107.De vuelta al matadero. M[3/10]

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-¡Quédense quietos, no se muevan! -dije a Hermione, mientras ella agarraba a Ron.

-¡Solo busquen alrededor! -dijo Harry-. Recuerden la copa es pequeña y de oro, tiene un tejon grabado, dos manijas, aparte vean si pueden distinguir el símbolo de Ravenclaw en cualquier parte, el águila...

Dirigimos nuestras varitas hacia cada recoveco y grieta, dando vuelta cautelosamente por el lugar. Era imposible no chocar contra algo; Harry envió una gran cascada de Galeones falsos sobre la tierra donde se unieron con las copas, y ahora apenas había sitio para poner los pies y el brillante oro ardió caliente, por lo que la bóveda se sentía como un horno.

La luz de mi varita pasó por las armaduras y cascos hechos por gnomos puestos en estantes que llegaban hasta el techo; mas y mas alto levante la luz, hasta que repentinamente encontré un objeto que hizo a mi corazón saltar y mi mano temblar.

-¡Ahí esta, ahí arriba!

Todos apuntaron sus varitas hacia ahí también, por lo que la pequeña copa dorada brilló bajo la luz de cuatro reflectores, la copa que había pertenecido a Helga Hufflepuff y que había pasado a posesión de Hepzibah Smith, de quien había sido robada por Tom Riddle.

-¿Y como demonios vamos a llegar hasta allá arriba sin tocar nada? -pregunto Ron.

-¡Accio copa! -grito Hermione, que había olvidado evidentemente en su

desesperación lo que Griphook había dicho durante sus sesiones de planeación.

-¡No sirve, no sirve! -gruño el gnomo.

-¿Entonces que hacemos? -dijo Harry, deslumbrando al gnomo-. Si quieres la espada, Griphook, entonces tendrás que ayudarnos más... ¡esperen! ¿Puedo tocar las cosas con la espada?

-¡Hermione, pásamela!

Hermione rebusco dentro de su ropa, saco el bolso de cuentas, rumiando por unos segundos, después saco la espada brillante. Harry la tomo por la empuñadura de rubíes y toco temeroso con la punta de la espada un jarrón de plata, y no se multiplico.

-¿Si puedo pasar la espada por una de las manijas... pero como voy a llegar hasta allá arriba?

La repisa en la que la copa reposaba estaba fuera del alcance de cualquiera de nosotros, incluso de Ron, que era el mas alto. El calor del tesoro encantado se alzaba en olas, y a todos nos corría el sudor por la cara y espalda mientras luchabamos por pensar en una formar de alcanzar la copa; y entonces se escucho el rugido del dragón al otro lado de la puerta de la bóveda, y el sonido metálico haciéndose cada vez más fuerte.

Estábamos realmente atrapados ahora. No había otro camino mas que a través de la puerta, y una horda de gnomos parecían estarse aproximando por el otro lado. Harry nos miro y seguramente vio terror en nuestros rostros.

-Hermione, -dijo Harry, mientras el ruido crecía más-, tengo que alcanzarla, tenemos que librarnos de ella.

Ella alzo su varita, la apunto hacia Harry, y susurro, -Levicorpus.

Alzado en el aire por su tobillo, Harry golpeó una armadura y las replicas explotaron como si fueran cuerpos calientes, llenando el espacio reducido. Tan sólo pude ver como caían hacia nosotros, con gritos de dolor, Ron, Hermione, los dos gnomos y yo fuimos lanzados a un lado hacia otros objetos, que también empezaron a duplicarse. Medio enterrados en una marea creciente de tesoros rojo candente, luchamos y gritamos mientras Harry alcanzaba la manija de la copa de Hufflepuff, enganchándola con la espada.

-¡Impervius!, -chillo Hermione en un intento de protegerse a si misma y a nosotros del metal ardiendo.

Entonces poco a poco fue imposible para nosotros evitar aquel dolor. El peor grito hasta ahora hizo a Harry mirar hacia abajo. Ron y Hermione estaban enterrados hasta la cintura en el tesoro, luchado para evitar que

Bogrod se hundiera en la marea creciente, mientras que yo trataba de sacar a Griphook quien se había hundido, y nada más que las puntas de unos largos dedos quedaban a la vista.

Podía sentir mi cuerpo arder y poco a poco llegar a tal punto de lo caliente que se sentía frío.

Alcance los dedos de Griphook y tiré. El ampollado gnomo emergió un poco, gritando.

-¡Liberatocorpus! -grité, y con un golpe yo y Griphook aterrizamos

en la superficie del aumentado tesoro contra Harry y la espada se escapo de su mano.

-¡Tomala! -me grito Harry, luchando contra el dolor del metal ardiente contra su piel, mientras Griphook se trepaba sobre sus hombros de nuevo, resuelto a evitar la masa crecida de objetos rojo candente-. ¿Dónde esta la espada?

¡Tiene la copa colgando! El estruendo al otro lado de la puerta estaba creciendo ensordecedor... era

demasiado tarde.

-¡Allí!

Era Griphook quien la había visto y el que se lanzo por ella, y en ese instante, supe que el gnomo nunca había esperado que cumplieramos nuestra palabra.

Una mano se sostuvo fuertemente a un mechón de cabello de Harry, para asegurarse de no caerse sobre el mar espeso de ardiente oro, Griphook alcanzo la empuñadura de la espada y la alzo fuera del alcance de Harry.

La pequeña copa, ensartada por la manija en la hoja de la espada fue arrojada por el aire. Con el gnomo a horcajadas sobre él, Harry se zambullo y la cogió.

Sufrí al ver como la copa quemaba si piel pero aún después de eso no la soltó, ni cuando incontables copas de Hufflepuff estallaron en su puño, cayendo en forma de lluvia sobre él,

mientras la entrada de la bóveda se abría nuevamente, sentí como me deslizaba incontrolablemente con una avalancha de oro y plata ardiente, que me lanzo dando vueltas con Ron y Hermione hacia la cámara exterior perdiendo de vista a Harry y los gnomos.

Apenas consciente del dolor de las quemaduras que cubrían mi cuerpo, y todavía envuelta por el creciente tesoro duplicante me levante lo mas rápido que pude y vi a Harry empujando la copa dentro de su bolsillo y buscando la espada, pero Griphook se había ido.

Deslizándose de los hombros de Harry en el momento que pudo, había corrido velozmente para esconderse entre los gnomos cercanos, blandiendo la espada y gritando

-¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Ayuda! ¡Ladrones!

Desapareció en medio de la muchedumbre que avanzaba, sosteniendo dagas y que lo recibieron sin ninguna duda y lo odié más que nunca.

Deslizándose entre el metal caliente, Harry luchó por ponerse de pie y sabia como todos los restantes que la única salida era pasando a través de ellos.

-¡Stufefy! -grito, y Ron, Hermione y yo nos unimos, rayos de luz roja volaron hacia la multitud de gnomos, y algunos fueron derrumbados, pero otros avanzaron, y vi a varios guardias magos corriendo doblando la esquina.

El dragón amarrado soltó un rugido, y un chorro de fuego cayó sobre los

gnomos. Los magos huyeron, dando la vuelta, de regreso por donde habían

venido, y la inspiración o la locura, se apoderaron de Harry, que grito:

-¡Relashio!

Las esposas rotas se abrieron con una sonora explosión.

-¡Por aquí! -gritó Harry, aun disparando hechizos aturdido res hacia los gnomos que avanzaban, corrió hacia el ciego dragón.

-Harry... Harry... ¿Qué estas haciendo? -grito Hermione.

Sonreí y no sabía si era de miedo, nervios o locura.

-Levántense, trepen, vamos...

El dragón no se había dado cuenta de que estaba libre, y sin pensarlo dos veces mi pie encontró el dedo de su pata trasera y me impulse sobre su lomo.

Las escamas eran duras como el acero, pero no pareció sentirlo. Estiró un brazo, Hermione se sujeto y trepo; Ron trepo detrás de nosotras, y un segundo después el dragón se percato de que no estaba atado.

Estaba feliz, podríamos ser libres juntos.

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora