Madre Adolescente

Capitulo 2

Machu

Estoy buscando por Claudio para contarle sobre nuestro "noviazgo" y no encuentro al sálame por ningún lado. Cuando iba a sacar mi teléfono para marcarle, lo encontré.

—Claudio, que bueno que te encuentro, mira, necesito que seas mi novio.— le digo sin rodeos.

—Que raro, iba a preguntarte lo mismo. Silverio me jode mucho. ¿Ponemos reglas sobre nuestro "noviazgo" o no?— me pregunta Claudio.

—Obviamente necesitamos reglas. Mira....cuando estamos en LIKE, tenemos que fingir que somos novios. Permito besos, chapes, picos, lo que tú quieras, sálame. Para hacerlo más creíble, tenemos que trabajar en nuestra historia los fines de semana. Obviamente nuestros amigos van a querer saber que hicimos, y también tenemos que darnos regalos.— le digo con una sonrisa de niña pequeña.

—¿Estás segura que tenemos que hacer todo eso? Parece mucho.— me dice Claudio.

—Clau, es solo cuando nos está viendo. Mira.....ahorita no está Silverio ni Romina ni Antonia, estamos libres. Yo quiero algo de comer, ¿vienes o no?— le pregunto.

—Boluda, acabamos de desayunar.— me reclama Claudio.

—Boludo, me vale.— le digo y voy a la cafetería y cuando iba entrando, había chavos corriendo adentro y yo me quedé en el tráfico y caí al suelo.

—¡Fíjense por donde van, tarados! ¿Está bien, señorita?— me pregunta un chavo. Me tiende la mano para párame y cuando lo hago, me doblo el tobillo.— Parece que no. Soy León Rubio.

—Soy Machu Salas. Muchas gracias por ayudarme del suelo.— le digo.

—No es nada. ¿Puedes caminar?— me pregunta León. Trato de caminar pero duele muchísimo.

—Duele un chingo para caminar.— le digo, sobando mi tobillo izquierdo.

—Te voy a llevar al enfermería.— me dice León y me carga estilo de princesa hasta llegar a la enfermería. Me deja en la camita y le doy las gracias.

—León, muchas gracia, si quiere, te puedes ir, voy a estar bien.— le digo.

—No te voy a dejar sola.— me dice con una sonrisa y yo también le sonrío. Vine el enfermero.

—Ay, mi Machu Pichu, ¿que te pasó, querida?— me pregunta.

—Unos tarados estaban corriendo para ir a la cafetería y no me vieron, me quedé en ese estampida.— le digo y él me sobe la cabeza.

—Bueno Machu, parece que has torcido el tobillo. No creo que será grave, tienes que poner este yeso para 2 se,asmas y luego vienes a verme otra vez.— me dice el enfermero mientras me pone el yeso y me da muletas. Para salir de la enfermería, León me abrió la puerta y salimos.

—Machu, ¿quieres que te acompañe a la cafetería?— me pregunta León.

—Sí, es que tengo mucha hambre.— le digo. Vamos a una mesa y me pregunta que quería para comer. Le dije una torta de jamón, lechuga, y tomate. Va a la barra para ordenar. Luego viene Romina.

—Machu, ¿quién es él?— me pregunta.

—Es un amigo, Romi.

—¿Claudio lo conoce?

—Güey, es nuevo. Mira Romi, te quiero mucho, pero voy a comer con él, porfa.

—Está bien, me voy. Los dejo.— dice Romina, parándose. Luego viene León con la comida.

—Aquí está su pedido. ¿Quién era?

—Una amiga.