Capítulo 4: Realidad

21 3 0
                                    

Desperté por unos reiterados golpes contra algo, y mis ojos se abrieron con dificultad, pude divisar a mi lado como Anthony estaba amarrado a una silla, todavía inconsciente, y al igual que él, yo también estaba inmovilizado.

En el suelo había pequeñas gotas de sangre haciendo un caminito hasta fuera de mi alcance de vista ya que la oscuridad de nuevo estaba jodiendo mi vista periférica del lugar, aunque pude aseverar de que se trataba de una casa ya que pude ver una TV, un sillón, la típica mesita de living en el centro... Entre otras cosas. Además de que toda la casa olía a chocolate, no supe si era por un aromatizante o la persona que vivía aquí se echaba demasiado perfume.

- Pstt... – Intenté no sonar tan fuerte para que quién fuese que nos atrapó no pudiera escuchar, pero lo suficientemente fuerte para que Anthony me escuchara.

- ¿J... Jack? – Miró a los lados desesperado y después a sus ataduras - ¿Qué hacemos aquí?

- En pocas palabras, nos secuestraron – Hasta a mí me dolió mi franqueza, pero no tenía de otra, esta es la cruel realidad en la que estamos atrapados.

- Maldición – Empezó a moverse intentando romper las ataduras, pero ni sus fuertes músculos pudieron – Se me olvidó dejar la ventana abierta para que señor bigotes saliera – Intentó bromear al nombrar a su gato. Este sin una escapatoria para hacer sus necesidades, acababa haciendo dentro de la casa, por ello siempre le abrían la ventana de casa. Pero no creo que fuese el momento adecuado para bromas.

Me asusté y pegué un saltito cuando escuché como Anthony por tanto forcejear caía de lado todavía amarrado en la silla y quedaba en el suelo en una posición un poco comprometedora, obviamente para las chicas, para mí era algo desagradable.

- Mierda – Repetimos los dos a la vez al ver en la posición incómoda en la que nos encontrábamos.

- ¡Si serán! – Escuché un gritito exasperado de una mujer - ¡Lo que faltaba!

De la nada y nunca mejor dicho, una figura con demasiadas curvas entró, inferí que era una chica por lo anterior. Pude notar que su camiseta estaba llena de sangre junto con sus pantalones, además de que ya no andaba con la chamarra.

- ¿Quién eres tú? – Grita desde el suelo mi querido amigo, intentando demostrarse autoritario, aunque en esa posición... - ¿Qué quieres de nosotros?

- Eres tonto – La chica se acerca y pude notar que era castaña. Ésta lo ayudó a pararse – Como se esperaba de Tony.

Se mostró completamente y pude ver sus ojos verdes, el alocado cabello castaño, la estatura diminuta y lo bonita que era; Dayana. La chica tenía la boca llena de sangre.

- ¡¿Dayana?! – Otra vez Anthony se robó mis palabras.

- Lo siento por mostrarme así – Intentó limpiarse la boca, pero la sangre ya estaba seca – Pero no me han dejado si quiera tiempo para reaccionar bien. Así que estuve todo el maldito tiempo en el que estaban inconscientes sacándome cabellos y saliéndome de mis casillas – Efectivamente, la chica tenía en una mano un puñado de cabello.

- ¿Cómo es que...?

- ¿Tú eres la chica caníbal? – Pregunto seriamente, aunque por dentro me estaba rompiendo en mil pedazos por todo lo que estaba descubriendo.

- No creo ser caníbal, Jack – Pronuncia esas palabras con asco, como si llamarla así fuese totalmente un insulto.

- ¿Entonces por qué? Lo del callejón ¿Tú lo hiciste? – Pregunta Anthony tan atónito como yo.

Amor Psicópata~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora