El oso y El dragón - 1

172 6 3
                                    

En el bosque silencioso y tranquilo, el húmedo viento pasa silbando entre los árboles, el sonido del agua agitada del río y el susurro de los árboles con la rojiza luz del sol aun en el horizonte da una sensación de tranquilidad que se ve interrumpida por el agitado galope de un caballo negro, la joven que lo monta esta muy alegre y va lanzados o flechas a todo tronco y diana que ve, su melena, roja intensa y muy rizada, vuela al viento al igual que su vestido azul oscuro. Emocionada grita mientras galopa a gran velocidad entre los árboles, pero de pronto el caballo se detiene de golpe con un relincho tirando a la joven al suelo.

-¡Anguuus! -Le grita ella enfadada al caballo mientras se levantaba.

El caballo vuelve a relinchar poniéndose a dos patas como si señalase algo y entonces se oye un gemido de auxilio que no viene del caballo, la chica se gira hacia donde el corcel indicaba y ve a un dragón. En un segundo pasan mil cosas por su mente, ¿Un dragón?¿Son reales?¿Son peligrosos?... Pero al instante se da cuenta de la red que lo apresa y por la que no se puede mover, es un dragón negro, grande y fuerte, pero con los ojos verdes brillantes como de cachorrito suplicando, está enroscado sobre sí mismo, envuelto en sus alas y todo cubierto por un montón de cuerdas que forman una gran red. Ella se acerca temerosa mientras su caballo la advierte relinchando, pero lo ignora, mira a los ojos del dragón y él la mira a ella volviendo a gemir.

Ella, lanzando una flecha rompe una de las cuerdas y luego con la punta de otra flecha sigue cortando cuerdas, mientras que a lo lejos oye gritos de guerra que se acercan, serian unos 15 hombres corpulentos, ropa vikinga, cargados de armas y con mala uva. Ella lo ignora, puede ver en los ojos del gigantesco dragón el miedo que tiene y no piensa dejarlo así. Corta más rápido y logra liberarlo por completo antes de que llegasen los "animales" que habían lanzado la red, en menos de un segundo se monta en su caballo y corre hacia ellos, primero, y aun cabalgando, lanza una flecha delante de ellos y acierta en el centro de un tronco llamando su atención y haciendo que se detuvieran, después, se detiene justo delante de ellos y los mira.

-Soy la princesa Mérida del clan Dumbrok y os ordeno que salgáis de nuestras tierras.

-Y que nos harás si no princesita.

Ella lanza una flecha sobre la cabeza de uno de ellos rompiendo su casco vikingo, luego prepara otra flecha apuntándole hacia ellos y Angun zapatea el suelo resoplando amenazante.

-Como ordene su majestad -Dice uno y se retiran.

Una vez se han ido todos la princesa vuelve atrás, a donde estaba en dragón, pero parece que ya se ha ido, ella baja de Angus y mira a su alrededor a ver si lo divisa en el cielo, pero en vez de eso lo ve saltar por la copa de los árboles. El dragón que la ve, baja de un salto adelante de ella y la mira fijamente. Mérida se preocupa pero mantiene el tipo con su inseparable arco en la mano, el dragón ve el arco y le gruñe, ella pensó atacar pero inmediatamente vio lo que quería el dragón y dejo sus armas en la silla de Angus, el dragón se relajó y se acercó a olfatear a Mérida, entonces ella se fijó en algo de lo que no se había percatado antes, el dragón tenía media cola postiza y una silla de montar.

-Pero... ¿Y tu jinete?

El dragón la mira soltando un gruñido de preocupación y baja la cabeza agachando las orejas, Mérida ve que está muy triste, preocupado y perdido y con cuidado se acerca y le acaricia la cabeza. Al sentir la mano de la joven el dragón levanta las orejas sorprendido pero en el fondo le sentó bien la caricia y dejó que lo siguiese tocando.

-Encontraremos a tu amigo.

El dragón sonrió mirando a Mérida y ella subió a Angus.

-Vamos, ¿Alguna pista?

El dragón comienza a olfatear subiendo cada vez más la cabeza hasta ponerse a dos patas, luego se dejó caer hacia delante volviendo a ponerse a cuatro patas y comienza a caminar como siguiendo un rastro, Mérida y Angus lo siguen vigilando no haya algún peligro, caminan un buen rato por el bosque sin pista alguna, hasta que Mérida ve algo a lo lejos, un fuego fatuo.

-¡He, chico! -Le grita al dragón- por aquí.

Gira su caballo para seguir la luz y aceleran el ritmo siguiendo el rastro de fuegos fatuos hasta que se detienen en medio de la nada.

-¿Y ya está? -Se pregunta Mérida resoplando.

Pero entonces se olle el sonido de una espada, un grito de dolor y se ve a un chico caer rodando ladera abajo, el dragón corre y lo coge envolviendolo con sus alas mientras a lo lejos se oye una malévola risa. La chica corre al lado del dragón que abre las alas dejando ver al joven inconsciente que acaba de coger.

Era un chico joven, como de su edad, tenía el pelo castaño y despeinado, pecas, una pierna postiza de metal y una extraña ropa negra con adornos en rojo.

-¿Él es tu amigo?

El dragón naciente y Mérida intente acercarse al chico para ver mejor sus heridas, pero el dragón la detiene con un gruñido.

-Tranquilo, solo quiero ayudar.

El animal la deja acercarse y ella mira las heridas que tiene, son bastante graves, parece que la espada le había metido una buena estocada en la barriga y le había rozado en el hombro, esas dos heridas son las que más sangran, pero también tiene raspones seguramente por haber rodado por la ladera.

Con ayuda del dragón sube al chico inconsciente al lomo de Angus, ella se sube también al caballo y va galopando a gran velocidad junto al dragón camino al palacio.

Fergus se encuentra en un pasillo del palacio y al oír a angustia corre a asomarse y ver que una gran figura negra sigue a Mérida. Preocupado coje su espada y sale corriendo.

Mérida se detiene justo ante la puerta de entrada y desmonta, entonces sale su padre espada en mano y al ver al dragón se sorprende y se dispone a atacar cuando Mérida se mete en medio de los dos.

-¡¿Mérida?! -Exclama su padre.

-Es inofensivo, -Dice mirando a su padre y pasando la mirada al dragón- no te hará daño, -Vuelve a pasar la mirada a su padre- es bueno, -De nuevo al dragón- piensa que está más asustado que tú -Y otra vez al padre.

-Vale hija dice algo preocupado.

Mérida intenta bajar al chico del caballo y su padre al verlo corre y la ayuda.

-¿Quién es?

-No se, estaba en el bosque, solo se que es el jinete del dragón.

Fergus lleva al chico a una habitación y Mérida va a buscar un médico.

En una habitación oscura de paredes de piedra, únicamente iluminada por el fuego de una chimenea, abre los ojos el muchacho del dragón, la poca luz deja ver algunos tapices en la pared, muebles de madera tallada y a la joven Mérida sentada en una silla junto al fuego afilando la punta de una flecha, él se encuentra tumbado en una cama con todas sus heridas vendadas, esta algo confundido e intenta incorporarse con un gemido de dolor por la puñalada de su estómago. Mérida lo oye y se vira hacia él.

-Agggg... ¿Dónde estoy? -Dice el chico.

-Estás en Dumbrock, -Contestó ella levantándose y guardando la flecha en su carcaj- en el palacio.

Su dragón salió de las sombras y muy feliz de verle despierto se acercó.

-¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Qué ha pasado?

-Sólo se lo que pasó después de que te que fases inconsciente, después de que te clavasen la espada y calles es por la ladera. Tu dragón y yo te encontramos y te trajimos a aquí para que te curases.

-Pues gracias. Me llamo Huccup -El dragón emocionado le lame todo haciéndole reír y quejarse- y el es Chimuelo.

-Yo soy Mérida, encantada de conocería.

Hiccup sonríe mirándola mientras acaricia al dragón ya más calmado.

-Si necesitas cualquier cosa dímelo, -Dice Mérida sentándose de nuevo en la silla- yo estaré aquí.

-De acuerdo.

Hiccup se re-acomoda en la cama y el dragón se sube al lado suyo para dormir juntos.

Mis Fanfics Y CrossoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora