Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]

55.Estrujando recuerdos.

Siempre supe que había algo en ti. Desde el primer día en el que te vi, con tus ojos bonitos y tu carita tan tierna.

Nos acercamos a ella, estaba frente a una lápida de mármol blanco, parecía brillar en la oscuridad y las letras marcadas en ella eran legibles.

James Potter, 27 de marzo de 1960 - 31 de octubre de 1981.

Lily Potter, 30 de enero de 1960 - 31 de octubre de 1981.

Harry se arrodilló frente a ella y se acercó más, se concentró en leer las palabras escritas como si quisiera memorizar cada parte de ellas, como si después de hoy ya jamás las volviera a ver y luego leyó la frase en voz alta.

—"El último enemigo que será derrotado es la muerte"— arrugó las cejas y torció la boca pensando —¿eso no es un concepto propio de mortifagos?, ¿que hace aquí?.

Me acerqué sin dar crédito a lo que él decía y volví a leer la frase. "El último enemigo que será derrotado es la muerte".

—No creo que lo vean de la misma forma Harry — le dije.

—Exactamente, no significa derrotar a la muerte en el sentido en el que manejan los mortifagos Harry— dijo Hermione dulcemente tratando de tranquilizarlo— se refiere a... ya sabes, la vida después de la muerte.

Harry se quedó mirando a la nada, luego bajo la cabeza y comenzó a llorar, no emitía ningún sonido y tampoco parecía querer evitar que lo miráramos, no limpio sus lágrimas y sin embargo tampoco dijo nada.

Hermione le tomó de la mano y le dio un apretón fuerte, yo pase mi brazo alrededor de su cuello y me recargue en su hombro, sin decir nada, dejando que todas sus lágrimas llenas de sentimientos corrieran por sus mejillas para convertirse en hielo al caer.
El verlo llorar me hacía querer hacerlo también, sentía un apretujón en el pecho y el nudo en mi garganta.

No sabia en lo que pensaba pero tampoco quería saberlo, sabia que Harry había sufrido tanto desde el principio y sin darme cuenta me trataba de imaginar cómo era que se estaba sintiendo.

Pensé, qué tal vez hubiera sigo bueno haber traído algo para nuestros padres, pero al mirar a mi alrededor no había nada mas que hojas secas, flores congeladas y ramas.

Pero entonces Hermione levantó su varita, describió un círculo y frente a nosotros apareció una corona de eleboro. Harry la tomó y la puso sobre la nieve que cubría las tumbas donde yacían descansando los restos de nuestros padres.

Ojalá, si están viviendo después de la muerte, puedan por fin ser felices.

Harry nos abrazó a las dos y nos quedamos un buen rato asi, después, seguimos caminando, alejándonos de la tumba y nos dirigimos hacia la oscura iglesia.

—¡Esperen, chicos!

Nos detuvimos rápidamente al escuchar la voz alarmada de Hermione.

—¿Qué pasa?— le pregunté mirando hacia donde ella miraba.

—Ahí hay alguien, nos está mirando, lo noto, ahí, detrás de los arbustos.

Agudice la mirada pero no lograba ver nada, pues estaba oscuro.

—¿Segura?— preguntó Harry.

Sostuve mi varita fuerte dentro de la bolsa de mi abrigo, esperando el ataque, pero entonces recordé.

—Hermione— susurre— tenemos apariencia de muggles.

—¡Si, unos muggles que acaban de visitar la tumba de sus padres!

Recordé también haber leído en el libro de historia de la magia que en ese cementerio había fantasmas, pero antes de poder decirlo escuchamos un susurro y la nieve se movió debajo de donde Hermione nos había dicho, los fantasmas no pueden mover la nieve.

— Será un gato, o un pájaro, si fueran mortifagos ya estaríamos muertos, pero salgamos de aquí y pongámonos nuevamente la capa.

Seguimos caminando y aunque parecíamos tranquilos, ninguno de los tres se sentía así, yo seguía sosteniendo la varita dentro de mi bolsillo y Hermione miraba hacia atrás constantemente.

Al llegar a la banqueta nos acomodamos y le hicimos caso a Harry, entonces nos tapamos con la capa invisible, me sentí un poco más segura, pero la preocupación seguía sobre mi.

El Pub que se encontraba cerca de la iglesia estaba más lleno de antes y en su interior aun se escuchaban los mismos villancicos que habíamos escuchado antes.

—Vamos por ahí— murmuró Hermione.

Guiándonos por la oscura calle donde se salía del pueblo, pude observar cómo nos adentrábamos de nuevo en los campos, pasando por varias ventanas llenas de luces coloridas y chimeneas calientes.

—¿Cómo vamos a encontrar a Bathilda?.— preguntó Hermione quien ya comenzaba a temblar y no sabia si era por frío o por miedo, pues no había dejado de ver constantemente hacia atrás.

—No lo se.

Dije sincera y preocupada, nos habíamos detenido y me hacía sentir más desesperada el estar quietos, pues aunque la capa no nos cubría los tobillos y la nieve hacía un gran trabajo disfrazándolos aún se podían ver nuestras pisadas.

—¡Harry!, ¿tu que opinas?, ¡Harry!.

Pero Harry no parecía prestar atención a nada, comenzó a caminar más rápido sin avisar casi quitándonos la capa y tuvimos que seguirle el paso, resbalando un poco en la nieve.

—¡Miren!, ¡Miren esto!.

Estaba sonriendo como idiota frente a una  casa desecha por el tiempo o por alguna otra cosa...

—¿Que es.... ¡oh!

Yo no entendía que era lo que había comprendido Hermione, pero entonces me fijé, no era cualquier casa, algunas partes de ella estaban intactas, pero la mayoría eran escombros y ruinas, por fuera había plantad y arbustos muy crecidos. Era increíble pensar que en ella habitaban nuestros padres, y que en algún momento aquellas ruinas eran una casa bien cuidada como las que yacían alado de ella.

—¿Por que no la habrán reconstruido?.

—Tal vez no se puede, ya sabes, cómo esas heridas incurables que hace la magia oscura.

Harry sacó una mano de la capa y la posó sobre la verja oxidada y cubierta de nieve.

—¿No piensas entrar o si?, la casa se ve un poco débil... ¡Mira!.

Parecía ser que al contacto de alguien con la casa aparecía un letrero frente a ella con una inscripción de letras doradas.

En este lugar, la noche del 31 de octubre de 1981, Lily y James Potter perdieron la vida. Su hijo, Harry, es el único mago que ha sobrevivido a la maldicion asesina. Esta casa es invisible a los muggles, permanece en ruinas como monumento a los Potter y como recordatorio a la violencia que sufrió una familia.