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Ya cambiado estoy de camino a la habitación nueve que es donde está mi hija, una vez frente a la puerta me quedo quieto y el miedo a que ella me rechace me invade, las manos me sudan, el corazón me late a mil y un nudo se formó en mi garganta impidiendo que pueda tragar, doy un paso atrás para pensar bien lo que estoy por hacer, tal vez no sea el momento para que la vea o tal ves deba esperar a que María aparezca y hable primero con ella, escucho que alguien se acerca por el ruido que los tacos de unos zapatos en el suelo y miro hacia mi derecha.

Hola....

Alex , Alex Macled....- le dije a mi hermosa pelirroja.

Alex,¿ pasa algo? ¿ porque no entra? seguramente su hermana lo necesita.....

Es que....- doy otro paso atrás y ella me observa.

Que pasa?....- ahora me mira preocupada.

Es que.... ella no es mi hermana...

Ho...- sus carnosos labios pintados de rojo forman un círculo.

-perdone, yo creí....

No pasa nada....- digo interrumpiendo sus palabras.

- ella es mi hija..

A perdón....por el parecido pensé que eran hermanos....

Se parece a mí?.. - pregunté sorprendido.

No estoy entendiendo....- se pone seria, pobre no debe entender nada.

Es que.... es que yo....- vuelvo a ponerme nervioso y rasco mi nuca.

- yo me enteré hace menos de seis horas que tengo una hija...- sus hermosos ojos verdes se agrandan por la sorpresa.

- y aunque no la conozco igualmente no me molesta admitir que tengo miedo a su rechazo....- baje la vista a mis manos para pasarlas por mi pantalón así me seco la transpiración.

Pero usted se ve que es un buen hombre, tiene una figura intimidante, pero parece buen hombre....- me sonríe y yo copió el gesto, me gusto haber escuchado eso de ella.

Estupido Alex, ya caíste...- me reta mi subconsciente.

Es que nose si ella sabe de mi existencia y si sabe nose que le debe haber dicho su madre, desde que terminamos nunca más la volví a ver...- vuelvo a bajar la vista pero esta vez para controlar las lágrimas que amenazan con salir, sin esperarmelo sus brazos se aferran a mi cuello.

Tarde en corresponder al abrazo porque me tomó por sorpresa pero lo hago, el perfume que su cuello desprende me invita a hacerlo y me dan ganas de quedarme por un buen rato aquí, lentamente se separa de mí y levanta un poco la mirada hasta que hacemos contacto visual, me mira con ternura y puedo notar un poco de lástima también, miro sus labios y ella sonríe, sus manos se colocan en mi rostro, con sus pulgares limpia mis lágrimas y en ese momento me doy cuenta de que estaba llorando, frente a una desconocida, pero que me brinda una tranquilidad y una seguridad que hace mucho no sentía con nadie.

Eres un hombre fuerte...- dice volviendo a pasar sus dedos por debajo de mis ojos y vuelvo a sentir esa corriente eléctrica que sentía solo con Carmen cada vez que ella me tocaba y el miedo se instala en mi.

- entra ahí, enfrenta a esa chica y si no quiere verte ella se lo pierde, pero no te muestres débil, muéstrate fuerte y firme, si quiere saber qué pasó entre ustedes dile todo, si te pide un tiempo dáselo pero dejale claro que no está sola.... ¿ok?...

Asiento con una sonrisa y beso rápidamente su mejilla en forma de agradecimiento, entro y enseguida me acerco a ella, mi pelirroja tenía razón, es parecida a mí, tiene mis rasgos, mis cejas, la nariz y los labios de Carmen y aunque no está despierta seguro que saco el mismo color de ojos de ella, sonrió frente a mi hija y con mi mano acaricio su frente sacando los pelos de su cara para verla mejor, comienza a moverse y me pongo nervioso, doy un paso hacia atrás para no asustarla por si no sabe quién soy, por suerte no despierta porque no iba a saber que decirle, abro la puerta cuando escucho que golpean y era un enfermero, me hago a un lado para que pase y luego salgo yo cuando me pide unos minutos.

Mi Padre...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora