capítulo 2🌙

4.5K 251 13
                                    

Jeongguk caminaba por las calles emocionado y sonriente. Estaba nervioso por la cita que tenía a minutos de distancia, pero eso no iba a impedir que fuera la persona más feliz del mundo ese día.

Por el contrario, Layla, era el polo opuesto.

Despertó media hora antes de que el timbre sonara, el tiempo exacto para poder prepararse para la quedada: desayunar, ducharse, vestirse, y maquillarse, para ocultar las ojeras de esa noche.

No había podido dormir más de tres horas, ya que permaneció durante horas arrepintiéndose del horrible hecho de unos meses antes a esta historia.

Sydney, la querida hermana de Layla, murió un martes 13 de diciembre, a causa de un accidente automovilístico, del cual la menor se salvó gracias a un milagro. Ambas iban en el coche de la mayor, y debido a una discusión que tuvieron ambas, segundos después acabó en tragedia.

El timbre sonó cuando Layla se maquillaba.

-Syd...- pronunció ella, con la intención de que su hermana abriera la puerta. Entonces, su corazón sufrió un fuerte pinchazo. Se resintió de dolor, y caminó hasta la puerta principal.

Al abrir, un chico poco más alto que ella, y de sonrisa radiante le esperaba.

-¡Buenos días Layla!- dijo Jeongguk.

-¡Hola Jeongguk! Pasa, pasa, no seas tímido.- respondió la chica, sonriendo de la manera más creíble.- Termino de retocarme el maquillaje y nos vamos.

El chico asintió.

Layla entró al lavabo con los labios temblorosos. Respiró hondo. Tras ver que no resultaba, cerró la puerta. Cerró los ojos, e intentó contener las lágrimas.

La puerta se abrió.

Jeongguk abrió los brazos, y Layla se lanzó a ellos.

Sin poder más, liberó el océano de lágrimas que había retenido.

-¿C-Como... Como lo has... Sabido...?- preguntó la chica entre lágrimas.

-Nunca te maquillas, Layla.-respondió él tranquilamente, mientras acariciaba el pelo de Layla para tranquilizarla.

Layla tragó saliva. Tras unos minutos entre los brazos de Jeongguk, la chica se calmó.

-¿Mejor?- preguntó el castaño, secándole delicadamente las lágrimas con la yema de sus dedos.

Ella asintió tranquilamente.

-Gracias Jeongguk.- dijo ella.

El chico le respondió con una sonrisa.

-Vamos a tomar algo.- rió el.

Layla también lo hizo, por primera vez en aquel día.

Caminaron en silencio hasta la cafetería más cercana, un agradable local que frente a un parque a unas calles del instituto. Jeongguk solía ir a menudo a la pequeña cafetería. La dueña, la señora Kim, era la madre de un amigo de Jeongguk, Kim Seokjin. Ambos eran amigos desde la infancia.

Entraron. El establecimiento estaba bastante vacío para ser sábado, únicamente habían un par de clientes, los más habituales, que reconocieron a Jeongguk, y le saludaron. La señora estaba fregando los platos, y en cuanto se percató de que estaban ahí, les sonrió.

-Hola chicos, ¿Qué os apetece tomar?- preguntó amablemente.

-Un batido de chocolate, por favor- respondió Jeongguk alegre.-. ¿Layla?

-No me apetece nada, estoy bien, gracias.- dijo la chica, mientras jugaba con un mechón de su pelo.

El chico sonrió.

-Que sean dos batidos.- susurró a la dependienta.

La mujer le guiñó un ojo. Ambos se sentaron en una de las mesas que había al fondo del local.

-¿Cómo va todo?- preguntó el castaño alegremente.

Layla sonrió.

-Podría ir mejor, la verdad. Pero por lo general, bien, supongo.

De nuevo, la chica sonrió. Adoraba que Jeongguk fuera tan respetuoso, y que evitara incomodarla con preguntas. A pesar de que ella confiara plenamente en él, prefería hablar de otras cosas cuando estaba junto al chico.

La señora Kim llevó los dos vasos hasta su mesa. Layla se extrañó, hasta que Jeongguk sonrió. Entonces, comprendió que su amigo lo había pedido para ella.

-¿Cuánto es?- preguntó el castaño, abriendo su cartera.

-No te preocupes- sonrió la mujer-. Invita la casa.

Ella volvió a su puesto, y la pareja se quedó a solas.

El silencio se apoderó del lugar. Sin embargo, no era un silencio incómodo. Si no más bien, agradable. El castaño no podía dejar de mirar a la chica, la cual tenía la mirada fija en el delicioso batido que la mujer les había traído unos segundos atrás.

-¿Quieres algo más?- preguntó Jeongguk, cuando Layla acabó su batido.

-No, tranquilo.- sonrió Layla.

Ambos se levantaron de la mesa, y se despidieron de la señora Kim. Entonces salieron fuera. Las nubes habían cubierto el sol que hacía el ambiente invernal un poco más cálido, y el frío había pasado a gobernar la ciudad de Busan. Layla tembló al sentir la ventisca helada, y Jeongguk se percató. El chico se quitó la chaqueta.

-Toma, póntela.- dijo él, ofreciéndole el abrigo a la chica.- No quiero que te resfríes.

-No te preocupes Jeongguk, estoy bien.- contestó ella.

El chico ignoró la opinión de su amiga, y cubrió su espalda con su chaqueta. Ella sonrió, e intentó devolvérsela, pero Jeongguk había hechado a correr entre risas. La chica lo persiguió hasta el parque que se situaba frente a la cafetería. Ella se sentó en un banco, rendida, tras no poder seguir el ritmo de su amigo. Jeongguk se sentó junto a ella.

-¿Cansada?- preguntó el chico en tono de burla.

Layla hechó a reír, y el chico se quedó admirando la hermosa sonrisa de su amada.

-Aún puedo correr más.- dijo la chica, a pesar de que aún estaba recuperándose de la dura carrera contra Jeongguk.

-¿Quieres que vaya a comprar agua?- preguntó el castaño.

-No hace falta. Estoy bien.

Jeongguk se levantó del banco.

-¿Dónde quieres ir ahora?- preguntó Jeongguk sonriendo.

-Podemos ir a mi casa, si quieres, mis padres no están. Mi madre está en un viaje de negocios, y mi padre se ha ido a Londres unas semanas, para visitar a mi abuela.- respondió Layla, y entonces se levantó del banco.

-No deberías estar sola en casa. Quién sabe lo que puede pasar.- añadió el castaño, preocupado.

Layla sonrió.

-No me va a pasar nada Jeongguk, soy una persona muy madura. Ya he aprendido a cuidar de mí misma- la chica tomó la mano del chico.-. Venga, ¡Vamos! Pediremos unas pizzas para comer.

Jeongguk se sonrojó, rió, y asintió. Y ambos fueron de la mano hasta la casa de Layla.

nothing like us | jeon jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora