Once.

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Capítulo once.

Olivia.

— Che Malen ¿Estas en tu casa?—Hablé del otro lado del celular mientras me ponia la campera de los Lakers que tenía.

— No ¿Por?—Suspire y giré los ojos.

— Porque me olvidé la mochila en tu casa boluda.—Me sente en la cama y escuche su risa.—¿Posta no hay nadie?

— Bueno, esta Valen—Hizo una pausa.—, anda y mandate nomas, seguro que el no se da ni cuenta debe estar en la pieza.

— ¿Seguro?—Mordi mi labio nerviosa, no quería encontrarmelo y verle la cara.

— Seeh, esta mas forro que de costumbre, ni idea que le pinto.—Dijo hablando un poco bajito.—Me voy que estoy en la biblioteca.

— ¿Qué haces en la biblioteca?—Pregunté riendo un poco.

— Larga explicación, después te cuento.—Habló y corto enseguida.

Giré los ojos y me paré de la cama para irme. Luego de cerrar la puerta con llave y meterla en mi bolsillo junto a mi celular me dirigí a la casa de Malen, por suerte no quedaba muy lejos.

Caminé con toda la oaja del mundo, hacia frio y me lamentaba no haberme puesto otra campera que si me abrigue bien.

Llegué a la casa de Malen cagada de frío y cuando quise abrir la puerta estaba cerrada con llave, puteé internamente a mi amiga por no decirme que tenia que golpear para que me abran.

Largue un suspiró y golpeé la puerta decidida a que tenía que verle la cara a Valentín, cuando escuché el ruido de la llave girando tome aire para aplicarle la ley del hielo.

No creo que sea complicado ¿No?

— Hola.—Saludó, ni bien lo vi estaba en cuero, sin ninguna remera que le cubra sus perfectos abdominales.

Aun así giré los ojos.

— Malen no está.—Avisó tratando de decir otra cosa.

No le respondí y lo rodeé para pasar a la pasar sin pedir permiso, atravese el living y subí las escaleras para ir a la pieza de Malen, entré y empecé a buscar mi mochila, pero no la encontraba.

El desorden que cargaba su pieza era increíble, y no me sorprendería que la encuentre en una cueba de ratas.

Sentí unos pasos pero no les di importancia, me moví para seguirla buscando pero cuando me giré me encontré con Valentín, apoyado en el marco de ma puerta, todavía seguía en cuero y no me importó estar enojada con él, en esa pose se ve hermoso y me gustaría sacarle miles de fotos para mostrarle a él lo lindo y perfecto que es su cuerpo.

— ¿Buscas tu mochila?—Preguntó haciendo una mueca, no le respondí.

Aunque me parecía una perdida de tiempo que él este así y yo con mi ropa puesta todavía.

Seguí buscando sin darle importancia a mis pensamientos.

— Porque esta en el sillón.—Dijo después de un rato.

Suspire y con pesadez trate de pasar por al lado de él, tratando de ignorarlo, pero él me interrumpió el paso.

— ¿Estas enojada?—Preguntó sonriendo, esquive la mirada y me cruce de brazos para que me de lugar.—¿Me estas ignorando?—Volvió a preguntar.

Lo miré otra vez, y al darme cuenta de que no tenía pensado moverse, con mucho valor puse mis manos en su pecho desnudo y lo empuje un poco para atrás asi me daba paso a qué pueda bajar.

Desconocido ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora