El espectaculo que realmente importa

526 28 2
                                    




El asombro y la felicidad en su rostro tranquilizan mis nervios y me calma. Nunca he estado tan lleno de aprensión yendo a encontrar a una chica como estaba esta noche. Todo se aceleró a través de mi mente mientras me detenía junto al valet. Todas las posibilidades colgando entre nosotros. Todas las maneras en que podía joderlo. Cuán fácil sería perder a esta chica y cómo me sentiría si eso sucediera.

No iba a suceder, decidí. No lo permitiría.

Así que cuando vino conmigo abajo y me dejó tomar su mano, se sintió correcto. Como si cada decisión que hubiera llevado a este momento fuera correcta.

Me lleva hacia lo que solía ser el cobertizo. Pero ahora es más grande. El gastado y viejo bloque de ladrillos ha sido pintado de blanco. Las ventanas tienen postigos y maceteros llenándolo con color.

Abre la puerta hacia el nuevo y mejorado cobertizo y da un paso atrás para dejarme entrar primero. No es grande. Solo una habitación, en realidad. Con una pequeña cocina donde la mesa de jardinero solía estar y una cama grande donde la había tumbado en el suelo y comí su sexo hasta que se corrió.

Le dirijo una mirada de soslayo.

-¿A cuántos hombres has follado en esta cama?

Se ríe, entendiendo mi broma.

-A ninguno, pervertido. Los hago quedarse de pie.

Camino hacia delante, hambriento por ella, y tomo su rostro en mis manos para poder besarla en los labios y susurrar en su boca.

-¿Me entiendes?

-Te entiendo, Julian -susurra en respuesta-. Lo hago. Todo sobre ti es hermoso. Pero no como piensas. Eres hermoso en el interior. Tu corazón es grande y tu cerebro es inteligente.

-Lo siento, Lotty -digo, retirándome un poco-. Me sentía culpable de todo lo que te acusé.

-Siempre quisimos lo mismo,Draxler. Simplemente intentamos lograrlo de la manera equivocada.

Tiene sentido, me doy cuenta. Pensó que necesitaba a Neuer para proveer para ella porque su madre le enseñó a querer eso. Y quería ocuparme de mi cuñada y sobrina para probar que era mejor hombre que mi hermano.

-Es extraño cómo eso sucede.

-Nos vamos a perder el espectáculo -dice Lotty, todavía besándome.

-Esto es el espectáculo. El único que importa. -Me aparto y empiezo a desabotonar mi camisa.

Sus ojos se fijan en estos pequeños movimientos de inmediato. Sus dedos aletean hacia el dobladillo de su vestido y empieza a levantarlo. Me muestra un poco de pierna mientras continúo desabrochando los botones de mi camisa. Cuando llego al último y me la quito, se da la vuelta y aparta su largo cabello de su nuca.

Alcanzo la cremallera y la bajo mientras me mira sobre su hombro.

-Sigue -susurro-. Por favor, no te detengas ahora.

Lotty sonríe cuando baja la mirada a mis pantalones, y luego sus dedos están en mi cinturón. Tintinea cuando libero la tira de cuero y desabotono mis vaqueros.

Aspira un poco de aire entre dientes y se vuelve para enfrentarme, permitiendo que un tirante de su bonito vestido caiga de su hombro. Se muerde el labio un poco y estoy a punto de perder mi mente cuando su provocación se apodera de mí.

Bajo mi cremallera y empuño mi pene por un momento. Sus pechos se alzan y caen bajo la fina tela mientras su respiración se atora. Desliza un brazo fuera de su vestido, luego el otro, y cae hacia la curva de su cadera. Al igual que lo hizo el pasado verano cuando me estaba volviendo loco de deseo.

Estoy duro. Casi latiendo por la anticipación de ver su cuerpo de nuevo.

Pero es lenta y deliberada mientras se contonea solo lo bastante para hacer caer su vestido al suelo con un silbido de aire que flota, trayendo la esencia de su deseo.

Saco mi pene de los confines de mis calzoncillos bóxer justo cuando se pone de rodillas en el suelo.

-Joder, Lotty. Creo que has estado practicando.

-No hay necesidad de practicar, Julian. -Agarra mi dura longitud y me da un apretón-Aprendí del mejor. -Y luego envuelve su boca alrededor de mí y gimo.

Su succión empieza lenta, pero incrementa su intensidad cuando mi cabeza cae hacia atrás y empuño su cabello, empujándola hacia mí. Urgiéndola a continuar. Queriendo más con cada segundo que pasa. Me alejo para evitar correrme en su garganta.

-Quiero más -susurro-. Quiero hacer esto toda la noche. -Así que tomo su mano y la levanto para poder besar su boca-. Termina lo que empezaste -digo con voz áspera.

Coloca ambas palmas en mi pecho y me empuja hacia atrás hasta que choco con la cama y me siento. Monta a horcajadas mi regazo, mirándonos a los ojos.

-¿Quieres que te provoque? -Se ríe.

-Más que nada en este mundo, Lotty.

Sonríe sabedoramente. La tímida chica del pasado verano ha encontrado su camino. Desabrocha su sujetador, dejándolo caer solo un poco, solo lo bastante para darme un vistazo de sus pechos llenos mientras se acomodan sobre sus costillas.

Gimo de nuevo.

-Mierda.

Desliza los tirantes por sus brazos hasta que tengo una vista completa, y deja que el sujetador caiga en mi regazo. Extiendo las manos, acunando sus suaves pechos, y esta vez, ella gime. Bajo mi rostro a su pezón y lo tomo en mi boca, chupándola gentilmente.

Sus manos rodean mi cabeza, empuñando mi cabello en estímulo. Alcanzo su trasero y me levanto, llevándola conmigo. Y entonces la lanzo juguetonamente a la cama y miro sus senos rebotar.

-Realmente te deseo -digo.

-Por favor -susurra-. Tómame.

Me quito los zapatos, me bajo mis pantalones y calzoncillos en un rápido movimiento y los pateo a un lado cuando alcanzo sus bragas. Levanta sus caderas para darme acceso y esas bragas vuelan sobre mi hombro.

Sus piernas suben, la timidez plasmada en su rostro una vez más. Y muero por eso. Solo muero. Alzo sus rodillas hacia su rostro y presiono mi boca contra su sexo, dejando que mi lengua se arremoline en su clítoris hasta que se está contoneando debajo de mí.

Pero le estoy prestando atención de cerca. Monitoreo sus gemidos y chillidos. La manera en que sus piernas se juntan contra mi cuello cuando se pone intenso. La manera en que arquea su espalda cuando chupo su clítoris y le meto los dedos.

Y justo cuando sé que va a explotar, me detengo.

-No -gime, tan tristemente que casi me siento culpable.

-Quiero correrme contigo esta vez, Lotty. -Agarro un condón de mi billetera y lo pongo en mi pene. Me mira, su atención al cien por cien en lo que está por venir.

Nosotros.

Venimos después.

La penetro, llenándola, y se aprieta contra mí. Oprimiendo mi eje con sus músculos y dejándome saber que está muy, muy cerca.

Nosotros.

Ese es el siguiente capítulo en nuestra historia.

Nosotros.

No la penetro. La amo. La amo duro y suave. Mucho más tiempo de lo que debería ser capaz con el calor de nuestro deseo y la creciente intensidad.

Saboreo cada momento hasta que llegamos a la cima juntos y dejamos ir meses de arrepentimientos, llenándonos con una vida de posibilidades.

Nos perdemos el espectáculo.

Pero a nadie le importa.

Estamos justo donde se supone que estemos.

Servicio completo  Julián DraxlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora