Las escondidas

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En lo alto de la Torre Eiffel.

Nuestro super ciego y tonto favorito, llegó y se acercó a nuestra terca, ciega y bell... (no, llamar bella a una menor puede ser usado en mi contra) e increíble héroe, quien estaba con un cuaderno, pensando en que escribir.

Chat noir, como todo gato curioso, se acercó a su compañera de batalla.

-¿Qué hace, my Lady?- preguntó, empujando levemente una de las coletas de la azabache quien lo ignoraba.

-Planeó un juego.

Aclaró ella, sin darle gran importancia.

Se estaba quedando sin ideas para juegos que jugar con Adrien como compañera de juegos... bueno, tenía muchas ideas pero Adrien era muy delicadito.

Sabía que era diva desde que lo conoció, pero resultó ser más diva de lo que creía.

-¿Qué tal, a los besitos?

Preguntó el héroe felino, pasando su dedo índice por los labios de su líder, dispuesto a salir corriendo antes de ser asesinado, pero ella sólo le empujó la mano y lo miró con seriedad.

-Necesito un último juego para jugar con un chico de 15 años al que estoy cuidando ya que mañana es el fín de las vacaciones. - aclaró la ojiazul y el ojiverde sonrió con burla.

¿15 años y con niñera? Vaya perdedor que debe ser ése tipo.

-¿Por qué no a las escondidas? Es un clásico.

Opinó el chico y ella sonrió con alegría.

-¡Buena idea!

Y con gritar éso, Ladybug abrazo a su compañero quien se ruborizo ligeramente.

"Piensa en algo feo, piensa en algo fel, piensa en algo feo."

-Gracias gatito. Nos vemos.

Ladybug lo dejó libre, tras darle un beso sonoro en la mejilla, y se fue a su casa, felíz, planeado en como jugarían a las escondidas.

Chat noir, se tocó la mejilla, con su corazón acelerado.

-Yo tengo a Marinette, un beso de Ladybug en la mejilla no es nada.

Se intentó convencer, pero aún, no podía olvidar a su primer amor.

No lo recordaba, pero aún así, Ladybug fue la chica con quien se dio su primer beso.

-¿Por qué rayos siento casi lo mismo por dos mujeres?

Su amor por Ladybug seguía tan grande como siempre pero ése amor que Marinette se ganó de a poco, en un descuido suyo, superó a Ladybug y por mucho, pero... aún así, seguía amando a su compañera de batalla.
.

.
Al otro día, en la mansión Agreste.

Alya, Nino, Alix, Rose, Juleka, Max, Kim y Adrien, estaban parados delante de Marinette, quien los llamó y el dueño de la casa que estaba aburrido por que no le funcionaría el wifi por una hora.

-¿Señor Agreste? ¿No tiene trabajo?- preguntó la ojiazul, antes de empezar con su juego.

El hombre, sólo se acomodó ligeramente el cabello con su mano derecha.

-Sí, pero los lectores comenzaban a extrañar mi presencia.

La humildad de los Agreste es tan grande como la de la familia Dupain Cheng.

Marinette, ignoro éso y miró a sus compañeros.

-Hoy jugaremos a las escondidas.

Aclaró, mientras todos se emocionaban (excepto Nino por que siempre fue malo en ése juego y era el primero en perder)

Gabriel, al oír éso, fruncio ligeramente el ceño y miró a la futura novia de su hijo.

-Señorita Dupain Cheng, no le di permiso para que...

-¿Quiere buscar?- ofreció la chica de coletas y el hombre casi da un saltito de alegría.

-¡Sí! Me encanta buscar de manera lenta y silenciosa a los niños que se esconden, mientras yo usó una máscara de hockey y respiró de manera sonora.

Adrien, al oír éso, sintió un escalofrío al revivir viejos traumas cuando jugaba a las escondidas con su padre.

Y así, todos juntos jugarían a las escondidas.

Continuará...

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