Catorce.

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Capítulo catorce.

Olivia.

— ¿Y vas a ir a Bariloche?—Preguntó Valentín, saqué la vista de mi celular para mirarlo a los ojos y recién ahi me  di cuenta que él también se encontraba en la cocina.

— ¿Hace cuánto que estas ahí?—Pregunté, yo estaba sentada en la isla de la cocina, solo espero que no me haya estado viendo por mucho tiempo.

— No importa hace cuanto estoy.—Dijo cruzandose de brazos y girando los ojos. Bloqueé mi celular y lo quedé mirando.

No se que era, pero cada vez que le ponía mis ojos encima se quedaban ahí, mirandolo, recorriendo su cuerpo y no salían hasta que me repetía como seis veces que no podía mirarlo, ni siquiera fantasear con él.

— Eu, no me respondiste.—Soltó rompiendo el silencio, en donde únicamente nos dedicamos a mirarnos.

— ¿Responder qué?—Frunci el ceño, pero desapareció al instante cuando lo vi acercarse a mi.

Ahora sentía nervios en todo el cuerpo.

Se acercó bastante, tanto que su perfume lo tenía en mi nariz y su abdomen en mis rodillas, tragué saliva mirándolo a los ojos. No podía mantenerle la mirada que enseguida sentía un calor en mis mejillas, también en otro lado, pero eso entra en otra cosa.

Una de sus manos fue a mi pierna descubierta, tensandome casi al instante que me tocó, bajo su mirada a mi piel y suspiró.

— Olivia, estas fría.—Susurró mirando mi pierna, su mano era suave y el calor que transmitía combatia mi frío.

Mi corazón latía rápido, inhumanamete se podría decir, una especie de nudo se formó en mi estómago impidiendo que le responda. Subió su mirada a mi, esos ojos azules.

— Y-ya se...—Murmure con un nudo en la garganta, me sentía muy nerviosa y a la vez no quería que se separe, lo único que me mantenía acá era su perfume tan rico y sus ojos.

Sonrió, y me quedé hipnotizada con esa sonrisa fugaz, que desapareció al instante.

— ¿Vas a...—Hizo una pausa para mojar sus labios y mirarme a los ojos.—, Bariloche?

— No se...—Traté de calmarme un poco, mis manos que se encontraban al costado de mi cuerpo, fueron a mi pelo así lo acomodaba atras de mis hombros, él se encargó de seguir cada uno de mis movimientos.

Sonrió cuándo dejé de acomodarlo y lo volví a mirar. Sentía que mi corazón no iba a parar de latir así.

Él también hizo lo mismo, llevó la mano que tenía libre y se acomodó el pelo, haciendo que se mueva y yo por inercia lo miré, quería volver a tocar su pelo suave.

— ¿Queres acariciarme el pelo?—Preguntó divertido, causando que me asuste un poco por sus palabras.

¿Para que mentirle?

— Bueno.—Sonreí y llevé una de mis manos a su pelo para empezar a acariciarlo, y esa sensación linda volvió a mi.

Empecé a jugar con sus pelos, los enredaba en mis dedos y después lo volvía a deshacer para seguir acariciandolo. Sus ojos se clavaron en los mios, su mirada derramaba tanta intensidad que era imposible no mirar su color azul.

Levantó una ceja, la que tenía el piercing y yo por inercia sonreí, en serio le quedaba lindo.

— Me gusta esto.—Dije acercando mi otra mano temblorosa a su ceja y tocandolo.

También sonrió.

— Sos la primera, gracias.—Respondió, lo quedé mirando con el ceño fruncido.

— ¿En serio?—Pregunté sorprendida, aun no dejaba de acariciar su pelo ni había sacado mi mano de su cara, igualmente la había dejado hubicada cerca de su mandíbula.

Y trataba de comprender como era que habíamos llegado tan lejos.

— Si, a mi ex nunca le gusto.—Me contó mirando para abajo, me senti horrible al escuchar esas palabras y unas ganas de abrazarlo me invadieron el cuerpo.

Pero no lo hice.

— A mi si me gusta.—Le sonreí y pellizque su cachete, causando que él se ría levemente.

— A mi me gusta esto...—Susurro llevando una de sus manos a mi hombro, donde tenía tatuado tres mariposas en fila, no era grande, y solo se veía si usaba musculosa.

Pero tenía un gran valor sentimental para mi.

Corrió mi pelo que lo tapaba, y con la yema de su dedo índice acarició el contorno. Mi piel se sentía débil ante su tacto y unas sensaciones nuevas me invadian completamente al verlo concentrado haciendo eso.

— Gracias...—Murmure nerviosa, sus ojos volvieron a los mios.

La belleza que manejaban esos ojos era increíble, me encantaban. Aunque el también manejaba una belleza increíble.

— ¿Sabes qué?—Preguntó frunciendo el ceño, negué con la cabeza repetidamente y suspire.—Me encantan las caricias en el pelo.—Soltó con una mini sonrisa.

Que me volvió loca.

— Zoe nunca me hizo mim...—Dejó de hablar cuando vio una sonrisa en mis labios, y su cara cambió totalmente.—Mejor me voy.—Habló sacando su mano de mi pierna y alejando la otra de mi hombro.

Se alejó de mi, por ende mis manos también se alejaron.

Vi que se dio vuelta dispuesto a irse, pero antes de que salga por la puerta de la cocina hable yo.

— A mi me gusta acariciarte el pelo.—Dije con el corazón en la boca, me asustaba mucho esto, aunque no sabía bien lo que era.—Y tu piercing.—Agregué.

Giró su cabeza para sonreirme y después irse antes de decir un "chau".

Largue un suspiró, soltando todo el aire retenido en los pulmones y con una sonrisa tonta me pregunté para mi misma, ¿Qué acababa de pasar?

No lo sabía, ni tampoco tenía una respuesta lógica para esto, solo sabía que Valentín era lindo.

Muy lindo.

























🌻🌻🌻

Si se preguntan por Malen, salió a comprar ahre.

¿Qué ondaaa?
¿Les gusto el capítulo?

Si no les gusto lxs amo igual xd.

Desconocido ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora