrase. Al final pasará lo que tenga que pasar.
—¿Bajamos? —Preguntó Mariano
—Estoy nerviosa
Me temblaba la mano y él me la tomó. Me dio mucha seguridad su acto y caminó conmigo agarrada de su mano hasta la puerta. Bajamos lentamente las escaleras y fuimos al comedor donde Vivían y Bruno estaban desayunado.
Mi hermano nos miró exasperado y Vivían tenía un toque de humor y picardía reflejada en su rostro. Me senté y Mariano fue a la cocina a preparar el desayuno. Luego de un rato muy largo e incómodo, él volvió y se sentó a mi lado. Comenzamos a desayunar bajo la atenta mirada de Bruno.
—¿De divirtieron anoche? —Preguntó serio mi hermano y Vivían expulsó todo el cereal en una risa que intentó suprimir.
—Algo —Contestó Mariano incómodo.
—Esperaba que tú confesión fuera romántica, no de acción —Bromeó Vivían y yo me reí, sé que estoy avergonzada pero su chiste fue bueno y muy bien utilizado.
—Fue bueno —Le sonreí y ella también a mi.
—Basta Vivían, estoy avergonzado
Los dos hermanos intercambiaron una mirada íntima y yo miré a mi hermano. Él comía tranquilamente y ni siquiera me volteo a ver. Estaba en su mundo de comida y no tenía la intención de abandonarlo.
—¿Cuánto escucharon? —Pregunté murándolos a ambos, ellos intercambiaron miradas cómplice y luego me miraron a mí.
—Todo
La contestación de Vivían me dejó bastante avergonzada, tal vez esté exagerando pero que tu hermano y su novia te escuchen intimar con tu novio. De verdad es algo que no le deseo a nadie, una vergüenza muy grande y Mariano se sentía igual que yo.
—Dejen de actuar como dos vírgenes pudorosas —Murmuró mi hermano— Te cogiste a mi hermana, no te hagas el delicado ahora —Siguió comiendo tranquilo su cereal sin mirarnos más.
—Admito que fue bastante bueno, no esperaba que mi hermano fuera tan veloz y menos sabiendo lo cobarde que es —El la miró molesta y ella le sobo la cabeza haciendo que él se molestara más.
—¿Son novios ahora? —Preguntó mi hermano dejando a un lado su plato vacío de cereal.
—Si —Contestamos al unísono, Vivían aplaudió contenta y Bruno solo asintió con la cabeza.
—Me alegra que finalmente te animaras —Bruno camino hasta el y le dio un abrazo, la tensión poco a poco se estaba yendo.
—Gracias hermano
—Para la próxima vez que quieran coger vayan a otro lado, porque si decido incendiar la casa; será culpa de ustedes —Su repentinas palabras nos dejó confundidos a ambos.
—Sino lo seduzco anoche, iba a incendiar o inundar la casa para interrumpirlos —Habló tranquila Vivían mientras terminaba su cereal.
—Gracias hermana, me alegra saber que te tengo a mi lado para seducir a mi mejor amigo —Dijo sarcásticamente mi novio bonito.
El restó del día fue bueno, era Sábado y no teníamos planes. Pasamos todo el día viendo películas en Netflix. Y otra noche más que los hermanos Curbelo pasan en nuestra casa. Vivían prácticamente vive acá y Mariano ya se aseguró de instalarse.
La noche vino con todo, haber tenido nuestra primera vez cambio por completo a mi novio. Ahora esta irreconocible, todo un pervertido en potencia. Solo le falta acompañarme al baño a cagar.
Esta potencia, potencia. Pero me gusta que sea así, me gusta que me demuestre cuánto me desea. Todos tenemos ese miedo, no ser sexualmente atractivos para nuestra pareja y es algo que puede pasar.
Dos personas pueden amarse plenamente pero que él sexo sea un asco, me alegra que eso no nos pase a nosotros y que podamos disfrutar todas las facetas de nuestra relación.
¡Todavía tenemos una cita pendiente!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.