Luchar Por Amor - 4

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A la mañana siguiente, muy despacio y con gran pesadez se abren los ojos de Cassandra, está acaba de despertar y lo primero que ve es una habitación de un palacio, miró a su derecha y vio por la ventana que estaba nevrando, luego miró a la izquierda y vio a un muñeco de nieve decirle:

-Hola, soy Olaf.

Cassandra se asustó y pegó un grito mientras de un salto se quedó incorporada en la cama, luego le soltó una bofetada al muñeco de nieve lanzando su cabeza. El muñeco de nieve intentó cojerla y ponérsela de nuevo pero no atinaba, entonces de golpe entró la reina y al ver la escena no pudo evitar reírse.

-Olaf, ¿Qué le has hecho a la invitada?

Elsa le volvió a poner la cabeza.

-¡¿Qué narices es eso?! -Dijo Cassandra sobresaltada.

-Un muñeco de nieve -Contestó Elsa algo obvia.

-Olaf a su servicio -Dijo el muñeco de nieve.

-Eso,... Eso no es normal -Dijo Cassandra señalando a Olaf.

-Supongo que estarás asustada -Dijo Elsa.

-Esa no es la palabra que yo usaría.

-Perdó, sorprendida y extrañada, pero Olaf es inofensivo, es algo pesado, pero no es peligroso.

-Ya, como has dicho no tengo miedo, es más el impacto y no saber qué pasa.

-Estarás algo confundida. ¿Verdad?

-Ni te lo imaginas.

-¿Te importa? Solo intento ser amable.

-Perdón, perdón ¿Dónde estoy?

-En Arendell, en el palacio.

-Espera un momento, entonces tu eres la reina Elsa.

-La misma

-Lamento la confusión su majestad -Dijo Cassandra levantándose de la cama para hacer una reverencia.

-No hace falta, tranquila, hoy tu eres mi invitada.

-De acuerdo -Dijo extrañada.

-Mira, mi hermana dejó unos vestidos en el armario por si querías cambiarte antes de bajar a desayunar. Si quieres hablar solo debes decirlo.

-Gracias, sois muy amables.

-De nada -Dijo la reina saliendo de la habitación- Vamos Olaf, deja descansar a la invitada.

Tras oírse el sonido de la puerta cerrarse Cassandra se sentó en la cama pensativa, tenía un recuerdo en la cabeza pero no sabía si era real o fue un sueño, al final decidió dejarlo, se levantó y abrió el armario a ver que vestidos habían. Por poco le da un ataque, casi todos rosa o súper esponjosos. Rebuscó con cuidado y logró encontrar uno más de su estilo, era azul turquesa muy oscuro con pequeños adornos en dorado, bastante sencillo, pero cómodo. Se lo puso y también se puso su cinturón, sus guantes, el collar de Várian y se colgó la espada en la espalda como siempre. Una vez lista salió de la habitación y con las indicaciones de una sirvienta llegó al salón donde la reina desayunaba con su hermana y el novio de su hermana.

-Buenos días -Dijo Cassandra haciendo una reverencia.

-Hola -Dijo el muñeco de nieve desde detrás de Cassandra.

Esta se dio la vuelta de un respingo, resopló y volvió a mirar a las hermanas.

-Ven, siéntate -Dijo Anna.

Cassandra se acercó y se sentó.

-Soy la princesa Anna y él es Kristoff.

-Es un placer, yo soy Cassandra.

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