Helado napolitano

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— ¡Y el muy idiota me dijo "Me gusta RenJun"! —gritó tomando otra cucharada de helado napolitano con gomitas de fresa—. ¡Es un insensible!

Mark rodó los ojos con la cuchara de plástico en la boca y su mano izquierda sosteniendo el litro de helado de chocolate, que DongHyuck le había obligado comprar para acompañarlo en su depresión.

— Pero tú fuiste quién le pregunto.

— ¡No esperaba que me contestara! —lágrimas de cocodrilo rodaron por sus mejillas.

— Si te rechazó debiste alejarte para evitar salir aún más lastimado ¡No preguntar quién le gusta!

— ¡Perdón por ser tan curioso!

Se quedaron callados, mirando la pantalla fijamente y con los pequeños hipidos de Hyuck de fondo.

— ¿Estás bien? —preguntó Mark finalmente.

— Sí. Digo, me duele mucho, pero no estoy enojado con RenJun o con JeNo. Sería inmaduro de mi parte.

— ¿Crees que RenJun lo sabe?

— No. Él probablemente ni siquiera se lo imagina. O no lo sé. Me concentré tanto en Jeno que descuidé un poco nuestra amistad.

— Tal vez debas de hablar con RenJun —le dedicó una sonrisa ladeada.

— Sí, pero no quiero hacerlo ahora. Seguramente me dejaré llevar por la tristeza y le terminaré diciendo que es una perra por lograr enamorar a Jeno sin siquiera intentarlo. Ren es mi mejor amigo y no quiero tirar nuestra amistad por un rencor estúpido.

DongHyuck terminó su bote de helado y sacó otro de quién sabe dónde. Mark lo observó añadir gomitas de fresa al postre con una mueca de disgusto.

— Hyuck, esa combinación es asquerosa.

— Calla, Markos. Estoy en mi día de depresión.

— Claro.

— ¿Y que tal están tu y tú novio? —le cuestionó, más concentrado en que se cuchara no se doblara que en la conversación.

— Mal.

— ¿Por? —dijo con sorpresa.

— Peleamos. Es algo extraño pero creo que la distancia comienza a afectarnos.

— ¿Cuánto tiempo llevan separados?

— Un año y siete meses —se lamentó Mark recordando el último beso que le dió al menor en el aeropuerto.

— ¿Y confías en él? —dijo con suavidad.

— Claro que lo hago. Pero a veces me cuesta confiar en mí.

— ¿Lo amas?

— Es imposible no hacerlo. Tiene el corazón más amable y la sonrisa más brillante.

— Debes de tenerlo muy dentro de tu corazón —la voz del menor cada vez era más baja, el dolor en su pecho de intensificaba y el nudo en su garganta crecía.

— Sí.


MarkLe en el siguiente capítulo ;)

Él chico del pack (MarkHyuck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora