Un trato con un gigolo

776 34 75
                                    


Dancing Hot

—Sí —admito, a punto de ser sarcástica. Pero reconozco que es cierto. Él es... atractivo. Quiero decir, enfrentémoslo. Julián Draxler tiene abdominales, muslos que te hacen gemir de solo imaginarlos agarrando tus caderas, dedos y manos que saben justo cómo tocarte, y un pene del tamaño de un pepino. Así que en lugar de ser sarcástica, solo suspiro y digo—: Probablemente tienes razón.

—¿Qué? —pregunta, sorprendido por mi rendición—. ¿Me crees? —Me mira a los ojos y me pierdo un poco en el iris.

—¿Qué es lo que no hay que creer? Eres... deseable —digo, encontrando una mejor palabra que sexy—. Salieron lastimadas. Y estoy segura que fuiste directo con ellas, ya que recibí el tratamiento Draxler esta mañana y fuiste perfectamente claro conmigo. Así que sí, te creo. Pero eso no significa que te hayas librado. No puedo ganar aquí. Vas a llamar a un abogado si emprendo acciones y ellas van a... bueno, quién diablos sabe qué podrían hacer. ¿Decirle a los medios? ¿Escribir una carta a mis padres? ¿Intentar demandarnos por dejar que las atacaras?

—No las ataqué,. Me acosté con ellas. Se necesitan dos para hacer esa mierda, ¿verdad? Entonces, ¿por qué siempre es culpa del hombre? ¿Por qué debo pagar por hacer lo mismo que ellas hicieron? ¿Por qué soy el tipo malo cuando ellas vinieron a mí? Demonios, ni siquiera tuve que salir a buscarlas. Ellas me encontraron.

Y tiene razón. Todo eso es verdad.

—Es una doble moral. Lo entiendo. Pero ese no es el punto. El punto es que no puedes hacer esa mierda y trabajar para esta compañía. Mi padre se volvería loco si supiera que estabas actuando de esa forma.

—Soy un stripper. Así es como se supone que actúe.

—Bueno, ninguno de los otros chicos en el espectáculo tiene una manada de mujeres furiosas abofeteándolo en el restaurante del casino. Ese eres tú. Y lo siento, pero voy a tener que...

—Quiero conservar este trabajo,Lotty. No estoy bromeando. Quiero conservar este trabajo por un poco más de tiempo y no permitiré que me obligues a irme sin pelear.

—¿Qué significa eso? —En serio, ¿puede ser más misterioso?

Me mira por un segundo, como si no supiera qué decir. Pero la indecisión pasa rápido, y la respuesta sale de su boca como todas las otras mentiras.

—Soy quien decide irse. Y si rompo tus reglas, entonces tendrías una razón para deshacerte de mí. Pero no lo hice. Ambos los sabemos. Así que me quedo y eso es todo.

Me alejo. No tengo forma de salir de esto. Solo necesito ser una profesional y hacer el trabajo para el que me contrataron.

—Oye —dice rudamente, acercándose detrás de mí—. Te vi hoy.

—¿Qué? —pregunto, mirándolo sobre mi hombro—. ¿Viste qué?

—A ti en la mesa con Neuer. Es el tipo, ¿no es así? Te gusta, ¿verdad? Tomaste nota esta mañana y luego lo usaste con él en el almuerzo. Lo vi todo.

—No estamos hablando de mí,Julián. No hice nada malo.

—Me usaste esta mañana.

Mierda.

—Te gustó. Y —se ríe—, entendiste que fue solo diversión, ¿verdad?

—¿Y qué con eso? —Maldición. Ahora va a amenazarme. Va a decir: Lotty, le diré a tu padre la decepción que eres. Le diré que te acostaste con un completo extraño en la azotea de su hotel y te corriste tres veces.

Santo Dios. ¿Por qué demonios hice eso?

Julian usará esto contra mí por una eternidad. ¿Por qué no pensé en todo esto antes de permitir que mi vagina tuviera una fiesta con él?

Servicio completo  Julián DraxlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora