101.Un te extraño poderoso.

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Cuando tenía 6 años le pregunté a mi mamá que era el amor. Ella miró a mi padre y sonrio. "Aveces no sabes porque amas, solo lo haces, yo no sé porque lo amo pero lo hago sin pensarlo". Ahora yo me pregunto lo mismo.

El duende cada vez me perturban a más y parecía sentirse superior a cualquiera, Incluso después de que sus piernas estuvieran bien, continuó pidiendo bandejas de comida en su cuarto, como el todavía frágil Ollivander, hasta que Bill (después de un furioso arrebato de Fleur) fue arriba a decirle que la situación no podía continuar. Después Griphook se nos unió a la atestada mesa, aunque se rehusó a comer la misma comida,
insistiendo, en cambio, en pedir trozos de carne cruda, raices, y varios tipo de hongos.

Harry se sentía responsable: Era, después de todo, él quien había insistido en que el duende debería permanecer en la casa de campo para que él pudiese interrogarlo; también pensaba que era culpa suya que toda la familia Weasley hubiese sido forzada a esconderse, que Bill, Fred, George, y el Sr. Weasley no pudiesen trabajar más y por lo tanto, también era mía y me sentía tan mal y extrañaba tanto a todos.

–Lo siento –le dijo a Fleur, una tempestuosa tarde de Abril mientras le ayudaba os a preparar la cena. –Nunca quisimos que tuvieras que lidiar con todo esto.

Ella acababa de poner algunos cuchillos a trabajar cortando en pedacitos filetes para Griphook y Bill, que prefería la carne sangrienta desde que había sido atacado por Greyback. Mientras los cuchillos cortaban tras ella, la expresión
de su cara se suavizó.

–Arry, tu zagvazte la vida de mi hegmana, yo no olvido.

Eso no era, estrictamente hablando, verdad, pero espere a que Harry dijera algo, aunque Harry decidió no recordarle que Gabrielle nunca había estado en verdadero peligro.

–De todaz fogmaz –continuó Fleur, señalando un pote de salsa en el fuego, que comenzó a burbujear inmediatamente– Mg. Oggivandeg ze va donde Mugiel ezta noche. Ezo hagá las cosas máz fácilez.– El duende frunció el ceño un poco al mencionarlo– puede cambiagse abajo, y tú, Ron, y Dean podéis usag
eza habitación.

–No nos importa dormir en el salón –dijo Harry, probablemente pensando en lo que Griphook pensaría de tener que dormir en el sofá; mantener a Griphook feliz era esencial para nuestros planes.– No te preocupes por nosotros.– Y cuando ella intentó protestar se fué– Estaremos fuera de tus manos pronto, Ron, Hermione, ______ y yo. No necesitaremos estar
aquí mucho más.

–Pero, ¿a qué te gefieres? –dijo ella, frunciendo el ceño, su varita apuntando al fondo de la cacerola ahora suspendida en el aire.– Clago que no te deben igse, ¡estan a salvo aquí! –Se pareció más a la Sra. Weasley cuando lo dijo, y agradecí que la puerta trasera se abriese en ese momento. Pensaba que tal vez Harry había hablado de más y ahora estaba preocupando a Fleur. Luna y Dean entraron, con el cabello húmedo por la lluvia de afuera y los brazos llenos de madera que flotaba en el mar.

–... y pequeñas orejas –estaba diciendo Luna–, un poco como los hippos, decía papá, pero morado y peludo. Y si quieres llamarlos, tienes que tararear; prefieren un vals, nada muy rápido...

Sintiéndose incómodo, Dean encogió los hombros cuando pasó frente a nosotros, siguiendo a Luna a la sala que era comedor y sala de estar donde Ron y Hermione ponían la mesa.
Aprovechando la oportunidad de escapar de las preguntas de Fleur, Harry agarró dos jarros de jugo de calabaza me hizo señas de que fuera con el  y los siguió.

–... y si alguna vez vienes a nuestra casa podré mostrarte el cuerno, papá me escribió sobre eso pero no lo he visto aún, porque los mortífagos me capturaron en el expreso de Hogwarts y no fuí a casa en navidad –estaba diciendo Luna, mientras ella y Dean avivaban el fuego.

–Luna, te lo dijimos –le dijo Hermione– Ese cuerno explotó. Era de un Erumpent, no de un Snorkack de cuerno arrugado...-

–No, era definitivamente un cuerno de Snorkack,– dijo Luna serenamente, –Papá me lo dijo. Lo habrá reformado ya probablemente, se curan a sí mis-
mos, ¿sabes?

Hermione sacudió su cabeza y continuó poniendo los tenedores mientras Bill aparecía, conduciendo al Sr. Ollivander por las escaleras. El creador de varitas todavía se veía excepcionalmente débil, y se aferró al brazo de Bill mientras éste lo sostenía, cargando una gran maleta.

–Voy a echarle de menos, Sr. Ollivander –dijo Luna, acercándose al viejo hombre...

–Y yo a tí, querida –dijo Ollivander, dándole palmaditas en el hombro–. Fuiste un inexpresable alivio para mí en ese terrible lugar.

Sonreí imaginándome la felicidad que Luna traía a las personas y el alivio que habia llevado al señor Ollivander.

–Entonces, au revoir, Mg. Ollivandeg –dijo Fleur, besándolo en ambas mejillas– Y me pregunto si podría hacegme el favog de entregag un paquete a Muriel la tía de Bill!? No le he devuelto su tiaga.

–Será un honor –dijo Ollivander con una pequeña reverencia– es lo mínimo que puedo hacer en agradecimiento a su generosa hospitalidad.

Fleur sacó un gastado maletín de terciopelo, el cual abrió para mostrarselo al creador de varitas. La tiara brillaba y centelleaba a la luz de la baja lámpara colgante.

–Piedras de luna y diamantes –dijo Griphook, que había llegado furtivamente al cuarto sin que lo notara. –Hecha por duendes, ¿no?

–Y pagada por magos –dijo Bill seriamente, y el duende le lanzó una mirada que era tanto furtiva como desafiante.

Un viento fuerte golpeó contra las ventanas de la casa mientras Bill y Ollivander ingresaban a la oscuridad.

El resto de nosotros se puso con dificultad alrededor de la mesa; codo a codo y con apenas suficiente espacio para movernos, comenzamos a comer. El fuego crujió y pasó por la rejilla a mi lado. Noté que
Harry, simplemente jugaba con su comida; echaba un vistazo a la ventana cada poco minutos; sin embargo, Bill regresó antes que hubiesemos terminado el primer plato, con el largo pelo enredado por el viento.

–Todo esta bien –le dijo a Fleur– Ollivander se instaló, mamá y papá mandan saludos. Ginny te envía todo su amor, Fred y George están sacando a Muriel de sus casillas, siguen con su negocio de pedidos mediante búhos en el cuarto trasero. Pienso que la animó tener otra vez su tiara. Dijo que pensaba que se la habíamos robado.

–Ah, es charmante (encantadora) tu tía –dijo Fleur irritadamente, agitando su varita y haciendo que los platos sucios se elevaran y formaran un montón en el aire. Los cogió y salió del cuarto.

–Por cierto ______– levanté la mirada del plato nerviosa, últimamente así me sentía, mire a Bill quien se encontró con mi mirada y sonrio– Fren y George te mandan saludos, dicen que te extrañan– sentí un nudo en la garganta que no me permitió nada más que sonreír y asentir, si había algo que extrañará más que a nada era a ellos, a ellos y a Draco.

–Mi padre esta haciendo una tiara -dijo con voz aguda Luna– Bueno, mas bien una corona, en realidad.

Ron miró a Harry y sonrió; Sabía que se estaba acordando del absurdo tocado que habian visto en nuestra visita a Xenophilius. Estúpido Ron.

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora