Capítulo 2: Golpe bajo

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Como si fuera por arte de magia ya faltaba solo un día para la graduación, y yo todavía no tenía a nadie con quién ir, pues, de las cinco o siete chicas que me pidieron ir las rechacé a todas, no sabía el por qué, pero no me daba la gana ir con ellas simplemente. Además de que mi ojo no estaba puesto en ellas, sino en Dayana, esa extraña y escalofriante chica que había visto hace una semana. Al parecer era de mi instituto, así que la vi una que otra vez, mientras que Anthony ya me había afirmado que había intentado hablar con ella, pero la chica siempre desaparece al momento en el que él la pierde de vista.

Ahora mismo me encontraba caminando tranquilamente hacia los baños, con las manos en los bolsillos e ignorando a la mayor parte de las personas, por algo me reconocen como el solitario Jack.

Mi vista posó en una pelinegra que había chocado contra el pesado de Mateo, uno de los brabucones del instituto, tenía casi por sabido que él lo había hecho con intenciones, pero no me molesté en ayudarla a recoger toda la cantidad de hojas y libros que había en el suelo pues al chocar se desperdigaron todos por el suelo, tampoco es que sea reconocido por ser muy amable.

- Ve por donde caminas, cuatro ojos – Efectivamente, la azabache tenía lentes redondos, como de Harry Potter. Me molestó como trató a la chica, así que me dirigí hacia el tipo para poder llamarle la atención, pero alguien lo hizo primero.

- No creo que aquí la que tenga que ver mejor sea ella, cabeza oxigenada – Me asombré al ver que Dayana sostenía el brazo del abusador con una mirada tan intimidante que preferí dar un paso atrás.

- ¿Y tú que te metes, enana? – Él intentó deshacerse del agarre de la más baja, pero ésta lo agarraba tan fuerte que le fue imposible apartarse, hasta pude notar que el brazo del musculoso se estaba volviendo blanco por la presión y del corte sanguíneo que le provocaba el agarre.

- ¿Qué está pasando aquí, Bro? – Antonhy un poco jadeando llegó corriendo a ver la escena, al parecer un grupo bastante grande de estudiantes rodearon el lugar prestando atención en silencio – Escuché que Dayana estaba metida y vine corriendo desde la biblioteca.

- Es mejor que lo veas con tus propios ojos – Me moví a un lado para que mi mejor amigo vea lo que estaba ocurriendo - ¿Tú en la biblioteca? – Este me sonrió. Se asombró tanto como yo al ver a la pequeña chiquilla tomar riendas del problema como si ella fuera la matona y no Mateo

- Por favor – La delicada pero potente voz de la chica me hizo prestar atención nuevamente – Pídele disculpas y vete, antes de que llames la atención de los profesores.

- Oblígame, rarita – Dayana achinó los ojos y con un rápido movimiento colocó las manos del tipo en su espalda, haciéndole una llave.

- Repite: – Dice calmadamente en su oído, pero pude escuchar claramente – Lo siento – El brabucón a pesar de lanzar jadeos de dolor se limitó a insultar a la chica, resistiendo – Lo siento... - Hizo la llave aún más fuerte, hasta a mí me dolió.

- L... Lo si... Siento – A penas lo dice la chica lo suelta y lo lanza contra el suelo y pone su zapato en su cara, aplastándola.

- Espero no vuelva a suceder, o sino – Se acercó y no supe que dijo, pero el que anteriormente era el agresor abrió los ojos como platos y asintió a pesar de su posición, asustado.

Dayana sin más ayudó a levantar las cosas de la de lentes y le susurró algo al oído. Después se fue, haciendo caso omiso a los gritos de la gente felicitándola por darle una lección al patán.

Antonhy y yo sin esperárnoslo dos veces salimos disparados hacia la chica topándonos en una de las bancas de la cancha principal del instituto.

- ¡Dayana! – La llamo con un jadeo de cansancio. Intento regular mi respiración.

Amor Psicópata~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora