Capítulo 13: Rapto

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- Dayana ¿Estás...? – Efectivamente, estaba llorando, y esta vez no de tristeza, no de impotencia ni de furia, estaba llorando de alegría.

- Conseguí la cura, lo he hecho... - Creo que me iba a desmayar pues Jack tuvo que sostenerme por la espalda para que no me tirara de espaldas contra el suelo.

Cuando por fin pude estabilizarme y los chicos terminaron con su celebración por mi descubrimiento me acerqué a Tomas que seguía intentando hablar desesperado con la cinta adhesiva en la boca, no entiendo su desesperación, supongo que no es bonito que te tapen la boca con un pedazo de cinta.

- ¡Dayana! – Dice cuando ya le quité la cinta - ¡El arma, el... - No pudo seguir porque una gran explosión hizo que todos saliéramos volando.

Por suerte de los demás, todos alcanzaron a agarrarse de algo para no salir volando, pero yo, en mi condición, acabé en el borde el edificio, tomada solamente de un brazo, mientras que mi mano estaba siendo herida con los pedazos de vidrio que cayeron anteriormente, no pude evitar empezar a pronunciar jadeos de dolor.

- ¡Enana! – Me llama Anthony saliéndose de su agarre y tomándome para poder subir. Miré mi mano y estaba llena de cortes y sangraba como un manantial.

- ¿Qué fue eso? - Preferí preguntar.

- ¡Que la maldita arma ya disparó, su fuerte ha caído! – Grita Tomas. Ohh... Eso era lo que quería decir... Mierda, mierda, mierda. Eso quiere decir que los de la Zona B fallaron, malditos inútiles.

- Pero ¿Cómo? Teníamos todo muy bien pensado

- Lo sé, pero Brown nos contó como era su estrategia así que realizamos una que pudiera contra esta, los neutralizamos – Me paro del suelo y sin más le doy una abofeteada a Tomas.

- ¡Si serás! – Se notaba a leguas mi enojo – Es verdad que no tengo el derecho a enojarme porque yo también hice algo igual, pero por Dios ¡Qué rastrero!

- Voy a ver qué pasó – Grita Tony por encima del bullicio que se estaba formando porque todos estaban presas del pánico gritando y llorando fuera del laboratorio – La puerta principal ha sido destruida.

- Les dije – Volví a golpear a Tomas para que se callara de una maldita vez.

- No te doy otro putazo nada más porque respeto mis puños – Me voy hacia donde mis amores y les empiezo a decir mi plan.

(...)

- ¡Esto me llenará de adrenalina más que la garra de peluches! – Que aun así no podía agarrar nada.

- Dayana, por lo menos ¿Sabes conducir? – Me encojo de hombros, intentando decirle a Jack que no.

- ¿Jugar bien en Mario Kart no sirve? – Y sin más coloco un ladrillo en el acelerador ya que no lo podía alcanzar muy bien con mis piernas cortas.

- ¡Sabía que yo tuve que haber manejado! – Ignoré el grito de niña de Jack.

Salí disparada por la puerta principal con el carro de bomberos a toda velocidad, seguido de cinco más, y mi querido amigo albino con la manguera empezó a apuntar a los Zombies la cura que había coagulado, haciendo que cayeran uno por uno.

- ¡YUPIIIIIIIIIIIIII! – Derrapé en una calle haciendo que Jack se tambaleara y apuntara a los pocos guerreros que nos quedaban, haciendo que empapara su visión y no viera nada. Al final se lo comieron.

- ¡Perdón! – Se disculpa Jack a pesar de que ese hombre ya está muerto, lo más seguro.

- Es mejor que le pidas perdón en el infierno, Jack – El chico suelta una carcajada y sigue apuntando a los Zombies.

Amor Psicópata~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora