Veintiséis.

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Capítulo veintiséis.

Olivia.

Los siguientes días que pasaron no lo vi a Valentín, es más, aquella mañana cuando amaneció no me lo crucé, se quedó encerrado en su pieza, hasta llegué a pensar que se había arrepentido de todo lo que hicimos esa noche.

O que tal vez estaba enojado por la pregunta que le había hecho, y seguramente esa era la más probable.

Ahora estaba en mi casa, tirada en mi cama sin hacer nada y tratando de entender a Valentín. Era único, eso lo tenía en claro, su humor no lo encontraba en ningún lado, o capaz que sí, pero yo estaba tan perdida que solo él me llamaba la atención.

Y no entendía, ¿Qué tenía de especial Valentín que los otros no? Muchas cosas.

Por ejemplo su manera de ser, te atrapaba y no te soltaba hasta que aprendias a quererlo, o en mi caso, hasta que te enamores. Me gusta si, y mucho, pero no sabía si yo a él también, como dije antes, Valentín era difícil de entender.

Entre pensamiento y pensamiento, se me pasó la noche, y parte de la madrugada.

Eran las dos y medía y yo todavía no me dormía, estaba mirando una serie en Netflix, y no la entendía por estar pensando en esos ojos azules.

Por eso me sorprendí cuando una llamada de su parte iluminó mi celular, tardé un poco en atender, tenía orgullo y no iba a perderlo nunca frente a Valentín.

Al menos eso creo.

— Valentín.—Dije en forma de saludo, mi voz sonó como si estaba contento de saludarlo, y no quería que saliera así.

— Oli.—Su voz ronca del otro lado hizo que se me mueva todo, y esas dudas que tenía de por qué me gustaba desaparecieron al instante.—Me perdí, no sé en donde estoy.—Habló antes de que le pregunté que quería.

No sonaba borracho y eso me alegró.

— ¿En donde estas?—Pregunté frunciendo el ceño, tosio un poco obvio e hizo un sonidito con sus labios.

— Me perdí Olivia.—Habló obvio.—No sé dónde estoy.—Acotó de mal modo, giré los ojos y se me escapó un suspiró.

— Bue, no me hables así.—Dije, a esto me refería, Valentín tenía unos cambios de humor que nadie entendía.

— Bueno perdón, pero es obvio que no se dónde estoy.—Intenté descifrar su voz, estaba molesto.—Solo vos tardas en entender.

Y por más lindo que sea odiaba que me hable así.

— Uh, ¿Sabes qué? Pedile ayuda a alguien más.—Dije enojada, intentando cortar la llamada, pero su voz me interrumpió.

— No cortes, necesito tu ayuda, Mauro no me atiende y no quiero pedirle ayuda a Malen.—Pronunció largando un suspiro, giré los ojos y me paré de la cama para caminar impaciente por toda la habitación.—Mamá esta trabajando.

Mordi mi labio pensando un poco.

— Te mando la ubicación de mi casa por whatsapp, si venis o no es tu problema. Es lo único que puedo hacer.—Dije un poco cortante, no me gustaba ser así, pero él mismo se encargaba de sacar ese lado.

— Gracias Oli.—Susurró, hice un ruido con mi boca en forma de respuesta y corte la llamada.

Entré rápido a whatsapp para mandarle la ubicación, cuando las tildes se marcaron en azul, apagué la pantalla y empecé a ordenar mi pieza, no estaba desacomodada, pero había un poco de ropa tirada.

Cuando mi celular vibro, entendí que Valentín ya estaba acá, y me puse nerviosa, no quería que mi mamá lo escuche y menos que sepa que había traído a un casi desconocido a mi pieza.

Desconocido ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora